El fin del subsidio al diésel podría agravar el robo de combustible en Ecuador

InSight Crime
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La eliminación del subsidio al diésel reduce las oportunidades para los contrabandistas que compran combustible barato, pero aumenta los incentivos para que los grupos criminales lo roben y lo usen en distintas economías ilegales.

En Ecuador, el robo de combustible se ha disparado y los recortes al subsidio al diésel podrían agravar el frente que enfrentan las fuerzas de seguridad en la guerra contra el crimen.

Las Fuerzas Armadas descubrieron 1.095 conexiones ilegales a oleoductos solo en los primeros nueve meses de 2025, frente a 334 en 2022 y 994 en 2023. Las autoridades también incautaron más de un millón de galones de combustible ilícito en el transcurso de 2025, es decir, un 78% más que en todo 2024.

Las cifras se anunciaron pocos días después de que el gobierno ecuatoriano eliminara un subsidio al diésel de US$1.100 millones, lo que provocó un alza en los precios en las estaciones de servicio de US$1,80 a US$2,80 por galón. Por primera vez desde 1974, los precios quedaron a la par con los de los países vecinos.

El gobierno aseguró que la eliminación del subsidio permitirá destinar más recursos a programas sociales y que la medida golpearía a las redes de tráfico de combustible, que durante años se han beneficiado de extraer combustible barato de Ecuador para venderlo en Colombia y Perú.

La eliminación del subsidio es una “medida clave que corta de raíz los incentivos del contrabando y dificulta que las mafias accedan a combustible barato para sus operaciones ilícitas”, señaló, en un comunicado, el Ministerio de Defensa.

Análisis de InSight Crime

La eliminación del subsidio al diésel reduce las oportunidades para los contrabandistas que compran combustible barato en Ecuador para venderlo en países vecinos, pero aumenta los incentivos para que los grupos criminales lo roben y lo usen en distintas economías ilegales.

El robo de combustible ya está en aumento. La petrolera estatal Petroecuador estimó, que entre 2022 y octubre de 2024, el robo le costó a la compañía US$215 millones, según un informe de Reuters, y que el número de conexiones ilegales detectadas en los oleoductos del país se ha más que triplicado en los últimos tres años.

El aumento coincide con anteriores incrementos en el precio de la gasolina, que pasó de 39 centavos de dólar por litro en 2018 a 76 centavos en septiembre de 2025, de acuerdo con la firma de monitoreo energético Global Petrol Prices. El alza obedeció a la eliminación gradual de subsidios desde 2019, como parte de las medidas de austeridad exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acceder a financiamiento.

A medida que subieron los precios, los grupos criminales cambiaron su manera de obtener combustible, explicó Renato Rivera, experto en crimen organizado.

“Antes, los contrabandistas compraban gasolina directamente en las estaciones de servicio”, señaló Rivera, pero “una vez se dio el proceso de privatización del combustible en Ecuador, los contrabandistas cambiaron sus tácticas y comenzaron a extraer combustible directamente de los oleoductos”.

Ecuador no es el único país que enfrenta esta dinámica. En México, la eliminación de los subsidios a los combustibles a partir de 2009 disparó los precios en las estaciones de servicio. En los años siguientes, grupos criminales fuertemente armados se apoderaron del robo de combustible y transformaron esa economía ilícita, que antes controlaban pequeñas bandas locales, en un negocio multimillonario.

Al igual que en México, los grupos criminales en Ecuador usan el combustible barato para multiplicar sus ganancias ilícitas. La gasolina es un insumo clave para la producción de cocaína. Los productores de droga en los departamentos colombianos de frontera con Ecuador, Nariño y Putumayo, han recurrido durante años a combustible de contrabando o robado del norte de Ecuador para no levantar sospechas entre las autoridades colombianas por un consumo inusual en las estaciones locales.

La producción de un kilo de cocaína requiere hasta 284 litros de combustible. Cuando la gasolina escasea, los ladrones también perforan oleoductos de crudo en Ecuador y usan refinerías clandestinas para producir una imitación de gasolina llamada “pategrillo”. El combustible también es vital para las lanchas rápidas que salen de Ecuador con cargamentos de droga hacia Centro y Norteamérica.

El diésel, por su parte, tiene una demanda sustancial en el mundo criminal. Los narcosubmarinos —muchos construidos en Ecuador— suelen estar equipados con motores diésel. El combustible también alimenta las dragas que usan los mineros ilegales para remover lechos de ríos en zonas remotas de Ecuador y Perú. Los precios récord del oro en los últimos meses han impulsado esta economía criminal y sostenido la demanda de combustible ilícito.


"La realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo"

Jianwei Xun
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