El nuevo mandato de Santos y la paz con las FARC
El presidente colombiano prometió volcar todas sus energías a lograr un acuerdo que ponga fin al conflicto. Además se la jugó por compromisos con los más vulnerables, por la educación y en pos de una economía sólida y líder.
Las gaitas anunciaron que, por cuatro años más, Juan Manuel Santos será el presidente de los colombianos. Como en su primera posesión, cuando el economista llegó al poder de la mano de Alvaro Uribe -hoy su mayor contendiente-, los vientos se oyeron armoniosos tras las honras militares. Esta vez, más de dos mil invitados, entre ellos once primeros mandatarios del mundo y sus delegados, acompañaron la posesión del que se declara como presidente de la paz. “Voy a poner todas mis energías en el acuerdo que ponga fin a la guerra”, dijo en medio de un discurso de cuarenta y cinco minutos, en el que además se la jugó por compromisos con los más vulnerables, por la educación y en pro de una economía sólida y líder.
En junio pasado, Santos ganó los comicios con escasos votos de diferencia y una apuesta por continuar las negociaciones de paz que mantiene su gobierno con la guerrilla de las FARC desde hace un año y medio en La Habana, Cuba. Hoy éste sigue siendo su principal compromiso y reto, pues los rebeldes, que cumplieron cincuenta años de lucha recientemente, continúan con ataques a lo largo del país, afectando principalmente a la población civil, lo que ha significado profundos cuestionamientos al mandatario. En vista de esto, y de supuestos abusos de poder en las elecciones presidenciales, fue que el opositor Partido Centro Democrático se abstuvo de participar en el acto de ayer.
Los derechistas, liderados por Uribe, alegaron además que la presencia de Nicolás Maduro, quien finalmente envió a un representante, los llevaba a privarse del acto público, pues, según ellos, Venezuela protege a los “terroristas” de las FARC. Esta oposición con mayorías en el Congreso significaría una de las piedras en el zapato del gobierno que comenzó Santos ayer, pues son los más duros críticos al proceso de paz y a las reformas de ley que serán necesarias de firmarse definitivamente un acuerdo entre las partes y acordarse el abandono de las armas y la participación en política de la guerrilla. Además, continuar la consolidación de la economía nacional es otro de los grandes retos del gobierno que continuará hasta 2018.
Hoy por hoy, Colombia es el país de mayor crecimiento económico de la región, superando recientemente a Perú. Además, la firma de riesgos Moody’s mejoró la calificación para este país en cuanto a grado de inversión. El desempleo cayó de 11 a 9 por ciento y tres millones de colombianos se beneficiaron con nuevas viviendas. Para Santos, que pese a estos logros no goza de amplia popularidad, el país va por buen camino y es preciso consolidar al pueblo colombiano como el mejor educado. “Una paz total no es posible sin equidad, y la única forma de lograr equidad es con un país educado”, declaró a las afueras de Casa de Nariño durante la ceremonia de ayer.
“Colombia necesita un nuevo pacto social que tome lo mejor de lo que hemos conocido como izquierda y derecha, para construir en una tercera vía un país próspero y con equidad que protege la propiedad privada, y que los más vulnerables, los más pobres, superen su situación”, agregó el reelecto mandatario de los colombianos acompañado de su esposa e hijos así como de su vicepresidente, Germán Vargas Lleras.
“Colombia puede y debe ser portador de buenas noticias. La noticia de que llega el fin del último conflicto armado del Hemisferio Occidental”, fue una de las frases más resonadas tras su discurso de ayer, así como “soy y seré el presidente de todos los colombianos con el corazón desarmado y el espíritu abierto”. El presidente describió una visión entusiasta de una Colombia que, en veinte años, viva la paz a plenitud y sea potencia económica, donde las diferencias se resuelvan en los escenarios políticos y los ciudadanos no se pregunten más “cómo voy yo”, sino “cómo vamos todos”. “Seremos un país totalmente diferente para siempre, próspero, admirado, respetado, líder”, enfatizó, aclarando que se trata de un camino de arduo trabajo, donde, naturalmente, unos lo quieren y otros no.
Esa férrea oposición que representa la derecha de Uribe y sus aliados, así como la continuidad de las guerrillas más viejas del continente, el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción en lo público, son sus grandes desafíos, sumados a lo económico: bajar aún más el desempleo, mantener la producción de petróleo y carbón, repensar los tratados de libre comercio que generan gran rechazo y efectos negativos para el pueblo, así como controlar la explotación de los recursos naturales y mineroenergéticos. También una reforma agraria, una política y una de la Justicia son tareas pendientes del gobierno que comienza marcado abiertamente por la esperanza de paz y el fin de las guerrillas.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), que en los últimos días han recibido anuncios de Santos de posible suspensión de diálogos si no cesan los ataques a oleoductos y homicidios a civiles, manifestaron ayer que este gobierno, pese a que está sentado negociando con ellos, mantiene su empeño en exterminarlos. “Es más, ha incrementado su accionar represivo en contra de las fuerzas guerrilleras y en contra del pueblo”, según un comunicado publicado por la guerrilla.
Como ministro de Defensa del ex presidente Uribe, y mandatario en el último cuatrienio, Santos propinó severos golpes a la guerrilla, como la muerte de sus líderes alias Raúl Reyes, Alfonso Cano, Monojojoy y otros cincuenta cabecillas de esa guerrilla y quince más del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esta organización insurgente y el gobierno exploran ahora la posibilidad de iniciar un diálogo de paz que se sume a los ya iniciados en La Habana y que la semana próxima comienzan su ciclo veinticinco. Por primera vez, las víctimas llegarán a Cuba para exponer sus relatos, demandas y expectativas y se instalará la Comisión Histórica del Conflicto y las Víctimas, que para algunos es el primer paso de una comisión de la verdad. “Hay que mostrar disposición real de contar la verdad; de esclarecer qué pasó y por qué”, dijo Juan Manuel Santos, recibiendo los aplausos del auditorio, que lo reconoce como el mandatario que ha impulsado la ley de víctimas y restitución de tierras y que hoy se denomina a sí mismo el presidente de la paz. Que al final de su período la realidad no lo contradiga es la esperanza del pueblo colombiano.