
La inflación es uno de los fenómenos más intrigantes de la economía, ya que se basa tanto en datos concretos como en la percepción. La sensación de que los precios están subiendo, incluso cuando los datos muestran lo contrario, es suficiente para acelerar la inflación.
La guerra arancelaria de Donald Trump ha puesto a Estados Unidos y al propio presidente estadounidense en una encrucijada. Esto se debe a que la imposición de aranceles a las importaciones tiende a elevar los precios de los bienes importados, por no mencionar la devaluación del dólar, que también incrementa el costo de los artículos importados del extranjero.
Los estadounidenses han reportado en las encuestas de opinión que están sintiendo la presión del aumento de precios en sus presupuestos, algo que está afectando la popularidad de Trump. Y, de hecho, la inflación se mantiene por encima del objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal. A las 9:30 a. m., Estados Unidos publicará una actualización del Índice de Precios al Consumidor (IPC). El día anterior, el Índice de Precios al Productor (IPP) indicó deflación en agosto, a pesar de que los precios han subido un 2,6% en los últimos doce meses.
A la espera de los datos, los futuros estadounidenses comienzan la jornada con una tendencia alcista. Lo cierto es que hay pocas probabilidades de que el IPC cambie la perspectiva hacia un primer recorte de los tipos de interés en EEUU en la reunión de la próxima semana. Sin embargo, la alta inflación y el riesgo de que vuelva a subir limitan el margen de maniobra de la FED para aplicar recortes.
En Europa, lo más destacado es la reunión del Banco Central Europeo, que se espera mantenga los tipos de interés del bloque en el 2 % anual. Los mercados bursátiles están al alza.