Los inversionistas se vuelven más selectivos sobre América Latina

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Barron’s

Échele la culpa a Brasil, China o la Reserva Federal de Estados Unidos. Los mercados emergentes han caído estrepitosamente este año y América Latina lidera la caída.

Después de crecer a una tasa promedio de 6,4% al año en la última década, el Fondo Monetario Internacional prevé que los mercados emergentes se expandan 4,5% en 2013. Tras una década de retornos de 15% anuales, el Índice de Mercados Emergentes MSCI ha bajado 2% este año, con un declive de 9% en el caso de América Latina.

China ha sido un gran catalizador del crecimiento de América Latina, con su apetito voraz por las materias primas de la región, desde el mineral de hierro de Brasil al cobre de Perú. Pero la economía del gigante asiático se desaceleró, al igual que su demanda de commodities.

Se prevé que este año la economía de Brasil crezca 2,4%, lejos de la expansión de 7,5% que protagonizó hace tres años. Debido a que el país representa 58% del índice MSCI de América Latina, su declive arrastra a toda la región. Más de US$8.000 millones han sido retirados de los fondos mutuos dedicados a América Latina este año, según EPFR Global. Pero América Latina sigue brindando muchas oportunidades, como una abundancia de terreno agrícola y el hecho de que el poder adquisitivo de la clase media de los cinco mayores países latinoamericanos es mayor que el de China, según HSBC.

Le pedimos a cuatro gestores de fondos que evaluaran la situación y nos contaran dónde están colocando sus inversiones:

Adam Kutas ha cubierto América Latina por casi una década y actualmente administra el fondo Fidelity Latin America (FLATX) de US$1.400 millones.

Luis Carrillo, el gestor mexicano del fondo JPMorgan Latin America (JLTAX) de US$141 millones, prefiere las pequeñas empresas con potencial de crecimiento a largo plazo. Jim Carlen, un ex economista internacional del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, dirige el fondo Columbia Emerging Markets Bond (REBAX) de US$796 millones, que con 30% de sus activos invertidos en América Latina, tiene una de las mayores exposiciones a la región.

Lewis Kaufman, que adminiostra el fondo Thornburg Developing World (THDAX) de US$1.300 millones, evita las compañías y los países con grandes deudas. Cuatro de sus 10 principales inversiones están en América Latina.

Barron’s: Ha sido un año difícil para América Latina. ¿Qué está pasando?

Carlen: En los últimos 12 a 18 meses, los problemas han sido por partida doble: la continua inyección de cantidades masivas de liquidez por parte de la Fed jugó un papel enorme en el encarecimiento de los precios de los activos en los mercados emergentes. Esto hizo a los inversionistas mucho menos reacios al riesgo.

Barron’s: En otras palabras, el dinero fluía hacia América Latina, en parte, porque la gente no sabía en qué otro lugar invertirlo. ¿Cuál es el otro problema?

Carlen: La demanda de materias primas ya no está impulsando el crecimiento económico como antes y el consumo ha caído. Como resultado, algunas de estas economías se están desacelerando.

Kaufman: Marchamos inexorablemente hacia tasas de interés más altas. Los países con déficits de cuenta corriente que tienen que ser financiados con flujos de acciones y bonos van a sufrir. Los países que no necesitan de la inversión extranjera para equilibrar sus presupuestos son estructuramente más sólidos.

Barron’s: ¿Qué significa eso desde un punto de vista de inversión?

Kaufman: Para el primer grupo, tendríamos que ser estratégicos. Si Brasil cae drásticamente, se convertiría en una buena oportunidad de compra. Los países con buenas estructuras, principalmente México y los andinos -en particular Perú y Colombia- tienen cuentas externas más saludables.

Barron’s: En los últimos dos años, los latinoamericanos han estado comprando compulsivamente alimentados por el crédito. ¿Cómo encaja aquí el consumidor de clase media?

Kaufman: El consumo crece cuando hay expansión laboral, un crecimiento real de los sueldos, un mayor acceso al crédito y una caída en la tasa de ahorro. En lugares con una menor penetración del crédito, como en los países andinos, la perspectiva es aún mejor.

Kutas: Vemos presión sobre el consumidor en Brasil y su banco central afronta una estanflación, con una desaceleración en el crecimiento y un alza en los costos.

Barron’s: Eso es bastante deprimente desde una perspectiva bursátil, ¿no?

Carrillo: Cuando la bolsa de Brasil cayó en 2011 y 2012, todos pensaron que el vaso estaba medio lleno y que era una gran oportunidad para invertir. Pero la pregunta tendría que haber sido si el tamaño del vaso era el correcto. Brasil necesita un vaso más chico, porque sus perspectivas de crecimiento son menores. Ahora que las expectativas se han corregido, nos sentimos más cómodos de regresar.

Barron’s: Dados los problemas que ha planteado, ¿hay alguna buena razón para invertir en América Latina?

Kaufman: (La región) sigue siendo bastante subdesarrollada. En Perú, por ejemplo, 20% de los minoristas son cadenas; el resto son tiendas pequeñas. Basta con fijarse en Perú. A pesar de la desaceleración de las materias primas, se espera que su Producto Interno Bruto crezca entre 4,5% y 5%.

Barron’s: ¿Y Brasil?

Kaufman: No necesito ser optimista sobre el desarrollo económico de Brasil para comprar acciones brasileñas. Brasil es de lejos el mercado de capital más profundo de América Latina.

Barron’s: ¿Es decir?

Kaufman: Extensión y liquidez. Es posible encontrar oportunidades porque el mercado es mucho más desarrollado.

Barron’s: A menudo, los inversionistas han tratado a todos los mercados emergentes por igual. ¿Cómo deberían ver ahora a América Latina?

Carrillo: Durante la primera década del siglo, China impulsó a todos los mercados emergentes. En la segunda, los motores de crecimiento serán probablemente distintos para todos.

Barron’s: ¿Cómo está cambiando el mercado?

Carrillo: Hubo pocas salidas a bolsa entre los años 1990 y 2005. En los últimos tres años, hemos visto probablemente 300 ofertas públicas iniciales.

Kutas: Fijémonos en las recientes transacciones. Las compañías colombianas están comprando activos en América Central. Han agotado la participación en sus propios mercados y necesitan capital para internacionalizarse. Eso significa más opciones de inversión.

Carrillo: S.A.C.I. Falabella empezó en Chile y domina ese mercado. Se ha expandido a Perú, Colombia y ahora Brasil. Lima tiene cerca de la mitad del PIB per cápita de Santiago, así que la perspectiva de crecimiento en Perú es mucho más duradera.

Barron’s: Hablemos de Brasil. ¿Qué le depara a la economía y el real?

Kaufman: Brasil es el país con el mayor grado de desequilibrios. Ha habido demasiado crédito fácil por demasiado tiempo. El gobierno ha creado empleos para producir cosas que la gente no quiere comprar, así que el desempleo es bastante bajo. Las empresas brasileñas no tienen los insumos para producir y tienen que importarlos. Todo eso hace que el déficit de cuenta corriente sea negativo. Como la perspectiva de inversión no es buena, la inversión extranjera directa para financiarla no está. De modo que están Brasil, por un lado, y los mercados no brasileños de México, los países andinos y América Central.

Barron’s: ¿Pero aún tiene acciones brasileñas?

Kaufman: Digamos que el ciclo de crédito de Brasil ha cumplido su curso y que las cosas mejorarán en 18 meses.

Carrillo: En vista de que pensamos a largo plazo, procuramos mantenernos alejados de las empresas o sectores sobre los que influye el gobierno.

Barron’s: ¿Y los bancos?

Kaufman: Es probable que los bancos brasileños estén subvalorados en un horizonte a largo plazo. Hay dos cosas que me gustan más de la banca peruana: está bien consolidada, con 85% del mercado bajo el control de los cinco principales bancos. Y prefiero el nuevo sol al real.

Barron’s: ¿Algunos de los países más pequeños también son atractivos desde una perspectiva de renta fija?

Carlen: Uruguay tiene buenas oportunidades desde un enfoque macro. Reestructuró su deuda hace 12 años después de la cesación de pagos de Argentina, así que la relación deuda-PIB ha caído de 60% a 40%. Ha logrado atraer inversión extranjera significativa a una variedad de industrias.

Barron’s: Aún no hemos hablado de México. El mercado creció 29% el año pasado mientras que Brasil cayó 5%. ¿Qué está pasando?

Kutas: México rindió poco por casi 10 años, hasta mediados de 2011, mientras Brasil acaparó toda la atención. En 2012, la presidenta Rousseff tomó medidas que ahuyentaron a los inversionistas extranjeros.

Barron’s: ¿A diferencia de México?

Kutas: El presidente Enrique Peña Nieto prometió muchas reformas, incluida la de la energía. Prometió mucho demasiado pronto y la economía entró en recesión en el segundo y tercer trimestre de este año. Todo lo que puedo ver son impuestos más altos para los ricos y una política energética diluida.

Carlen: No concuerdo con eso. En México, caímos en la trampa de pensar que harían reformas en educación, energía e impuestos, y que mañana alcanzaríamos el nirvana. Por supuesto, no es así.

Carrillo: La expectativa es que las reformas van a despegar como un cohete. Pero no. Son solo un avión.

Kaufman: Es peor que eso. Las ganancias de las empresas orientadas a los consumidores de México han estado muy por debajo de lo que se preveía.

Barron’s: ¿Deberían los inversionistas moderar sus perspectivas sobre América Latina?

Carlen: En bonos, se ha convertido en un mercado selectivo. Los países que tienen un superávit de cuenta corriente o un déficit financiado completamente por la inversión extranjera directa, y políticas decentes de crecimiento y macroeconómicas y son los que dan tranquilidad.

Barron’s: ¿Qué países serían esos?

Carlen: Perú y Colombia. Vemos mucho potencial en la deuda soberana de Colombia. Ha avanzado en reformas estructurales en medio del descenso en los commodities.

Barron’s: ¿Cuál es la conclusión?

Carrillo: Brasil está arrastrando a los demás, pero Chile, Perú y Colombia experimentan un crecimiento saludable.

Kutas: En el corto plazo, Brasil afronta problemas estructurales. Pero es una región de más de 500 millones de personas, así que es gracioso oír a la gente decir que se acabó.