Irán es la nueva joya codiciada por las multinacionales

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El cambio de fortuna de Irán no podía ser más dramático.

Durante mucho tiempo, fue una suerte de paria económico. Pero de pronto, gracias al acuerdo nuclear firmado con las potencias mundiales a mediados de julio, que incluye el levantamiento de las sanciones económicas al gobierno de Teherán, el país ha mostrado un rostro completamente diferente ante los inversionistas internacionales.

Irán comenzó a brillar como una nueva joya codiciada por las grandes empresas globales.

Y muestra de ello es que, apenas unos días después de alcanzado el acuerdo en Viena, la capital austriaca se convirtió en sede de conversaciones para otro tipo convenios, los económicos.

Por primera vez en muchos años, un ejército de funcionarios iraníes participó en una conferencia de negocios con la meta específica de atraer inversiones extranjeras, algo que -sin sanciones- volvía a ser posible. Los aguardaban unos 400 empresarios de Europa.

Basta un ejemplo: en una pequeña sala de la Cámara Austriaca de Comercio, un grupo de hombres vestidos de traje -aunque muchos de ellos sin corbata- se sentaron a una mesa redonda y discutieron el contenido de dos gruesas carpetas que detallaban un acuerdo por US$130 millones.

Era el contrato para un joint-venture entre firmas iraníes del sector privado y una compañía austro-germana para diseñar, fabricar y probar motores de automóviles en Irán, compatibles con las más recientes regulaciones europeas sobre eficiencia y emisión de gases.

Hemos trabajado en este acuerdo durante casi dos años“, dijo Mojtaba Mirsoheil, presidente de la compañía Pars Raisen, uno de los socios iraníes del emprendimiento, para ilustrar cuán esperado había sido el acercamiento entre Irán y las multinacionales occidentales.

Y para ambas partes.

Economía “promisoria”

La implementación completa del acuerdo nuclear alcanzado el 14 de julio entre el gobierno de Teherán, por un lado, y EE.UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, por el otro, tomará al menos seis meses.

Es más, las sanciones económicas que pesan sobre los sectores energético, comercial y financiero de Irán sólo podrán ser levantadas una vez que el país cumpla con su parte del convenio.

Aún con posibles retrasos, las multinacionales tienen claro que la oportunidad que tienen ante sí es única.

No es para menos. Este país de 80 millones de habitantes con ingresos medios, un PIB de US$400.000 millones y una producción mayor que la de Tailandia o Emiratos Árabes Unidos, es la mayor economía que se reincorpora al sistema comercial y financiero global desde el desmembramiento de la Unión Soviética, hace más de 20 años.

Irán sabe que los inversores internacionales, sobre todo los europeos, intentan moverse rápido para asegurarse contratos ventajosos y ha estado coqueteando con ellos incluso antes de que se concretase el acuerdo nuclear.

Y tiene claro lo que desea: “No queremos una importación unidireccional de bienes y maquinaria”, aseguró el ministro de Industria iraní, Mohammad Reza Nematzadeh, durante la conferencia de negocios de Viena.

Queremos un comercio de doble vía, además de cooperación e inversiones en desarrollo, diseño e ingeniería para la producción y las exportaciones“.

Comercio, autos, metales, petróleo…

Irán planea recuperar mercados en los países que redujeron la importación de sus bienes y servicios tras la imposición de las sanciones en 2012: China, Japón, India, Corea del Sur y Turquía.

Según Nematzadeh, el sector manufacturero está liderando la recuperación económica del país, con un crecimiento de 6,7% el año pasado, mientras que la minería ha mostrado una expansión mayor: 9,8%.

El funcionario añadió que, para 2025, su país espera triplicar el número de automóviles fabricados por año, para alcanzar la cifra de tres millones.

Según se informó, automotrices europeas y japonesas, al igual que la estadounidense General Motors, han mostrado interés en la producción conjunta.

La telefonía móvil es otro sector atractivo para las principales empresas globales que producen celulares y brindan servicios de comunicación.

“También esperamos inversiones en minería”, añadió el ministro Nematzadeh. “Necesitamos unos US$20.000 millones en los próximos diez años para la exploración y el desarrollo de minas, y la mayoría del dinero deberá llegar desde el exterior”.

Finalmente, el sector de hidrocarburos promete ser otra de las grandes estrellas -si no la mayor- de la “conversión” iraní.

El país tiene la cuarta mayor reserva de petróleo del mundo (150.000 millones de barriles) y la segunda mayor reserva de gas natural del planeta.

Se esperan acuerdos lucrativos en este rubro. Gigantes energéticos como Shell, Total y BP ya han expresado su interés.

¿Mayor crecimiento?

Como parte del acuerdo nuclear suscrito en Viena quedarán liberados numerosos activos iraníes -en su mayoría provenientes de los hidrocarburos- que hoy están congelados en cuentas bancarias de todo el mundo.

Se estima que fondos suman entre US$100.000 millones y US$150.000 milllones.

Sin embargo, las autoridades dijeron que recuperarán ese dinero de a poco, para evitar un “tsunami monetario”: la inflación que podría derivar de la inmensa disponibilidad de dinero.

“Por ahora sólo estamos repatriando US$29.000 millones”, aclaró Akbar Komijani, vicepresidente del Banco Central de Irán, quien aclaró que estos activos se invertirán en los sectores petroquímico, químico, gasífero, minero, vial y de la construcción con el fin de crear empleos.

Komijani también cree que un mayor acceso a fondos y el aumento de los ingresos por la explotación de hidrocarburos podrían significar un crecimiento del PIB mayor del esperado durante el actual año fiscal.

“Antes de las sanciones esperábamos una expansión de entre 1,6% y 2%. Ahora calculamos que el crecimiento será de entre 3% y 4%”.

Algunos analistas disputan estas cifras.

Sin embargo, hay algo de lo que pocos dudan: con Irán el plato está servido y las multinacionales no ven la hora de comenzar el banquete.