Los brillos y la pirotecnia del Gatsby del siglo XXI

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Foto: Cortesía Google

El País.- Al otro lado de la bahía, una boya emite una luz verde intermitente, un parpadeo que desde su mansión de Long Island intenta atrapar Jack Gatsby. Para Francis Scott Fitzgerald y para Baz Luhrmann es la métafora del alma de Daisy, que se le escapa entre las manos al mítico hombre hecho a sí mismo. Para el espectador, lo que se escurre es el alma de la historia. El gran Gatsby ha inaugurado esta mañana la 66ª edición del festival de Cannes con la parafernalia que cualquiera podría imaginarse de una película de Luhrmann en 3D con música de Jay-Z. Y en la que pareciera que Leonardo DiCaprio, Carey Mulligan y Tobey Maguire han estado trabajando en contra del director, construyendo sus personajes -que es verdad tienen momentos estupendos- mientras Luhrmann daba otras instrucciones. O puede que el cineasta se desdoble como el diablo, sea capaz de ambas caras, aunque al final le venza la imaginería.

 

A Luhrmann la epifanía le llegó hace diez años, mientras estaba en Siberia, y sintió que en realidad “no conocía el libro”. “Había un viaje que hacer para traerlo hasta aquí”. A DiCaprio le llamó la atención desde el colegio, desde las clases de literatura inglesa: “Fue una lectura esencial. Cada línea tiene un sentido, los diseccionábamos y disfrutábamos. Me emociona El gran Gatsby. Y creo que habla de la creación del nuevo estadounidense, de alguien parecido a un nuevo Rockefeller. Me fascina cómo en la historia se pasa de una historia de amor a una tragedia. Cuando llegó la oferta, reconozco que volví a pensar en la descripción de Fitzgerald de esa luz verde que anuncia un milagro que nunca llega”. Luhrmann ha recordado la fuerza de las palabras de Francis Scott Fitzgerald, del que recordó que escribió la novela “aquí en la Costa Azul mientras Zelda tenía un lío amoroso justo aquí, en la playa al lado del palacio de festivales”. DiCaprio, que clava físicamente al Gatsby literario, que construye desde esa sonrisa igual a la del personaje, y que Fitzgerald describía como una de las cuatro o cinco únicas en el mundo.

“Conocí a Baz hace ya 20 años, cuando Romeo + Julieta de Shakespeare. Y es grande en muchas cosas, pero sobre todo por cómo te inspira el rodaje día tras día no solo para que des lo mejor de ti, sino para que construyas con él el sueño a lo grande. No le asustan las historias clásicas, sino que lucha por no perder la verdad de ellas”, dice DiCaprio.

En la rueda de prensa estaban también, entre otros, Tobey Maguire, Joel Edgerton, Carey Mulligan e Isla Fisher, que construyen las diferentes relaciones amorosas. Maguire, que interpreta a Nick Carraway, el narrador de la historia, aseguró que no solo Luhrmann era una inspiración, sino que también lo fue DiCaprio, “que es además uno de mis mejores amigos, y que investigó como un detective diligente detrás de los materiales originales”. “Me llegaba a llamar a las dos o tres de la mañana cuando encontraba algún descubrimiento que mejorara nuestras interpretaciones”. Con su impresionante timbre grave de voz, Mulligan habló de una maravillosa experiencia, “de un rodaje increíble”, y recordó, como anécdota, el día de trabajo (28 de mayo del año pasado) que coincidió con su cumpleaños

Otras de las luchas de Luhrmann fue convertir un libro que se lee en nueve horas “en dos horas” de película. “Cada actor en algún momento me preguntó por alguna frase recortada, pero todos, y en especial Leonardo, con su interpretación literaria, recordaron que servíamos a un único dios, la historia”. El cineasta también mencionó todas las fuentes que consultaron, los investigadores que cotejaron todos los datos para que nada de la película se alejara del libro”.

Preguntados director y protagonista por su frustrado proyecto de Alejandro Magno, Luhrmann bromeó mirando a DiCaprio: “¿Rodamos mañana?”, antes de que ambos desgranaran los impedimentos que han parado -que no matado- la biografía del mítico griego.

Volviendo a El gran Gatsby, Luhrmann mencionó: “Ciudadano Kane, Casablanca, tenemos un momento Rocky… No podemos negar que hay un gran clásico de espías metido en nuestro ADN y es Casablanca”. Uno de los detalles de la obra de Fitzgerald que Luhrmann ha cambiado, dolorosamente para el espectador, es el estilo musical: “Fitzgerald puso por primera vez enfrente de la historia y en el centro el jazz. De ahí esos personajes afroamericanos que también aparecen de manera revolucionaria en sus libros. Yo decidí que estábamos en otra época, aquí y ahora, y por eso recurrí al jazz actual, el hip-hop, también popular, también de la calle, también afroamericano. Llamé a Jay-Z, una estrella, un artista, y no dudó ni un segundo en componer los temas de la película. Se lo agradezco profundamente”. Por último, se describió inmensamente feliz por la acogida que tuvo el pasado fin de semana en su estreno en Estados Unidos, donde ha recaudado 50 millones de dólares, y solo la ha sobrepasado Iron man 3.

 

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