Planificación urbana sensible al género
El portal United Explicanations ha publicado una revisión al informe de la ONU-Habitat “Género y urbanismo: cuestiones y tendencias” destacando los aspectos más relevantes
UE.- Muchas son las tendencias que en los últimos años han señalado que la planificación urbana tiene implicaciones de género.
“Puesto que un plan de urbanismo determina la sostenibilidad, la accesibilidad, la usabilidad, el diseño y la calidad de las ciudades, es de esperar que afecte de forma diferente a aquellas personas que por su diversidad (género, etnia, religión, edad, condición física), vivan sus vidas de forma diferente.”
Sin embargo, son muchos los casos de planificación urbana en los que las diferencias de género no se tienen en consideración, hecho que incurre en la profundización de las desigualdades.
En línea con estas afirmaciones, el pasado año 2012, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), publicó el informe “Género y urbanismo: cuestiones y tendencias”, con la intención de concienciar acerca de que la planificación urbana no es neutra al género, y que muchos de sus componentes inciden en las desigualdades de género y en el empoderamiento de las mujeres. El informe pretende además demostrar a través de estudios de caso que, cuando las cuestiones de género sí se integran en la planificación de asentamientos urbanos (entendiendo por género: hombres, mujeres, niños y niñas), las condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, y por tanto de la comunidad en su conjunto, mejoran sustancialmente. Dichas consideraciones son de esencial importancia en los tiempos actuales, ya que todos los expertos coinciden en que la humanidad se dirige hacia un mundo cada día mas urbano.
¿Cuáles son los componentes urbanos que afectan más a las mujeres?
De acuerdo al informe de ONU-Hábitat los componentes urbanos que afectan de forma más significativa a las mujeres, son principalmente :
1) Las dificultades de acceso a la propiedad y el incremento de los asentamientos urbanosespontáneos. Dado el elevado precio del suelo (de las tierras) en muchos lugares del planeta, son muchas las personas para quienes acceder a estas propiedades, no es asequible. La consecuencia directa son los asentamientos urbanos espontáneos en las periferias de las grandes urbes, especialm
ente en los países en vías de desarrollo. Y también, el incremento de personas sin hogar. Puesto que son las mujeres quienes nutren las mayores cifras de pobreza en el mundo, son ellas las más abocadas a vivir en estos asentamientos informales. El acceso a los recursos en estos asentamientos es difícil pues en muchos, a duras penas existen las infraestructuras básicas necesarias para satisfacer a la población. A ello cabe añadir el efecto del cambio climático que trae consigo el aumento del riesgo de desastre en muchas áreas del planeta y que afecta mucho más precisamente a estos lugares, dónde las construcciones no son de ninguna manera resilientes a posibles desastres naturales o humanos.
2) El acceso al agua y al agua potable. La frecuente escasez de agua en áreas como el Sudeste Asiático o los países del África Sub-sahariana, implican un problema creciente a la hora de suplir de agua a las ciudades situadas en estas zonas. Y este problema afecta de una manera mucho más significativa a las mujeres y a las niñas, puesto que son ellas mayormente, las responsables de suplir de este bien básico a sus familias. El tiempo necesario para recoger agua, reduce el tiempo disponible para realizar otras importantes tareas en la vida de una persona como educarse, realizar una actividad remunerada etc.
3) En relación con el agua, el saneamiento es una cuestión clave, especialmente en los asentamientos urbanos. Las necesidades específicas de las mujeres son a menudo ignoradas a la hora de realizar mejoras en el saneamiento de las infraestructuras de los asentamientos, como por ejemplo las escuelas. En consecuencia, muchas mujeres y niñas se exponen a situaciones de riesgo físico al verse obligadas a usar servicios mal localizados o que no respetan su intimidad. Además, en muchos países recae también en la mujer la responsabilidad de deshacerse de los residuos, exponiéndola así a riesgos de salud importantes cuando no existen infraestructuras adecuadas para la eliminación de los deshechos.
4) Los impedimentos culturales y legislativos que restringen el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra, exacerberan aún más la situación. Dado que todavía hoy son muchos los países que dificultan o imposibilitan el acceso legal a la propiedad para una mujer, son ellas quienes se ven más abocadas a vivir en las periferias, y por tanto se ven más afectadas por las condiciones de vida en los asentamientos espontáneos. Cabe decir que las dificultades para acceder a la propiedad, así como al empleo, a los servicios etc. pueden englobarse dentro de las barreras de acceso a los recursos que afectan especialmente a este colectivo, globalmente.
5) La dificultad en el acceso al empleo agrava la situación de pobreza de las poblaciones. De hecho este factor es aún más determinante entre las poblaciones urbanas, y especialmente entre el colectivo femenino. Dado que la planificación urbana implica la creación de lugares y espacios para el empleo formal e informal; cuando se planifica lo ideal es que no sólo se tenga en consideración el uso de la tierra, sino también el del acceso al transporte y a la vivienda. Como para las mujeres el acceso al transporte y la cercanía a sus hogares son temas claves puesto que son ellas quienes, especialmente en los países en vías de desarrollo, siguen llevando la mayor parte del peso de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos; esta consideración es esencial si se quiere conseguir una mayor equidad de género en el acceso al mercado laboral. Además, las estadísticas demuestran que la mayor parte del empleo informal está nutrido por mujeres, y que muchas de éstas trabajan en las calles de forma desprotegida.
6) Las dificultades de acceso a los recursos y a las infraestructuras. Las condiciones de vida de las zonas urbanas más pobres implican en muchos casos la falta de agua limpia, un mal saneamiento, hacinamiento y condiciones de habitabilidad inadecuadas. Las mujeres, los niños y las niñas, las personas mayores y las personas con discapacidad, son grupos especialmente vulnerables a estos factores. Es por esta razón que la planificación urbana juega un papel clave en la creación de ambientes dónde tanto los hombres como las mujeres, tengan posibilidades reales de acceder a unas condiciones de vida dignas y sostenibles.Sin embargo este aspecto es especialmente significativo para las mujeres, ya que dependiendo de cómo se planifique un asentamiento urbano, éstas pueden encontrar mayores barreras para desarrollar su vida de forma completa. Por ejemplo, las dificultades en el transporte, como el coste o la inseguridad de los caminos, pueden comprometer su autonomía, o limitar sus posibilidades de acceder a los servicios básicos (educación, salud). A su vez, la falta de planificación municipal a la hora de crear infraestructuras orientadas al cuidado, como guarderías, centros de día etc.; puede implicar que sea la mujer quien deba ocupar el rol de cuidadora de los miembros de la familia, en vez de poder realizar, por ejemplo, una actividad remunerada o de aumentar su nivel educativo.
7) La falta de seguridad y dificultades para la libre circulación. Como ya se ha comentado, para muchas de las mujeres
que habitan áreas urbanas es imprescindible viajar largas distancias a diario, para acceder al agua, poder trabajar, ir a la escuela, ir al médico, al mercado etc. Distancias que a menudo, dada la falta de recursos, han de atravesar a pie o por medio de transportes públicos. Sin embargo, a la hora de diseñar calles y asentamientos, son muchas las áreas en las que rara vez se tienen enconsideración las necesidades de las mujeres para moverse de forma segura y libre a través de los espacios urbanos, así como para facilitarles la participación en los asuntos públicos y relacionados con el ocio. Es por ello que el diseño de acceso a los transportes debería ser sensible al género si se quieren levantar estas barreras a los colectivos más vulnerables.
Es importante remarcar que todas estas cuestiones tienen una doble importancia, pues no sólo imponen barreras directas, sino que a su vez, afectan la capacidad de las mujeres para participar en la configuración de la vida urbana y por tanto, de la vida pública.
Las barreras a una planificación urbana sensible al género
En el informe de ONU-Hábitat también se pincelan algunas de las barreras a la planificación urbana sensible al género. Barreras que habría que superar en el futuro para caminar hacia una sociedad más equitativa e inclusiva.Entre ellas se destacan 4:
1) Las barreras culturales. Que incluyen la educación y la práctica de la planificación urbana, hasta ahora, no sensible al género; así como sus implicaciones profesionales, educativas y de comportamiento, para las mujeres.
2) Las barreras institucionales. Como por ejemplo, la falta de expertos/as y asesores/as de género, entre las autoridades competentes, así como la falta de acceso de las mujeres a los puestos de mando o a los espacios de decisión pública. Estas barreras pueden superarse asegurando la formación de grupos de asesores/as expertos/as en género dentro de los organismos públicos locales.
3) Las barreras políticas. Las cuáles dependen de la voluntad de los y las líderes, de apoyar, implementar y monitorear de forma transversal, las políticas y los programas sensibles al género, y en este caso especialmente, en la planificación urbana.
4) Las barreras morales y personales. Las cuáles dependen de hasta qué punto los valores y creencias de las autoridades influyen en sus acciones políticas y administrativas. Estas barreras, señala el informe, pueden ser superadas por medio de campañas de concienciación ciudadana e incidencia política.
Finalmente: ¿Porqué es importante el género en la planificación urbana?
La finalidad de la planificación urbana es conseguir que las ciudades y los asentamientos urbanos, sean medioambiental, social y económicamente sostenibles; pero además, capaces de ofrecer el suelo (y la tierra), los espacios, la localización y las infraestructuras adecuadas para que todas las personas que habiten un lugar, puedan satisfacer sus necesidades y vivir su vida de una forma digna.
Si se tiene en consideración la perspectiva de género a la hora de crear estos espacios urbanos, estos “ambientes”, se estará promoviendo que las mujeres puedan participar más activamente en la vida pública, política, económica etc. y así disminuir las desigualdades de género.
El diseño de lugares y espacios, por tanto, necesita reflejar las necesidades socio-culturales de las mujeres y de los hombres, de los niños y de las niñas. Y ello sólo es posible si se llevan a cabo políticas para mejorar y adecuar las ciudades para que sean sensibles al género y busquen fomentar la equidad en todos sus ámbitos.
El informe de ONU-Hábitat concluye diciendo que el modelo emergente de planificación urbana es una oportunidad potencial para conseguir una equidad de género a largo plazo, que implique y considere las necesidades de todas las personas. Modelo que además, tendría un impacto muy importante globalmente, dadas las claras tendencias hacia un mundo cada vez más urbano.
Para profundizar más en la materia, conocer casos de estudio y/o las recomendaciones de ONU-Hábitat al respecto, se recomienda descargar el informe completo http://www.unhabitat.org/pmss/listItemDetails.aspx?publicationID=3351 (versión sólo disponible en inglés)