Derrumbe petrolero

0
533

El petróleo Brent (Mar del Norte) cayó en este mes a los 84.60 dólares por barril. El petróleo WTI (West Texas en Estados Unidos) cayó a los 79.56 dólares por barril. Los precios descendieron en picada desde los 115 dólares de junio de 2014.

¿Causas? Un mercado saturado de petróleo para una economía global en virtual recesión. La crisis de 2008 no ha sido superada y se anuncia una nueva. Tras seis años con los intereses al cero por ciento y los estímulos masivos inyectados, el crecimiento norteamericano no aparece. Estados Unidos ha venido creciendo en uno por ciento, menos que en 2013 (1.9 por ciento) y en 2012 (2.8 por ciento).

China, uno de los mayores consumidores de petróleo, no crecerá por encima de siete por ciento, aunque se esperaba entre nueve y diez por ciento para este año. Parte del modesto crecimiento nominal de Estados Unidos se debe a la revaluación del dólar, es decir que no es real.

Se trata también de una guerra de divisas y de tener divisas fuertes para la guerra, ambas cosas a la vez. La Reserva Federal ha reducido sus compras mensuales de bonos para inyectar liquidez al mercado. Está provocando la salida de masas de capital de los países emergentes hacia los Estados Unidos. Ahora tienen dólares más fuertes y con más capacidad de compra para sus aventuras sangrientas en Irak, Siria y Afganistán.

Pero en el fondo esta estrategia persigue fortalecer el dólar frente a su inmensa deuda y recesión interna. Su deuda de más de cincuenta billones (millones de millones) de dólares es el triple de su PBI.

Como casi todo lo que hacen, esto puede ser un bumerán. Están obligando a la devaluación del yuan y la baja del precio del petróleo, con lo que hacen más competitiva a China. Y favorecen todas las exportaciones de los países emergentes, dificultando las propias. Toleran por el momento a China porque su obsesión actual es Rusia. La fracturación hidráulica (fracking) ya empezó en Ucrania.

El mercado petrolero mundial tiene una sobreoferta de crudo de dos millones de barriles por día. Se debe, en parte, a la explotación del petróleo de lutitas que en los tres últimos años ha sumado cerca de cuatro millones de barriles. Se trata de un proceso que convierte la materia orgánica contenida dentro de las rocas en petróleo sintético y gas.

Por otro lado, la fracturación hidráulica consiste en inyectar agua a presión y químicos a unos tres mil metros bajo tierra y quebrar las estructuras subterráneas para facilitar la salida del petróleo o gas a la superficie. Es una técnica altamente contaminante de los acuíferos subterráneos, peligrosa e irresponsable porque afecta las estructuras sobre las que vivimos.

Todo ello hace que los crudos puedan ser extraídos cada vez con menores costos.

Estados Unidos ya no importa petróleo desde Nigeria, Angola y Argelia. Según la Agencia Estadounidense de Información sobre la Energía (EIA), las importaciones han bajado del sesenta por ciento en 2005 al treinta y tres por ciento en 2013 y podrían caer al veintidós por ciento.

Las reservas de petróleo en yacimientos han crecido exponencialmente. Suman ocho mil millones de barriles. La relación reservas/producción, que antes era de un máximo de treinta años, ha llegado a una expectativa de cincuenta y cuatro años o más.

La OPEP se reúne para ver el asunto precios, pero es inoperante y está en poder de los occidentales. Arabia Saudí ya ha hecho saber que no recortará su producción. En Irak y Libia reina el caos.

En 1970, con una onza de oro (treinta y cinco dólares de la época) se compraban siete barriles de petróleo. En 2008, año de la crisis, con la misma onza (mil dólares) se adquirían diez barriles. El precio bajó en términos reales. Pero el valor nominal del petróleo pasó de cinco dólares en 1970 a cien dólares en 2008.

Nixon enfrentó la crisis petrolera de los setenta con la ruptura del sistema monetario de Bretton Woods. Lo hizo para mantener la guerra en Vietnam y Camboya, suplir el déficit comercial y enfrentar el alza de los precios de cinco dólares/barril hasta treinta y cinco y cuarenta dólares.

Entonces se comerciaban cuarenta y ocho millones de barriles diarios. Hoy son ochenta y cuatro millones. Y seguimos en lo mismo.