Qué plantea el plan de Trump para Ucrania y por qué genera rechazo

Descifrando la Guerra
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A diferencia de Washington, Europa sufre en primera línea las consecuencias económicas, energéticas y de seguridad del conflicto, mientras Estados Unidos capitaliza buena parte de los beneficios militares e industriales derivados de la guerra.

La última propuesta de paz elaborada por el equipo del presidente estadounidense Donald Trump ha generado inquietud en Ucrania y una fuerte oposición en varias capitales europeas.

El borrador, filtrado esta semana por un diputado ucraniano y difundido por diversos medios, plantea un acuerdo de alto el fuego que, según analistas y diplomáticos, consolidaría de facto gran parte de las conquistas territoriales rusas y redefiniría la arquitectura de seguridad europea bajo parámetros favorables al Kremlin.

Las claves del plan de Trump para Ucrania

El documento, un plan detallado en 28 puntos, busca sentar las bases de un cese el fuego inmediato y de un pacto de no agresión entre Rusia, Ucrania y Europa. Entre las propuestas más controvertidas se encuentran:

  • Prohibición permanente de la entrada de Ucrania en la OTAN, incorporada en la Constitución ucraniana y en los propios estatutos de la Alianza Atlántica.
  • Reconocimiento internacional de Crimea, Donetsk y Luhansk como territorios rusos.
  • Congelación de la línea del frente en Jersón y Zaporiyia, consolidando la ocupación actual.
  • Retirada ucraniana de zonas del Donbás aún bajo control de Kiev y su designación como “zona desmilitarizada” bajo supervisión rusa.
  • Limitación del tamaño de las Fuerzas Armadas de Ucrania a 600.000 soldados y compromiso permanente de mantener al país como Estado no nuclear.
  • Prohibición de despliegues de tropas de la OTAN en territorio ucraniano.
  • El plan establece también que las partes se comprometen a no modificar fronteras por la fuerza en el futuro.

Asimismo, el borrador propone redirigir 100.000 millones de dólares en activos rusos congelados hacia un paquete de reconstrucción gestionado por Estados Unidos. A cambio, Washington obtendría el 50% de los beneficios generados por estas inversiones. Los países europeos aportarían otros 100.000 millones para ampliar el fondo.

Los activos rusos restantes serían utilizados para crear un vehículo de inversión conjunto entre Rusia y Estados Unidos destinado a proyectos estratégicos en sectores como energía, recursos naturales e inteligencia artificial. El plan también contempla la reintegración gradual de Moscú en la economía global, el levantamiento progresivo de sanciones y su eventual regreso al G8.

Otro aspecto llamativo es la creación de un Consejo de Paz presidido por Donald Trump, responsable de supervisar el cumplimiento del acuerdo. Si Rusia violara los términos, las sanciones se restablecerían; si lo hiciera Ucrania, Washington y Bruselas retirarían sus garantías de seguridad.

Europa y Ucrania reaccionan con preocupación

La filtración del borrador ha provocado malestar en Bruselas. La Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Kaja Kallas, advirtió al equipo estadounidense de que ningún acuerdo será viable sin el completo respaldo de Ucrania y de los gobiernos europeos, principales financiadores de la guerra desde 2022.

Kallas denunció que la Unión Europea no participó en el desarrollo del plan propuesto por Estados Unidos, pese a que sus implicaciones afectan directamente a la seguridad del continente. “Para que cualquier plan funcione, es imprescindible que ucranianos y europeos estén a bordo”, subrayó.

El mensaje fue reforzado desde París. Tras conocerse los 28 puntos acordados entre Washington y Moscú, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, dejó clara la posición de su gobierno: “La paz no puede significar capitulación. No queremos la capitulación de Ucrania”.

Fuentes diplomáticas señalan a Politico que los socios europeos no fueron consultados durante la elaboración del plan, pese a que sus implicaciones afectarían directamente a la seguridad continental.

En Kiev, la propuesta ha sido recibida con rechazo. Para el gobierno ucraniano, aceptar un pacto que reconoce pérdidas territoriales y limita su capacidad militar equivaldría a renunciar a principios básicos de soberanía e integridad territorial. En un contexto marcado además por escándalos de corrupción que afectan al entorno del presidente Volodímir Zelenski, el plan se percibe como políticamente inviable.

La falta de estrategia europea

Para Bruselas, el riesgo de un acuerdo mal diseñado es evidente: enviar a Vladímir Putin el mensaje de que la fuerza militar tiene premio y que la comunidad internacional está dispuesta a aceptar cambios fronterizos logrados mediante la invasión. Sin embargo, la crítica europea al plan estadounidense convive con una realidad incómoda: la Unión Europea sigue sin tener una estrategia propia para Ucrania.

Tres años después del inicio de la guerra, el balance geopolítico europeo es revelador. El club comunitario depende de Estados Unidos para sostener el esfuerzo bélico ucraniano, lo que la coloca en una posición estructural de debilidad.

A diferencia de Washington, Europa sufre en primera línea las consecuencias económicas, energéticas y de seguridad del conflicto, mientras Estados Unidos capitaliza buena parte de los beneficios militares e industriales derivados de la guerra.

A esta dependencia se suma la ausencia de un plan realista y asumible. Una implicación mayor –en términos financieros, industriales o incluso militares– implicaría costes que muchos gobiernos europeos no están dispuestos a asumir y riesgos políticos que prefieren evitar. Como resultado, la Unión Europea permanece a merced de lo que decidan los grandes actores, sin capacidad real para fijar las reglas del juego.

Por este motivo, aunque Bruselas ha rechazado la propuesta estadounidense –calificándola de inaceptable por legitimar las conquistas rusas y marginar a Europa del proceso–, lo cierto es que la Unión no ha logrado articular una alternativa propia. La oposición retórica no se acompaña de un proyecto viable que permita orientar el futuro de Ucrania ni de la guerra.


"La realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo"

Jianwei Xun
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