La doctrina Lula contra las fuerzas antidemocráticas en las NNUU

Lula arremetió contra la injerencia estadounidense articulando una doctrina: un nuevo excepcionalismo sudamericano -la posibilidad de un renacimiento del multilateralismo desde un continente sin armas de destrucción masiva y construido sobre la aspiración de los pueblos a la justicia y la paz-.
Al defender el multilateralismo, el clima y el Estado de derecho, el presidente brasileño, que habló hoy antes que Trump en la ONU, propuso una alternativa radical a la visión depredadora del mundo del presidente estadounidense y los oligarcas de la tecnología.
De una manera casi sin precedentes en la historia reciente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue aplaudido largamente y en seis ocasiones, en contraste con la agresiva intervención de Donald Trump que heló la sala de la Asamblea General con sus múltiples ataques y amenazas directas contra varios países miembros.
Breve y estructurado, el discurso de Lula opone las fuerzas antidemocráticas que «actúan como milicias físicas y digitales» a una gobernanza alternativa basada en el respeto de los derechos.
En el plano geopolítico, en un discurso antiimperialista, Lula se erige aquí en portavoz del Sur global, cuya «voz debe ser escuchada».
Articula esta visión de renovación con una rehabilitación de las preocupaciones históricas de las Naciones Unidas, amenazadas por las autocracias: «La única guerra de la que todos pueden salir victoriosos es la que libramos contra el hambre y la pobreza».
Al centrarse especialmente en las injerencias estadounidenses -sin nombrar explícitamente a Trump-, el presidente brasileño hace un llamamiento a reconstruir las democracias en el mundo y a defender el multilateralismo.
¿En qué modelo se basa?
Al final del discurso se menciona a dos personalidades latinoamericanas fallecidas el año pasado, el expresidente de Uruguay Pepe Mujica y el papa Francisco, que encarnarían los «mejores valores humanistas», un legado que el Brasil de Lula pretende ahora prolongar.
Por último, al hacer suyo el concepto tan querido por los BRICS de «multipolaridad», Lula consolida una doctrina decididamente independiente de las capitales occidentales, pero basada en valores universales. Esta visión se resume en una de las frases finales más impactantes del discurso: «El siglo XXI será cada vez más multipolar. Para seguir siendo pacífico, sólo puede inscribirse en una lógica multilateral».