Cincuenta sombras de Gregorio: la parodia de la trilogía erótica del año
El enigmático Christian Grey conduce un Audi R8 Spyder, visita el gimnasio con regularidad, sabe que si una mujer calza una suela roja lleva unos Louboutin y regala a sus amantes primeras ediciones de novelas inglesas del siglo XIX. Gregorio se apaña con su moto, lleva una camiseta roída como uniforme oficial para estar por casa, no tiene ni idea de moda, es un negado en la cama y su referente literario son las páginas de su diario deportivo favorito. Mientras medio mundo suspira por el galán más narcisista del año, la ficción editorial está urdiendo el desembarco de su antítesis. Un alegato al marido tradicional y la cotidianeidad de las relaciones de pareja frente a la fantasía del sexo irrefrenable y el lujo inalcanzable del superventas de E. L. James.
Cincuenta sombras de Gregorio, la ‘cara B’ de Cincuenta Sombras de Grey (CSDG), ya está en las estanterías españolas y su autora, Rossella Calabrò (guionista y escritora humorística), promete aliviar las altas expectativas que ha generado el multimillonario Christian Grey sobre sus ávidas lectoras, aportando una bofetada (cómica) de realidad al asunto.
Precedida por su éxito en Italia (Cincuanta sbavatura di Gigio), la novela se presenta como un “juego”, tal y como explica la escritora. Calabrò es de las que cree que el trasfondo de la relación Grey-Steele en CSDG es algo retrógrada. “Mi novela quiere responder, con mucha ironía, al ideal de la pareja de la década de 1950 que ofrece la trilogía de James. Mi objetivo es hacer que la gente sonría, pero que también piense”, apunta.
La italiana decidió escribir su parodia después de tener que leer CSDG por trabajo. “Tenía que hacer una reseña. Me reí tanto describiendo al Sr. Grey que no me pude resistir a hablar de Gregorio, el hombre que realmente existe”. Un hombre hipocondríaco e infantil, capaz de dormitar sin contemplaciones tras un enfado con su mujer (Lola) y que destila torpeza en el sexo o las tareas domésticas. “Gregorio es, en mil maneras distintas, nuestro hombre. El que está en la cama sin soltar el mando a distancia, el que sólo lee las revistas de motos, el que olvida nuestro cumpleaños, el que se deja la piel de la cebolla al cocinar en el fregadero y no en la basura. Lola es la que se enoja, pero también es una mujer que sabe reírse”, cuenta.
Sobre su heroína femenina, Calabrò asegura que es una mujer realista. “Lola sabe que el sr. Grey no existe” y recalca la importancia de la risa en una relación. “La pasión, después de algunos años desaparece: las risas, la complicidad, permanecen. Además, el sr. Grey es un fastidio, un prepotente y al final se deja dominar por Anastasia. En definitiva, un desastre humano”.
Quizá por ese motivo, la escritora opina que el sexo apasionado, aunque “es importantísimo” en las relaciones, tiene “inevitablemente” fecha de caducidad. “Le pasará lo mismo a Mr. Grey: después de tres meses de relación, todos se transforman en Gregorio (por suerte)”.