De líder político a preso por corrupción

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12 de octubre de 1968. José Dirceu, de 22 años, era un destacado líder estudiantil y ese día vio acercarse a un batallón de 215 policías, que irrumpieron en Ibiúna (interior de São Paulo), donde Dirceu participaba en un congreso de la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE) junto con otros 1.000 jóvenes. El congreso estaba prohibido por la dictadura militar que gobernaba Brasil en esa época. De pie, en una hilera con otros compañeros, un investigador lo reconoció.

– ¿No les parece conocida esa cara?, cuestionó.

– “¡Es José Dirceu!”, exclamó el responsable de las prisiones.

Dirceu, uno de los líderes estudiantiles más buscados por la policía de la dictadura, fue separado de la masa y metido en un coche, según un reportaje del diario Folha de São Paulo, publicado al día siguiente de los hechos. Este fue el inicio de la montaña rusa que ha sido la trayectoria política de Dirceu, arrestado de nuevo, por tercera vez, este lunes. Pero ahora acusado de participar en un esquema de corrupción: el caso Petrobras.

 

En los años de la dictadura brasileña, Dirceu pasó por la extradición, el entrenamiento guerrillero en Cuba y una cirugía plástica para proteger su identidad

Tras su primera detención, en 1968, y en los años de la dictadura brasileña, que finalizó en 1986, Dirceu pasó por la extradición, el entrenamiento guerrillero en Cuba y una cirugía plástica para proteger su identidad. En la democracia, se convirtió en el brazo derecho del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Fue su jefe de gabinete entre 2003 y 2005. Pero años más tarde, volvió a caer en manos de la policía, por segunda vez: fue condenado por otro escándalo de corrupción, conocido como Mensalão, que le condenó al ostracismo político.

Nacido en Pasa Cuatro, en el interior de Minas Gerais, el 16 de marzo de 1946, Dirceu se mudó a São Paulo a los 15 años, donde compaginó su tiempo entre el estudio y un trabajo como mensajero de oficina. En 1965 fue admitido en la Universidad Pontificia Católica (PUC-SP), donde comenzó su vida política dentro del movimiento estudiantil contra la dictadura, apenas proclamada un año antes. Por sus actividades, no consiguió su graduación hasta 18 años después, cuando el régimen militar caminaba hacia su fin.

Tras su detención en Ibiúna, Dirceu pasó por cuatro prisiones distintas hasta septiembre de 1969. Entonces, fue liberado después de que el Gobierno brasileño negociara con miembros del Movimiento Revolucionario Ocho de octubre (MR8) y la Alianza Libertadora Nacional (ANL), que habían secuestrado al entonces embajador de EE UU, Charles Burke Elbrick, un episodio resumido en la película O Qué É Isso, Companheiro? (Brasil, 1997). El nombre de Dirceu estaba entre los 15 líderes encarcelados cuya libertad exigían los movimientos a cambio del diplomático norteamericano.

Tras su liberación, Dirceu fue deportado a México. Después partiría a Cuba, donde cursó entrenamientos guerrilleros promovidos por el régimen castrista. Volvió a Brasil, clandestinamente, en dos ocasiones. La primera vez permaneció un año en el país, entre 1971 y 1972. La segunda, fue en 1974, tras someterse a una cirugía plástica en Cuba y cambiar de nombre. “Me puse una prótesis en la nariz, me estiré el rostro y me operé los ojos. Comencé a usar gafas, me dejé crecer el bigote y cambié mi corte de cabello”, contó él mismo a la prensa brasileña años después.

Su antigua identidad permaneció en secreto hasta para la mujer con la que se casaría durante sus años en la vida clandestina. Para la empresaria Clara Becker, Dirceu era Carlos Henrique Gouveia de Mello. Ella se enteró de la verdadera identidad de su marido hasta el 28 de agosto de 1979, cuando fue declarada la amnistía a los presos políticos brasileños. Dirceu volvió Cuba, se sometió de nuevo al quirófano para deshacer lo que había conseguido la cirugía plástica y retomó su identidad original para volver a Brasil, esta vez definitivamente, e ingresar a la vida política oficial.

En 1980 fue uno de los fundadores más activos del Partido de los Trabajadores (PT), una nueva formación de izquierdas que tenía como líder al entonces obrero metalúrgico Luiz Inácio Lula da Silva. Fue Dirceu uno de los principales organizadores de la primera campaña de Lula a un cargo público, en 1982, cuando el sindicalista se presentó al Gobierno de São Paulo y perdió.

En el PT ocupó cargos de relevancia, como la secretaría de Formación Política, la secretaría-general del Directorio Nacional y fue presidente del partido cuatro veces, la última en 2001. En 1986, fue elegido diputado estatal en São Paulo y, cuatro años más tarde, diputado federal por el mismo Estado. Ya en el Parlamento, asumió las riendas de la campaña que llevaría a Lula, finalmente a la presidencia de la República, después de dos intentos fallidos.

 

Ya en el Parlamento, asumió las riendas de la campaña que llevaría a Lula, finalmente, a la presidencia de la República, después de dos intentos fallidos

Muchos de los miembros del PT reconocen que Dirceu fue un estratega que abrió la formación a posibles alianzas con otros partidos, aunque su protagonismo provocó desconcierto entre las corrientes petistas más radicales.

En recompensa por su papel para conseguir la victoria, Lula nombró a Dirceu como la cabeza del equipo de transición de su Gobierno. El presidente electo incluso declaró a la prensa que el exlíder estudiantil sería “dueño del espacio que desee ocupar”. Eligió la Casa Civil, la jefatura del Gabinete, el ministerio más importante porque decide la política a seguir de varias carteras y por aconsejar al presidente. Se convirtió en el hombre fuerte del Gobierno de Lula, en su brazo derecho.

Desde ese sitio estratégico es donde, según las investigaciones, Dirceu habría liderado la operación Mensalão: un esquema de corrupción descubierto en 2005 que reveló que los grupos parlamentarios recibían dinero desviado de los fondos públicos para aprobar ciertas medidas propuestas por el Gobierno. Tras el escándalo fue retirado del cargo de diputado. La revista Piauí recoge un incidente de 2008, cuando un hombre se aproximó a él en un restaurante en el que Dirceu almorzaba con su hija.

– ¡Bastardo! ¡Yo pago por mi propia comida! ¡No el PT o el Gobierno!, le gritó.

El Tribunal Supremo Federal de Brasil lo condenó en 2012 a siete años y 11 meses de prisión. Lo consideró el “jefe de la pandilla” que había efectuado el esquema de corrupción. Dirceu rechazó su condena y afirmó que no había pruebas sustanciales en su contra. Un grupo de sus seguidores incluso organizó una colecta para pagar la multa de 971.000 reales (unos 281.000 dólares) que debía. Durante ese periodo turbulento, recibió el respaldo de una parte de la militancia del PT, que gritaba en los mitines que Dirceu era un “guerrero del pueblo brasileño”.

Tras la condena por el caso Mensalão, Dirceu estuvo 11 meses arrestado y después continuaría cumpliendo su pena en un régimen semiabierto. El exministro intentó mantenerse lejos de los focos y evitó dar entrevistas. El periódico O Estadão de São Paulo publicó un reportaje el 7 de junio que revela que el exjefe de la Casa Civil habría calificado de “cobarde” la posición que habían asumido Lula y Dilma Rousseff durante su caída en desgracia por el caso Mensalãoy el escándalo por Lava Jato, el caso Petrobras.

Durante todo ese tiempo, Dirceu se dedicó a la consultoría a través de su propia empresa, la cual según la nueva acusación, estaría vinculada a la red de corrupción de Lava Jato. Este lunes lo volvieron a arrestar. En su propio blog, donde el político analizaba la actualidad brasileña, su equipo afirmó que el dinero obtenidoproviene de los 60 clientes que mantiene, entre los que se cuenta la compañía española Telefónica y el magnate mexicano Carlos Slim. La empresa asesoraba a compañías para su actuación en mercados brasileños y externos, como en otros países de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos y facturó, entre 2006 y 2013, unos 38,1 millones de reales.

Dirceu no recibió con sorpresa la noticia de su arresto. El diarioFolha de São Paulo describe que los amigos que lo habían visitado en los últimos días lo habían encontrado abatido y cansado. Había perdido peso y pasaba las mañanas viendo dibujos animados junto con su hija de cinco años. Una imagen lejana al enérgico líder estudiantil que luchaba contra la dictadura.