El misterio de los aviones que desaparecieron sin dejar rastro

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Foto: ABC

Después del vuelo de Malaysia Airlines, ha vuelto a ocurrir: una aeronave de AirAsia ha perdido el contacto con 162 personas a bordo

1 El famoso vuelo 19 (1945)

Son ya dos aviones los desaparecidos en lo que va de 2014, que se suman a la larga lista de los que se esfumaron sin dejar rastro a lo largo de la historia. Aún en los casos no resueltos, estos sucesos misteriosos suelen ser generalmente explicables.

Sin embargo, existe un lugar en el mundo donde las causas y las condiciones en las que se han producido estas desapariciones permanecen todavía en la más absoluta oscuridad, aunque hayan pasado décadas. Se trata, como no, del «Triángulo de las Bermudas», nombre empleado por primera vez, en 1964, por el periodista norteamericano Vicente Gaddis. Con él se refería a la región situada entre la Florida, las Bermudas y Puerto Rico, en la que centenares de aviones, barcos y personas se habían desvanecido sin dejar rastro.

El caso más famoso de todos los que se han producido en el Triángulo de la Bermudas es el vuelo 19, una escuadrilla de cinco aviones torpederos Avenger de la marina de Estados Unidos, todos provistos de un equipo de navegación muy sofisticado, que desapareció durante un vuelo de entrenamiento, el 5 de diciembre de 1945.

«No sabemos dónde está el oeste»

Tras despegar de la base de Fort Lauderdale, en Florida, el vuelo de la escuadrilla transcurría con toda normalidad, hasta que el teniente Carlos O. Taylor informó con preocupación a la torre de control que su cuadrilla estaba perdida y que no podía distinguir la superficie del océano.

La torre pidió entonces a los pilotos que se dirigieran hacia el oeste, pero la respuesta del oficial fue aún más sorprendente que la primera: «No sabemos dónde está el oeste. Todo parece falso, extraño. No estamos seguros de ningún rumbo. Incluso el océano no parece ser el mismo de siempre». Poco después, se perdió el contacto con los cinco aviones y el gran hidroavión bimotor «Martin Mariner» fue enviado inmediatamente su auxilio. ¿Qué ocurrió? Pues que el enorme hidroavión desapareció a su vez, tan misteriosamente como ellos.

En pocas horas, seis aviones y 27 hombres se desvanecieron sin que el Ejército estadounidense encontrara jamás una explicación racional. Desde ese año y hasta 1975, un total de 37 aviones, más de 50 barcos y un submarino atómico, con toda su tripulación, desaparecieron sin una causa aparente y sin que se haya encontrado ningún cuerpo ni resto alguno hasta ahora.

2. El Star Dust y supuestos los ovnis (1947)

El 2 de agosto de 1947, un Avro Lancastrian -un avión de pasajeros basado en el bombardero Lancaster de la Segunda Guerra Mundial- despegaba de Buenos Aires con destino a Santiago de Chile. A bordo del aparato, de la British South American Airways y bautizado como «Star Dust», viajaban 11 personas. El viaje transcurrió según lo previsto hasta que, tras dejar atrás Mendoza, el piloto alertó a la torre de control de que las condiciones meteorológicas le obligaban a modificar el plan de vuelo: «El tiempo no es bueno, voy a pasar a 8.000 metros para evitar el temporal».

Cuatro minutos antes del aterrizaje en Santiago, el aparato informó de su hora de llegada, pero el avión nunca apareció en su destino. Durante más de medio siglo, el misterio de este accidente trató de explicarse a base de encuentros con supuestos ovnis. E incluso la revista «Stendek» del Centro de Estudios Interplanetarios (CEI) de Barcelona, considerada en su época (1970-1981) una de las más serias publicaciones ufológicas, defendía que el Avro Lancastrian había chocado con un ovni.

Sin embargo, todo se aclaró por casualidad 53 años después. En enero de 2000, un grupo de escaladores halló los restos del avión y de su tripulación en el cerro Tupungato, en la frontera entre Argentina y Chile, a 5.500 metros de altitud. Estaban sobre la pista desde 1998 y, por fin, tras el deshielo de un glaciar, las huellas de la catástrofe salieron a la luz.

3. El misterioso avión de transporte DC-3 (1948)

Aunque el vuelo 19 sigue siendo el más famoso, no es el único, ya que la lista de víctimas que se han producido en el Triángulo de las Bermudas es larga. La desproporcionada frecuencia de desapariciones en esta región, en comparación con otras zonas marítimas del mundo, ha dado origen al mito que hoy le rodea. De hecho, las hipótesis que se han barajado para resolver este fenómeno han llegado a sugerir la existencia de visitantes extraterrestres que se llevan a hombres y aparatos para estudiarlos, la presencia de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los aviones a épocas o dimensiones distintas, y hasta la llegada de seres antropomorfos de una civilización muy desarrollada que viven en cúpulas en el fondo del océano.

Sea como fuere, el 28 de diciembre de 1948, unDC-3 de la compañía Airborne Transport desaparecía por la noche mientras se encontraba a unas 50 millas de Miami, con 32 pasajeros a bordo, sin que ningún resto fuera jamás encontrado.

El último mensaje del capitán aseguraba a la torre de control que todo transcurría con normalidad y que esperaba las instrucciones para aterrizar. La visibilidad y el clima también eran perfectos. Es cierto que, momentos antes de despegar, el comandante había señalado que un faro del aterrizaje no funcionaba y que las baterías estaban sobrecargadas y que les faltaba agua. Al despegar, incluso, las comunicaciones se interrumpieron, pero durante el vuelo se restablecieron de nuevo.

Las baterías no estaban recargadas

A las 3.40 horas, el comandante de la nave señaló su posición a 80 kilómetros al sur de Miami. Después de esa hora ya no hubo comunicación alguna. Al DC-3 se lo había tragado el cielo. El informe de julio de 1949 hablaba de varias causas que habrían podido estar relacionadas con el vuelo de Airborne Transport: que las baterías no estaban recargadas antes de despegar, que el avión había despegado de San Juan con 53 kilogramos más del peso autorizado, que a los pilotos el mensaje de la torre de control informando del cambio en la dirección del viento no les había llegado, que los sistemas eléctricos no funcionaban correctamente y que el cuadernillo de mantenimiento estaba incompleto.

Al no encontrarse ningún resto, el informe concluyó que no había suficiente información para explicar las causas y circunstancias de la desaparición del avión. Asunto cerrado.

4. La tragedia del Super Constellation (1954)

La desaparición del Lockheed R7V-1 Super Constellation de la Armada estadounidense es la más trágica y misteriosa de todas cuantas se han producido en el Triángulo de las Bermudas: 52 pasajeros y el avión se volatilizaron sin dejar rastro, el 30 de octubre del 1954.

El vuelo partió de Maryland con destino a las Azores con los pilotos, varios soldados del ejército y sus familias. Había despegado sin problemas y, aunque el clima no era el mejor, era el habitual para esa época del año. Eso quiere decir, tormentas y pequeñas turbulencias que no suponían un problema para ningún vuelo ni antes ni ahora. Además, el piloto John Leonard conocía perfectamente la zona y disponía en el avión de un radar climático.

El aparato volaba a 5.200 metros de altura -lo suficientemente alto para evitar la mayor parte de las nubes y turbulencias-, cuando contactó con la torre de control para informar sobre posición, como exigía el procedimiento. A las 11.30 horas el Super Constellation se encontraba a 650 kilómetros de la costa estadounidense.

Comunicaciones interrumpidas

Después de aquel contacto, las comunicaciones con el avión se perdieron repentinamente. El avión nunca llegó a su destino y jamás se supo que había sido de los pasajeros ni del aparato.

Tras cinco días de búsqueda sin resultado, las investigaciones fueron abandonadas. Tan solo se barajaron un par de hipótesis, pero ninguna pudo ser probada: que el avión se desintegrara en pleno vuelo, tal y como se supone hoy para el vuelo de Malaysia Airlines, y que los pilotos hubieran perdido el control cayendo al océano, aunque en este caso se cree que a los tripulantes les habría dado tiempo a enviar un mensaje de socorro.

Los investigadores no encontraron ningún factor convincente para explicar el accidente. Sus conclusiones fueron las siguientes: «La opinión de la oficina es que el R7V-1 BuNo 128441 encontró una fuerza repentina y violente que no pudo estar controlada por un esfuerzo humano, lo que hizo que el avión fue incontrolable. El origen de esta fuerza sigue desconocida».

5. La desaparición del Grumman (1969)

«¡Vamos hacia el Sol!». Este fue el último mensaje enviado por el telegrafiasta del avión antisubmarino Grumman, desaparecido el 1 de julio de 1969, en al mar de Alborán, frente a las costas de Almería. Cuando transcurrió el plazo fijado para el regreso y el aparato no volvió a su base, ni contestó las llamadas, se organizó una gran operación de búsqueda con importantes medios aeronavales. Tal solo se lograron hallar los dos asientos. Del resto de la nave y de los tripulantes jamás se volvió a saber nada.

Fue una búsqueda extrañamente infructuosa, si tenemos en cuenta que en las labores de rescate y búsqueda participaron distintos aviones del Ejército de Tierra, helicópteros, cuatro buques de la Armada e, incluso, unidades específicas de este tipo de siniestros procedentes de las islas Canarias. Pero nada de nada, no hubo suerte.

El comandante que pilotaba el avión, Antonio González de Boado, había despegado del aeropuerto de Jerez de la Frontera (Cádiz) con una misión de control y seguimiento, ante la posible presencia de barcos rusos en misiones de espionaje en aguas desde Gibraltar hasta Almería.

Siniestro «inexplicable»

La investigación realizada por las autoridades declaró el siniestro de «inexplicable». Los medios de comunicación ofrecieron escasos datos sobre el accidente. Para el Ejército del Aire, se debió a la mala suerte, sin más explicaciones. Y hubo expertos en temas de ufología, como Antonio Ribera en el libro «Los 12 Triángulos de la muerte», que defendieron que este suceso se produjo a causa de un fenómeno paranormal.

Curiosamente el comandante González de Boado fue el primer oficial español que investigó por su cuenta el fenómeno OVNI en España, originando cierto malestar entre sus compañeros a raíz de algún artículo publicado.

Nada más se supo ni de Boada ni de los siete militares que viajaban con él, por lo que los seguidores y amantes de la ufología no tardaron en dar rienda suelta a sus diversas especulaciones. El misterio sigue abierto.

6. Air France, la última desaparición (2009)

La desaparición del vuelo de Malaysia Airlines recuerda al que tuvo lugar hace casi cinco años con un avión de Air France, convertida la peor tragedia acontecida en la larga historia de la compañía aérea. Sucedió el 1 de junio de 2009, cuando un Airbus A330 desapareció en aguas del océano Atlántico con 228 personas a bordo (216 pasajeros y 12 tripulantes). El avión despegó de Río de Janeiro (Brasil) y debía llegar al aeropuerto Charles de Gaulle de París, pero cuatro horas y 14 minutos después de partir, las grabaciones de cabina se interrumpieron de repente.

El avión se desplomó al mar desde más de 11.000 metros de altitud en 3,30 minutos, según la oficina de Investigación y Análisis de Francia (BEA por sus siglas en francés). Esto se produjo después de haber ofrecido información confusa de la velocidad del viento a los pilotos.

La recuperación de las cajas negras del vuelo fue aún más complicada, a pesar de que éstas estuvieron emitiendo diversas señales durante aproximadamente un mes. Iniciaron la localización de la zona del siniestro, en medio del Océano Atlántico, y los equipos realizaron un largo viaje desde los puertos más cercanos. Llegaron al lugar el día siguiente del accidente, encontrando nada más que diversas piezas metálicas y algunas manchas de combustible sobre el agua.

7. El año maldito de Malaysia Airlines

En el último caso registrado, el vuelo de Malaysia Airlines que cubría la ruta entre Kuala Lumpur y Pekín, desapareció en marzo con 227 pasajeros y 12 tripulantes.

En su momento, se especuló con las tesis del secuestro, del suicidio o de la despresurización de la cabina del piloto. El vuelo MH370, que se cree se estrelló en el océano Índico, cambió su ruta por una razón desconocida y sobrevoló durante algunas horas más hasta agotar el combustible.

Todas estas hipótesis dieron lugar a una de las operaciones de búsqueda e investigación más largas de la historia de la aviación, rastreándose las aguas del océano Índico cercanas primero a Malasia y, después, a la ciudad australiana de Perth, donde se pensó que podía estar el vuelo siniestrado.

Pese a la intensa búsqueda por mar y aire, lo cierto es que a día de hoy no se ha hallado ningún resto del aparato y aún se desconocen las causas del fatal desenlace del MH370, que continúa siendo uno de los grandes misterios en la historia de la aviación comercial.

Malaysia Airlines vive un año maldito en los que a fatalidades se refiere, después de que hace apenas unos días otro de sus aviones fuera derribado en Ucrania con 298 pasajeros a bordo.