El Dakar, a su paso por Bolivia, se enfrenta a los bloqueos de carreteras

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Los indígenas aymaras amenazan con utilizar esta forma de protesta para conseguir la devolución de su sede en La Paz

“Nunca antes el Dakar se corrió en el cielo”, dice el lema oficial que promueve el Rally de motos y coches que en enero de 2014 pasará por territorio boliviano. Pero está visto que ni el cielo se va a ver libre de las amenazas de bloqueo, un medio de protesta que en esta ocasión esgrimen los indígenas aymaras del Qullasuyu para conseguir la devolución de su sede en La Paz.

La competencia internacional traza un circuito que, además de Argentina y Chile, abarca por primera vez a Bolivia, que va a aportar uno de los tramos más difíciles pero más impactantes para los cerca de 200 corredores participantes.

Tierra agreste, enormes estelas de piedra, colinas verdes, azules, moradas y rojas forman parte de la ruta que tiene como destino el salar de Uyuni: una planicie de más de diez mil kilómetros cuadrados a poco más de 3.600 metros de altura y temperaturas frías en las cuatro estaciones del año. Las previsiones para la primera quincena de enero señalan una mínima de siete grados Celsius y una máxima de 17 a 18 grados, vientos superiores a diez kilómetros a la hora.

En enero, época de lluvia, es un enorme espejo que refleja hasta en el mínimo detalle las nubes y la silueta de las montanas de la Cordillera y, en algunos lugares, los colores fuertes de las manoplas de quinua que florecen a la vera de los salares bolivianos.

Los pilotos disfrutarán, en solitario, el paisaje pero, sin duda sentirán la dureza de la exigencia geográfica en la carrera maratónica de dos días en territorio boliviano, principalmente por la alta corrosión de los neumáticos debido al efecto salino y, la ausencia de sus equipos de apoyo.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, que ha respaldado activamente el empeño del presidente Evo Morales de incluir a Bolivia en el Rally Dakar 2014, ha descrito el desafío para los competidores con una frase: “es sálvese quien pueda” y ha explicado que una vez en territorio boliviano los competidores “no tendrán ningún tipo de apoyo técnico detrás. El ingreso a Bolivia es la etapa más difícil de toda la prueba del Dakar”.

Esta calificación no tiene la mínima relación con las dificultades que amenazan opacar de alguna manera el más importante esfuerzo gubernamental en materia de competencia deportiva internacional: el bloqueo anunciado por grupos indígenas de tierras altas.

El Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) celebró una reunión indígena, el 13 de diciembre, para elegir una nueva máxima autoridad (“jilliri apu mallku”) que recayó en Freddy Bernabé, desconocido por una fracción que es afín al oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS). La sede del Conamaq en La Paz se encuentra bajo resguardo de la Policía.

Los líderes de Conamaq y de los ayllus se declararon en huelga de hambre, pero ante la desatención gubernamental la levantaron y decidieron tomar otro tipo de medidas como el impedir el paso a los corredores de motos y cuadriciclos que participarán en el Dakar.

La reacción gubernamental ha sido la de condenar cualquier intento que afecte a la competición internacional y, el Fiscal General de la Nación, Ramiro Guerrero, ha dispuesto que los fiscales de Potosí y Oruro cumplan trabajo continuo las 24 horas de los días 12 y 13 para garantizar el normal desarrollo del Rally.

“No vamos a permitir ningún acto en contra del desarrollo del Rally Dakar. Los fiscales actuarán para garantizar el libre tránsito y el compromiso del Estado para que el Rally pase por nuestro país”, ha declarado a la prensa el fiscal Guerrero. Además, el Gobierno ha dispuesto que tres mil hombres de la Policía y de las Fuerzas Armadas se hagan cargo de la seguridad de la competición.

Además de los competidores, se ha anunciado la llegada de un numeroso grupo de delegados de los organizadores del Rally y de periodistas para informar de la carrera internacional, cuya ruta exacta no se dará a conocer sino unas horas antes de la bajada de bandera.

La séptima y octava etapa que se correrán, entre el 12 y 13 de enero, unirá Salta, de Argentina, Uyuni, de Bolivia, y Calama, de Chile. El presidente boliviano, Evo Morales, esperará a los corredores en Uyuni, donde se ha programado una cena y, horas más tarde, en realidad, a partir de las cinco de la madrugada comenzará la carrera.

El Gobierno ha otorgado fondos para garantizar la infraestructura hotelera, el acondicionamiento de hogares para recibir huéspedes, la instalación de baños ecológicos y facilidades para instalar carpas en áreas determinadas con auxilio de servicio básico. Según el viceministerio de Turismo, la oferta es de ochenta mil camas en la zona, además de 47 atractivos turísticos en Potosí y Oruro, además de emprendimientos turísticos comunitarios.