Estados Unidos: ¿una nueva ola proteccionista?

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Dos proyectos de ley presentados en el Congreso de Estados Unidos para impedir la “manipulación monetaria” podrían desembocar en un nuevo tipo de medidas comerciales que en el corto plazo arruinen el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) y en el largo plazo causen estragos en el sistema mundial de comercio.

Los impulsores de los proyectos de ley, los senadores Sherrod Brown y Jeff Sessions y los diputados Sandy Levin y Mo Brooks, aseguran que cuentan con apoyo mayoritario de republicanos y demócratas en ambas cámaras.

Algunos gobiernos manipulan sus monedas para mantenerlas artificialmente bajas, a fin de reducir los precios de sus exportaciones y así mejorar su posición exportadora en el mercado mundial, alegan. A su vez, las importaciones de esos países también se encarecen, desalentando los productos extranjeros. Como consecuencia de estas maniobras Estados Unidos habría perdido cinco millones de puestos de trabajo en la última década.

El objetivo principal de los proyectos de ley es China, aunque también se menciona a otros países del TPP, como Japón, Corea del Sur, Malasia y Singapur.

En un artículo de opinión publicado en el periódico The Hill, Brown, Sessions, Levin y Brooks sostienen que el alto déficit comercial de Estados Unidos con China se debe a la devaluación del yuan frente al dólar, lo que coloca a las empresas estadounidenses en seria desventaja y les dificulta competir con las empresas chinas.

Las acciones comerciales propuestas incluyen tratar la manipulación de la moneda como subvenciones estatales ilegales o dumping de productos (las empresas estadounidenses que afirmen ser afectadas por países que manipulan sus monedas pueden solicitarle al gobierno estadounidense que imponga derechos compensatorios para contrarrestar el impacto de la manipulación de la moneda en la industria norteamericana); e introducir disposiciones en los acuerdos comerciales, comenzando por el TPP, que disuadan a los socios comerciales de Estados Unidos a manipular su moneda.

Las cuestiones pendientes del TPP deberían abordarse en una reunión ministerial prevista para marzo. Pero muchos países son reacios a concluir las negociaciones si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no obtiene la “autoridad de vía rápida” (fast track) a través de una ley de Autoridad de Promoción Comercial (TPA), según la cual el Congreso puede aprobar o rechazar el acuerdo, sin hacerle modificaciones.

Los impulsores de los proyectos de ley condicionan la aprobación de la vía rápida a la adopción de la legislación sobre la manipulación de la moneda y también pretenden que el TPP contemple el castigo a los países que incurran en estas prácticas, como la suspensión de los aranceles bajos preferenciales.

“Las monedas suben y bajan por numerosas razones, pero el senador estadounidense Sherrod Brown, colegas del Congreso y varios fabricantes estadounidenses acusan a China, Japón, Corea del Sur, Malasia y Singapur de haber utilizado mecanismos financieros y fiscales para mantener sus monedas artificialmente bajas – y esto da a sus fabricantes una ventaja desleal y perjudica a los competidores estadounidenses”, expresó Stephen Koff, del Northeast Ohio Media Group.

Fred Bergsten, del Instituto Peterson, quien ha asesorado a algunos de los impulsores de los proyectos de ley, menciona tres criterios para identificar a los manipuladores de monedas: excesivos activos en divisas oficiales (el equivalente de tres a seis meses de importaciones); adquisición de cantidades adicionales significativas de activos en divisas oficiales, lo que implica una intervención importante durante un período reciente (por ejemplo, seis meses); y un importante superávit en cuenta corriente.

La legislación propuesta busca contrarrestar la manipulación monetaria utilizada como protección o promoción comercial, pero paradójicamente puede conducir a una nueva ola de proteccionismo comercial. Sus críticos alegan que solo serviría intereses propios, ya que Estados Unidos podría definir y decidir unilateralmente quién manipula la moneda y luego utilizar medidas comerciales, como aumento de aranceles y suspensión de beneficios.

Numerosos gobiernos y analistas consideran que Estados Unidos también se ha involucrado en las guerras de divisas y puede considerarse un manipulador de moneda, ya que ha reducido el valor de su moneda a través de políticas como la flexibilización cuantitativa y las tasas de interés cercanas a cero.

Algunos congresistas han defendido la política monetaria estadounidense aduciendo que tenía fines legítimos, pese a que uno de sus efectos es un bajo nivel de la moneda, pero otros países pueden argumentar lo mismo, por lo que la legislación propuesta, si se aprobara, podría desencadenar medidas de protección comercial y represalias.

También podría verse afectado el TPP, que ya contiene componentes impopulares y polémicos, como el sistema de controversias entre inversionista y Estado, normas de propiedad intelectual muy estrictas, la apertura de la contratación pública y limitaciones a empresas de propiedad estatal.

Si el Congreso de Estados Unidos convence al gobierno de castigar la manipulación de la moneda como un componente más del TPP, ésta podría ser la gota que derrame el vaso.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.