¿Logrará sobrevivir Putin?

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Existe la creencia general de que Vladimir Putin gobierna la Federación Rusa de manera dictatorial, de que ha derrotado e intimidado a sus oponentes y de que ha enviado una seria amenaza a los países vecinos. Lo anterior constituye una afirmación razonable que sin embargo, debería reevaluarse en el contexto de los eventos recientes.

Ucrania y el desafío de revertir la declinación Rusa.

Obviamente debemos comenzar por Ucrania, el país que para Rusia es vital como amortiguador de Occidente y como ruta para la venta de energía a Europa, piedra fundamental de economía rusa.

El 1º de enero, el presidente de Ucrania era Víctor Yanukovich, generalmente inclinado a favorecer a Rusia. Considerando la complejidad de la política y de la sociedad ucranianas, sería razonable afirmar que bajo Yanukovich, Ucrania no era más que un muñeco de Rusia, aunque es también justo afirmar que bajo él y sus seguidores, los intereses fundamentales de Rusia en Ucrania, estaban seguros.

Ello era extremadamente importante para Putin, en parte debido a que la razón por la que reemplazó a Boris Yeltsin en el año 2000, se debió al desempeño de aquel en la guerra de Kosovo. Rusia era aliada de los serbios y no deseaba que la OTAN lanzara una guerra contra Serbia. Los deseos rusos fueron descartados y sus puntos de vista simplemente no tuvieron importancia para el Occidente y aún así, cuando la guerra aérea fracasó en lograr la capitulación de Belgrado, los rusos negociaron un acuerdo que permitió a la tropas norteamericanas y de la OTAN, entrar y administrar Kosovo; como parte de ese acuerdo, las tropas rusas recibieron la promesa de que jugarían un papel importante en la pacificación de Kosovo, pero a los rusos nunca se les permitió desempeñar ese rol y Yeltsin demostró que era incapaz de responder al insulto.

Putin también reemplazó a Yeltsin, debido al desastroso estado de la economía rusa y pese a que Rusia fue siempre pobre, existía una penetrante sensación de que esa era la causa para no permitirle su ingreso al quehacer internacional; sin embargo, bajo el mando de Yeltsin, Rusia se tornó más pobre aún y no fue tomada en cuenta en tales asuntos internacionales; Putin tuvo que lidiar con ambos extremos y se tomó un buen tiempo antes de hacer la movida hacia la recreación del “Poder Ruso”, pese a que recientemente declaró que la caída de la Unión Soviética, fue el más grande desastre geopolítico del Siglo XX, no significó que deseaba resucitar la fallida ex Unión Soviética, sino que deseaba que el poder ruso sea otra vez tomado más seriamente y que deseaba además, proteger y agrandar los intereses nacionales de Rusia. El punto de quiebre se presentó en Ucrania durante la “Revolución Naranja”del 2004. Ese año, Yanukovich fue elegido presidente bajo dudosas circunstancias y las demostraciones lo obligaron a someterse a una segunda elección; perdió y un Gobierno pro Occidental tomó el poder con las acusaciones de Putin a la CIA y a otras agencias de inteligencia occidentales, de haber organizado las demostraciones. Este es el punto en el que Putin se convenció de que el Occidente intentaba destruir la Federación Rusa por el mismo camino que lo fue la Unión Soviética. Para él, la importancia de Ucrania para Rusia era auto evidente y por consiguiente, creía que la CIA organizó la demostración destinada a poner a Rusia en una posición peligrosa y que la única razón era su descomedido deseo de tullirla y destruirla. A partir del asunto de Kosovo, Putin se movió de la sospecha a la hostilidad contra el Occidente.

Rusia trabajó desde el 2004 al 2010 para deshacer la “Revolución Naranja”; lo hicieron para reconstruir el poderío militar ruso, enfocando sus aparatos de inteligencia y utilizando toda su influencia económica en el restablecimiento de sus relaciones con Ucrania; si no lograban controlarla, tampoco deseaba que sea controlada por los Estados Unidos o Europa, objetivo que por cierto no era el único, pero sí era de trascendental importancia.

La invasión rusa de Georgia, tuvo más que ver con Ucrania que con el Cáucaso; a la sazón, los Estados Unidos estaban aún atascados en Irak y Afganistán y pese a que Washington no tenía obligaciones formales con Georgia, sí tenía lazos cercanos y garantías implícitas. La invasión a Georgia fue diseñada con el doble propósito de demostrar a la región que el ejército ruso -reducido a ruinas el año 2000- estaba en condiciones de operar resueltamente en el 2008 y a demostrar a la región y particularmente a Kiev, que las garantías norteamericanas explícitas o implícitas, no tenían ningún valor. Yanukovich había sido elegido presidente de Ucrania revirtiendo y limitando la influencia occidental en el país. Reconociendo la grieta que se estaba abriendo con Rusia y la tendencia general contra los Estados Unidos en la región, la administración Obama procuró recrear antiguos modelos de relaciones cuando en el 2009, Hilary Klinton presentó a Putin el botón: “recomenzar”; sin embargo, Washington deseaba dejar sus relaciones en el punto que Putin denominaba “los viejos malos tiempos” y naturalmente, no tenía interés alguno en reanudarlas. Dándose cuenta de que los Estados Unidos habían adoptado una postura defensiva, decidió aprovechar su ventaja y el lugar que escogió para hacerlo fue Europa, utilizando la energía rusa en la CE para acercarse al continente y de manera especial a Alemania; no obstante ello, su oportunidad culminante, se le presentó durante el “affair” sirio cuando la administración Obama amenazó a Damasco con ataques aéreos, luego que ésta utilizara armas químicas para luego retractarse simplemente de sus amenazas. Rusia se opuso agresivamente al intento norteamericano, proponiendo en su lugar, una ronda de negociaciones, emergiendo de la crisis como resueltos y eficientes, dejando a los Estados Unidos como la facción débil e incapaz. Pese a su debilitada economía, el “Poder Ruso” pareció ascender varios peldaños, junto al prestigio de Putin.

 

El curso de los acontecimientos

Los eventos del presente año en Ucrania, resultaron devastadores para Putin. En enero, Rusia dominaba Ucrania; en febrero, Yanukovich se fugó del país y un Gobierno pro occidental, tomó el poder. La revuelta general contra Kiev que Putin esperaba sucediera en la Ucrania Oriental luego de la defenestración de Yanukovich, nunca sucedió y en el entretanto, el Gobierno de Kiev con asesoramiento occidental, se posicionó más firmemente.  En julio, los rusos controlaban sólo una pequeña parte de Ucrania, incluida Crimea donde los rusos -gracias a un tratado- siempre mantuvieron fuerte presencia militar, además del triángulo conformado por los territorios de Donetsk a Luhansk y Severodonetsk, donde un pequeño grupo de insurgentes, aparentemente respaldados por fuerzas operativas especiales rusas, controlaban algo así como una docena de pueblos.

Si ninguna revuelta ucraniana hubiera tenido lugar, la estrategia de Putin era permitir que el Gobierno de Kiev desenmarañara su propio acuerdo, dividiendo a los Estados Unidos de Europa por la vía de la explotación de sus fuertes lazos de energía e intercambio con el Continente y es aquí donde el desastre de un jet de la “Malaysia Arlines”, cobra importancia crucial si resulta -como parece ser el caso- que Rusia proporcionó los sistemas de defensa aérea a los separatistas y que envió equipos humanos de asistencia (puesto que la operación de estos equipos requiere intensa capacitación), situación que podría hacer responsable a Rusia del derribo de una aeronave comercial, causando la simultánea declinación del intento de Moscú de dividir a los europeos de los norteamericanos. En este caso, Putin desciende del nivel de un eficiente y sofisticado operador que utiliza su poder de forma despiadada, a la calidad de un peligroso e incompetente rufián que respalda una insurrección sin esperanza, con armas totalmente inapropiadas y el Occidente, sin que importe cuan opuestos pudieran estar algunos países respecto a un arreglo con Putin, deben ahora enfrentar el hecho de lo poco eficiente y razonable que resultó ser.

Conviene Putin considere el destino de sus predecesores. Nikita Khrushchev a la vuelta de sus vacaciones en octubre de 1964, se encontró reemplazado por su protegido Leonid Breshnev, enfrentando además, cargos de “lavado de cerebros”. Khrushchev fue humillado por la crisis de los misiles en Cuba; eso y su fracaso en mejorar la economía al cabo de diez años en el poder, hizo que sus amigos lo “retiraran”. Una masiva regresión en los asuntos de política exterior y reiterados fracasos en materia económica, dieron lugar a la deposición de una figura aparentemente inatacable.

La situación económica rusa no está ni cerca de lo catastrófica que era en la época de Khrushchev o Yeltsin, aunque es evidente que recientemente se ha deteriorado de manera substancial y lo que es más importante, posiblemente no satisfizo ninguna expectativa. Con posterioridad a su recuperación de la crisis de 2008, Rusia se vio frente a  varios años de declinación en el crecimiento de su Producto Interno Bruto y en la presente gestión, su Banco Central no proyecta crecimiento alguno, pensando que la economía rusa entrará en recesión en algún momento. os niveles de endeudamiento de los gobiernos regionales, se han duplicado en los pasados cuatro años y varias regiones se encuentran al mismo borde de la bancarrota; más aún, algunas empresas mineras y metalúrgicas, ya están en quiebra y la crisis en Ucrania, ha empeorado la situación con la fuga de capitales de Rusia, por US $76 billones en comparación a los US $63 billones que salieron en la gestión 2013. La inversión extranjera directa durante el primer semestre de 2014, cayó en un 50% comparada con el mismo periodo del año anterior, pese a que los precios del petróleo se mantuvieron por encima de los U$ 100.- por barril.

La popularidad doméstica de Putin subió ostensiblemente luego del éxito de las Olimpiadas de Invierno de Sochi y después de que el Occidente, lo presentara como el agresor en Crimea; recordemos que de todos modos, Putin estructuró su reputación por ser duro y agresivo.

A medida que la situación real en Ucrania se haga más obvia, la gran victoria será más bien vista como la cubierta de una retirada en tiempos de graves problemas económicos. Para muchos líderes, los eventos en Ucrania no representan un desafío descomunal, pero Putin también construyó su imagen sobre una política exterior muy dura pese a que la economía nos muestra que sus calificaciones no fueron muy altas antes de los eventos de Ucrania.

 

Rusia después de Putin

En el tipo de régimen que Putin ha ayudado a diseñar, el proceso democrático no parece ser la llave para entender qué pasará a continuación. Putin ha restaurado los elementos que hacen a la estructura del Gobierno, incluso si los utilizó como el “Politburó” de sus propios gabinetes internos, siendo todos por supuesto, hombres de su elección, asumiéndose por lo tanto, que le permanecerán fieles; sin embargo, en el estilo soviético del “Politburó”, los colegas más cercanos, fueron frecuentemente los más temidos.

El modelo del “Politburó” está diseñado para que un líder construya coaliciones entre las fracciones; Putin lo hizo muy bien en este sentido y fue también muy exitoso en todas las cosas que le tocó hacer hasta ahora. Su habilidad para mantener la cohesión, declina a medida que declinan sus habilidades; varias fracciones han comenzado a maniobrar, preocupados por las consecuencias de continuar leales a un líder en decadencia. Al igual que Khrushchev, que falló en temas económicos y de política exterior, podría ser que Putin termine depuesto por sus propios colegas.

Resulta difícil pronosticar cómo se comportará la propia sucesión, considerando que junto al Gobierno informal que Putin se ocupó de crear, sí existe un proceso constitucional de sucesión. El ministro de Defensa Sergei Shoigu y el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, gozan de tanta popularidad como Putin y sospecho que ambos, se harán más populares en el tiempo. En una lucha al estilo soviético, el jefe del gabinete Sergei Ivanov y el jefe del consejo de seguridad, Nicolai Patryushev, posiblemente resulten contendores, aunque hay otros, que como en el caso de Mikhail Gorvachev, también esperan su surgimiento.

Últimamente, los políticos que hicieron cálculos y apreciaciones equivocadas, tienden a no sobrevivir. Putin se equivocó en anticipar la caída de un aliado, se equivocó en responder con eficiencia y luego se comportó pobremente tratando de recuperarse. Para decir lo menos, su reciente manejo de la economía, estuvo lejos de ser ejemplar y tiene colegas que piensan que se pudo hacer un mucho mejor trabajo y existe asimismo en Europa, gente importante que se alegraría de que se marche. Deberá reversar rápidamente esta corriente so pena de ser reemplazado.

Sin embargo, Putin está lejos de encontrarse acabado, pero ha gobernado durante 14 años a partir de la fecha que Dimitri Medvedev se encontraba oficialmente a cargo y es mucho tiempo; podría enmendar sus pasos, pero considerando el modo cómo están las cosas, percibo que en las mentes de sus colegas, se baten sutiles pensamientos y que es el propio Putin, quien debe re examinarlas cotidianamente. Si consideramos que el asunto de Kosovo y lo que dijo sobre Ucrania a través de los años, lo impulsaron al poder, será muy difícil retroceder frente al Occidente y aceptar un status quo en el caso de Ucrania; pero, la situación no puede mantenerse por sí sola y la incógnita en este caso, es que si Putin se ve más seriamente presionado políticamente, podría tornarse aún más agresivo. No estoy en condiciones de asegurar si Putin se encuentra o no en verdaderos problemas, pero cabe considerar esa posibilidad puesto que muchas cosas le han salido mal últimamente y en cualquier crisis política, más y más opciones extremas se contemplan cuando la situación se deteriora.

Quienes creen que Putin es el líder ruso más represivo y agresivo, deben tomar en cuenta que ese no es el caso. Consideren por ejemplo, que Lenin era temeroso y que Stalin lo era mucho más y por similitud, es posible que llegue el momento cuando el mundo considere que el tiempo de Putin, fue de liberalidad y a medida que Putin luche por sobrevivir y sus colegas por desplazarlo, el deseo de todos para utilizar más brutalidad bien podría incrementarse.