A propósito del debate por los resultados del censo. Algunos datos que ayudarán a comprender la realidad lacerante en la que se debate la urbe paceña.
LA GUERRA DEL PACÍFICO DEJÓ AL PAÍS SIN una vía costera y, más que eso, sin el oxígeno que se requiere para valorar en perspectiva. Encerrado entre las montañas de occidente y las selvas del oriente, desarrollamos primero un país tranca como forma de mantener privilegios. Cuando las huestes irrumpieron, el país pasó de tranca a rompe muelles como política pública para todos los que quisieron ir raudamente.
La estrechez de las clases dominantes concibió el país bajo una lógica de embudo; la insurgencia de los marginados como una prensa. En la primera opción se dio cabida exclusivamente a algunos, en la segunda dos planchas angostan la distancia social y económica, persiguiendo a los opositores y distribuyendo favores a los afines. Ni la estrategia del embudo ni la de la prensa ha conseguido cambiar la forma de ver el mundo a través de nuestro ombligo. No conseguimos desechar la idea de que el entorno es irrelevante.
El mejor ejemplo de esta visión que tenemos del país y, particularmente de las vidas ajenas, se la palpa en el cotidiano andar por las calles de La Paz.
Veamos algunos ejemplos:
1 Las Avenidas Mario Mercado y Max Fernández conectan la ciudad de El Alto con la zona sur de La Paz, tiene 7.5 kilómetros y fue diseñada como una vía rápida al aeropuerto. Hoy tiene 37 rompe muelles de bajada y 34 de subida, es decir, un rompe muelle por cada 200 metros y en promedio aumenta un rompe muelle por mes. De avenida sólo guarda el nombre.
2 La ciudad de La Paz tiene 8 macro distritos, 23 distritos, 241 zonas y 4.784 manzanos. Por suerte solo 154 intersecciones cuentan con aproximadamente 600 semáforos. Digo por suerte pues ninguno de los semáforos está sincronizado. Semáforos, policías de tránsito, vías estrechas, conductores caprichosos y sistema de transporte público son los causantes directos del caos en que se sumerge esta ciudad.
3 En Saigón, Kuala Lumpur, o Lagos el rojo es para parar, amarillo para comenzar a detenerse y verde para pasar. En La Paz el rojo es para pasar si nadie te ve, el amarillo es para acelerar y el verde es para cuidarse por si venga un loco por el costado. La velocidad de la luz está definida por el tiempo que tarda el amarillo en los semáforos bolivianos.
4 El Departamento de La Paz cuenta con un parque automotor que bordea los 300 mil vehículos (248.000 al 2010), 89.000 de ellos dedicados al transporte público (aunque solo 20.000 aparecen registrados como tal), de ellos sólo el 20% tienen una antigüedad menor a 10 años (según Swisscontact el 80% de la contaminación de la ciudad es causada por el parque automotor).
En la ciudad de La Paz, existen 87 sindicatos y 605 líneas de transporte público (a los que hay que sumar el 35% de 476 líneas de El Alto que cruzan entre ambas ciudades).
No hay datos precisos sobre el transporte público pues cualquiera que compre un letrero puede recoger pasajeros, definir su ruta, así como la hora de salida y llegada. Según su comodidad los pasajeros definen dónde bajarse y dónde subir.
5 La ciudad de La Paz, sin contar su área rural, ocupa un poco más de 18 mil hectáreas. Sin considerar las no registradas hay un total de 656 juntas vecinales para 764 mil habitantes.
Si cada Junta tiene en promedio 7 personas, hay una junta por cada 166 habitantes. Aquí sí aplica el lema de “dividir para reinar”.
6 En los tres últimos años la alcaldía de La Paz ha autorizado en la zona sur la construcción de 260 edificios de más de 5 pisos, aunque sólo un 32% de los departamentos puestos en venta este año se hallan ocupados (lo que demuestra el carácter especulativo en el que ha caído el rubro de la construcción), esta dinámica no ha venido acompañada con una renovación de los servicios básicos.
7 Los mejores indicadores de este boom por el que suspiramos son la fetidez del alcantarillado que ya está saturado, las vías que en los últimos 5 años han visto reducir la velocidad de traslado de 42 Km/h (2007) a 17 km/h (2013) y la agresividad de una arquitectura que es una afrenta al medio ambiente y al paisaje. En resumen, la otrora zona residencial de La Paz se ha convertido en un desdibujado remedo de mal gusto con cada vez peores indicadores de desarrollo humano.
8 En los años 70, San Miguel era un típico barrio de clase media, hoy es esencialmente un barrio comercial codiciado. El metro cuadrado de terreno ha pasado de US $50 (1970) a US $1.500 (2013) y hoy luce un ingenioso sistema de parqueos que ha convertido las calles de ese barrio en callejones y el mejor diseño de embotellamiento. Un obrero de la construcción gana más que un economista con maestría. Ambos son ejemplos de la pirámide invertida de nuestra estructura social.
9 Entre los censos del 2001 y 2012, la ciudad de La Paz ha perdido 30 mil habitantes.
En igual periodo la alcaldía de La Paz ha aprobado la construcción de casi 10 millones de metros cuadrados o 100 mil nuevas viviendas. En resumen, nos atestamos de viviendas mientras nos vaciamos de gente.
10 La Paz registra más de 1.000 festividades y entradas folklóricas por año. Diariamente, en tres zonas de nuestra ciudad los danzarines hacen gala de su pasión, sin importar los embotellamientos o los perjuicios que causan. Los bolivianos consumen anualmente 40 litros de cerveza. No es tanto como Venezuela (95 lts. año), pero tiene la particularidad que de viernes a domingo consumen todo lo que sus pares latinoamericanos consumen en una semana. El baile y la farra son ciertamente las dos únicas vocaciones serias de los bolivianos.