La resistencia palestina

Niños lanzando piedras contra un tanque israelí.
Se cumplen dos años de los ataques de Hamás -la resistencia palestina en Gaza- en territorios ocupados por Israel a pocos kilómetros de la Franja de Gaza en el que murieron unas 1.200 personas y otras 251 fueron tomadas como rehenes. Horas más tarde, ese mismo 7 de octubre de 2023, Israel declaró una guerra de castigo implacable abanderada con el derecho a la defensa que buena parte del mundo ha respaldado. La campaña de bombardeos y la invasión terrestre de Israel en la Franja de Gaza han matado a más de 67.000 palestinos, el bloqueo de ayuda humanitaria sistemática ha generado una situación de hambruna a niveles dramáticos y a pesar de que los organismos internacionales vienen denunciando y clamando el cese del fuego y el ingreso de alimentos y medicamentos, el escenario no ha cambiado. Casi toda la población se ha visto obligada a desplazarse y la ONU afirma que la mayoría de las viviendas han resultado dañadas o destruidas, los hospitales están destruidos, la prensa internacional nunca fue permitida por Israel y los periodistas locales son un blanco del ejército israelí que ha matado a más de 200 periodistas, las escuelas están destruidas desde hace mucho ya y los gazatíes que aún conservan la vida mueren un millón de veces cada día.
Genocidio
Lo que hace dos años y hace un año atrás inclusive, muy pocos se atrevían a mencionar, es hoy innegable y los gobernantes y medios de comunicación mundiales ya no han podido esquivar. Durante la última Asamblea General de la ONU varios países plantearon la solución de dos Estados o el reconocimiento del Estado Palestino con condicionamientos incompatibles con un Estado soberano, pero es lo que han hecho, más nada y se puede decir que ese pronunciamiento diplomático es un avance que llega dos años tarde, lo dicen voces de sus propias sociedades con indignación y reclamo.
Van dos años del ataque de Hamás y la respuesta del Estado sionista de Israel, pero de ninguna manera es el inicio del conflicto como los propios medios se han enfocado en mostrar. El conflicto lleva cuando menos 78 años y los últimos dos años son solo la muestra de que las guerras siempre pueden llegar a niveles de destrucción más elevados y la pérdida de toda humanidad puede degradarse más, no hay límites.
Hoy las protestas de la sociedad en el mundo contra el genocidio, la limpieza étnica y la ocupación en Palestina son inmensas e innumerables, paralizan ciudades y muestran a sus gobernantes lo reducidos que se ven y han sido (y siguen siendo) frente a la grandeza de sus pueblos.
Estados Unidos puso en el tablero un acuerdo de paz que no es otra cosa que un plan de colonización y la conminación a Hamás a capitular. Por su parte, Hamás respondió sin cerrarse pero sin acatar. Ese es el estado actual, tras décadas de una guerra desproporcional y una agudización brutal en los últimos dos años entre David y Goliat, Israel no ha logrado exterminar a Hamás que expresa la resistencia palestina y Netanyahu prueba acabarlo con la diplomacia ya que por la fuerza no lo logra. Sin embargo, la historia enseña que la resistencia de los pueblos a ser subyugados, colonizados o ser exterminados es infranqueable, inagotable.
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