Todo puede pasar

0
276

 

Por qué en la política exterior boliviana puede suceder lo peor. Tres palabas sintetizan las relaciones que Bolivia mantiene en el mundo. “Abusiva, lamentable y condenable”, expresa una nota de Itamaraty tras conocerse que aviones brasileños con inmunidad fueron requisados con perros y patrullas de la policía antidroga.

Se dice entre los funcionarios del régimen que el presidente Morales es quien toma las decisiones en el Gobierno. “Solo él”, dicen seguros los oficialistas para negar que sea el segundo en el mando quien gobierna el país. Empero, muchas decisiones trascendentales se asumieron cuando el presidente estaba de viaje. Lo cierto es que la agenda que cumple el presidente a nivel internacional es de lejos la más apretada que los últimos tiempos haya visto una autoridad de Gobierno.

Víctor Paz Estenssoro no viajaba; su sucesor Jaime Paz Zamora fue criticado por ausentarse del país con demasiada frecuencia. Amigo de usar frases de efecto propagandístico calificó sus periplos por el mundo como “diplomacia directa”. Gonzalo Sánchez de Lozada era más de casa y el general Banzer se tomaba cortos periodos de su agenda en viajes fuera del país. Se dice que cuando Banzer se ausentaba del Palacio Quemado su entorno no permitía que el vicepresidente asome por la casa de Gobierno. “Tuto” se limitaba a gobernar desde sus oficinas en la Vicepresidencia de la República.

Durante los largos años que el MNR, MIR, ADN y sus aliados gobernaron el país, las relaciones con los países hemisféricos fueron cordiales. Para nadie es un secreto que la que mantuvieron con la embajada de los Estados Unidos adquirió un tinte desproporcional y en algunos casos dramática. Esa legación decidía nombramientos; qué se debía hacer en materia económica, narcotráfico y en otros ámbitos de la vida nacional.

En una reciente entrevista con radio Panamericana, el ex presidente Jaime Paz Zamora reconoció que EEUU tras ganar la guerra fría y caer el muro de Berlín, ordenaba como agente sus relaciones por el mundo. “Me tocó vivir esa época de imposiciones muy duras. Hoy no ocurre eso, hasta por temas de piel el presidente Morales debería tener cierta química con el presidente Obama”. Paz Zamora sabe lo que dice. Tras concluir su periodo constitucional de 4 años (1989 – 1993) con un buen porcentaje de aprobación, la embajada norteamericana se encargó de denunciar que su Gobierno había mantenido vínculos con el narcotráfico y le inició una sañuda persecución con la increíble aprobación de altos mandos del gonismo.

Algunos miristas acabaron en la cárcel y JPZ estigmatizado. El exmandatario no escuchó un sabio consejo que solía hacer el cuatro veces presidente Víctor Paz Estenssoro. El líder histórico del MNR decía que es “mejor ser amigo del imperio“. Muchas veces durante su mandato Paz Zamora desafió a la embajada norteamericana: ataviado de hojas de coca recorrió el mundo con su también propagandística composición “diplomacia de la coca” e hizo nombramientos que irritaron a los funcionarios diplomáticos de EEUU en La Paz.

 

Evo al poder

A pesar de haber sido considerado un fenómeno político y una elección histórica que podría traducirse en amistades por el mundo, la llegada de Evo al Gobierno modificó radicalmente la política exterior. La estrategia amigo – enemigo; odio – amor trazó un nuevo hito en las relaciones diplomáticas. Algunas embajadas se retiraron de Bolivia y cada vez con mayores bríos Evo Morales polarizó el planeta entre imperialistas y antiimpirialistas. Las sedes diplomáticas de los Países Bajos se retiraron del país; Canadá y Noruega lo propio, echando por tierra programas en materia energética, inversiones y una gestión estatal y privada conjunta. Bolivia decidió abrir relaciones diplomáticas con Irán de Mahmud Ahmadineyad e Israel se retiró de Bolivia. La Embajada de Bélgica también se replegó a Lima y con los Estados Unidos las relaciones se encuentran virtualmente congeladas.

Hace pocos días el ministro Juan Ramón Quintana lanzó furiosos ataques a los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que según la autoridad son una “maquinaria de destrucción”. Conforman la OTAN: Bélgica, Canadá, República Checa, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Islandia, Hungría, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Polonia, Portugal, España, Turquía, Gran Bretaña y Estados Unidos.

 

Más leña al fuego

La polarización fue siempre una posición natural en el presidente Morales; en la lucha que lideró contra la erradicación de los cultivos de coca del Chapare y en sintonía con presidentes e intelectuales de otros países críticos a la hegemonía norteamericana. El exlíder libio Moamar Gadafi, asesinado violentamente en 2011, le concedió a Evo un premio por su lucha en favor de los derechos cocaleros; el primer mandatario participó junto a Hugo Chávez, Maradona, el actor serbio Emir Kusturica y otros, en manifestaciones públicas de protesta contra EEUU en cumbres continentales.

Pero más allá de todo este arsenal, cuando Evo asumió la presidencia fue recibido con los brazos abiertos y nuestras de mucho afecto por los principales jefes de Estado y líderes mundiales. Algo de cautivador y humilde había en él. Todos volcaron sus ojos sobre Bolivia, con la misma vena que ahora la retiran. El presidente es advertido que recibirá el mismo trato que dispensa. Sus relaciones últimamente giran entre exigencias de disculpas, advertencias y amenazas.

A Evo le ha tocado vivir situaciones incómodas. En abril de 2009 apenas llegado a Venezuela tuvo que explicar la intervención armada en el hotel Las Américas que culminó en una verdadera masacre  donde murieron tres supuestos “mercenarios” extranjeros acusados de pretender dividir Bolivia y de intentos de magnicidio. Explicaciones a medios internacionales en las que tuvo que admitir que fue él quien instruyó ese sangriento operativo. Durante una corta parada en Budapest, Hungría, soportó las quejas subidas de tono de manifestantes que se pronunciaron por la violación a los derechos humanos en alusión al caso “terrorismo”. Y recientemente el ingrato incidente que lo detuvo 14 horas en un aeropuerto europeo.

Una cadena de hechos que han comenzado a ser inusualmente frecuentes cuando el presidente viaja fuera de Bolivia. Y como es muy común que Evo se encuentra casi siempre de viaje, en los entornos se hace correr la voz que ni por eso deja de controlar todo. O por decirlo en las mismas palabras que utilizan sus allegados: “Evo sabe todo y es quien incluso ausente imparte órdenes”. Si eso fuera así, nadie entiende por qué la “cadena de mando” se rompe con tanta frecuencia y en casos en los que está en juego la calidad humana del primer mandatario. Sucedió con la intervención a la marcha indígena en Chaparina y recientemente en la ilegal y arbitraria revisión de tres aviones oficiales brasileños, incidente diplomático que ha dejado mal parada la posición de exigir disculpas a los gobiernos europeos con los que el Gobierno de Bolivia no terminó de zanjar el impasse de la inviolabilidad de su investidura.

¿Cómo es posible que el avión oficial de una autoridad de alto rango del Gobierno brasileño haya sido requisada nada menos que por una patrulla antidroga de la policía cuando la custodia de las naves oficiales de autoridades de otros estados está bajo tutela de la FAB? Si las relaciones del presidente con las Fuerzas Armadas son tan amigables como se dice, resulta inexplicable el incidente de permitir a una patrulla de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) de la Policía Nacional y perros de rastrillaje ingresar a la base aérea para requisar aviones con inmunidad diplomática.

Los militares son muy celosos del cumplimiento de sus funciones. Los altos mandos castrenses tienen cursos de capacitación en altos estudios situación que les permite una visión amplia sobre política exterior. No se puede creer, por lo tanto, que el presidente haya dicho que ni él, ni el vicepresidente, ni el gabinete instruyeron que policías antidroga intervengan la nave del exministro de Defensa de Brasil que llegó a Bolivia esos días precisamente para firmar acuerdos de cooperación militar. ¿Qué mensaje se quiere dar?

En su visita al país, Celso Amorin firmó acuerdos de cooperación; mayor asistencia para dotar a los militares bolivianos de condiciones y capacitación en la lucha contra el narcotráfico; cursos de adiestramiento y el compromiso de entregar a Bolivia helicópteros para mejorar el combate contra el tráfico de drogas que se ha incrementado de forma alarmante a lo largo de los 3.500 kilómetros de frontera que hay entre los dos países. No se puede creer que mientras Amorin firmaba acuerdos de cooperación, efectivos de la fuerza antidroga registraban su avión violando acuerdos internacionales de respeto recíproco.

En flagrante desconocimiento y alentados por la vocería “salgan a minimizar”, los ministros de Relaciones Exteriores y de Comunicación indicaron que la denuncia de la requisa a las naves militares brasileñas era “una broma de mal gusto”. El canciller mostró un total desconocimiento de las normas diplomáticas. Cuando fue requerido por los medios para aclarar en incidente pidió al periodismo que se ocupe de investigar otros temas. Es tan grande la distancia que lo separa del cargo que el presidente Morales le encargó a su ministro de Gobierno para que represente al país en la sesión de emergencia convocada por la ONU en la que se trató el ingrato incidente que le tocó vivir a Evo en Europa.

La reacción brasileña de hacer público un suceso que sufrió uno de sus ministros hace más de dos años, son indicadores que tratan de hacer ver que no se puede reclamar con la misma vehemencia lo que no se practica.”El Gobierno del MAS está rompiendo las normas de conducta y respeto que deben imperar en las relaciones con todos los países del mundo”, destaca una fuente diplomática.

La sencillez y humildad que se advertía iban a ser el principal motivo de la política internacional del presidente Morales y de su Gobierno se están transformando en una relación virulenta de exigencias, antipatías, temores y ataques en las que puede suceder lo peor.