Chile da un giro político ante el conflicto marítimo

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Foto: EFE

José Miguel Insulza, de 72 años, exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha pasado a liderar el equipo jurídico de Chile para hacer frente a la demanda marítima boliviana, que exige una salida al mar por territorio chileno. El presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró sobre este cambio de estrategia: “Su diplomacia está un poco desgastada”. Chile no respondió a las afirmaciones del mandatario boliviano.

El Gobierno chileno parece concentrado en ordenar las piezas para esta nueva etapa que inaugura con el nombramiento de Insulza como líder de la estrategia chilena en el Tribunal de La Haya. El abogado socialista, que estuvo a la cabeza de la OEA entre 2005 y comienzos 2015, llegó para reemplazar a Felipe Bulnes, que renunció a su cargo después de comunicárselo a la presidenta, Michelle Bachelet, a mediados de mes. “Resulta fundamental para el interés de Chile restablecer cuanto antes un nivel de cohesión y unidad en torno al equipo de defensa”, explicó Bulnes, que había sido nombrado como agente por el Gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) y luego ratificado por la segunda administración de Bachelet.

La salida de Bulnes se produjo dos meses después de que la Corte Internacional de La Haya desestimara la objeción preliminar chilena por 14 votos contra dos y se declarara competente ante la demanda de Bolivia, lo que provocó críticas internas a la estrategia chilena y a su equipo. Aunque el asunto siempre se ha tratado como un problema de Estado, al margen del Gobierno de turno, en Chile quedó la sensación de que las tácticas jurídicas no han dado los frutos necesarios. La derecha política, el sector del propio Bulnes, ha sido especialmente escéptica, lo que habría motivado la renuncia del abogado, de 46 años.

Un gran negociador

La entrada de Insulza representa un cambio de etapa en la estrategia chilena ante la demanda marítima boliviana: desde este momento, el proceso no sólo será enfrentado desde el punto de vista jurídico, sino también político. “Chile es un país democrático, respetuoso del derecho, siempre abierto al diálogo”, señaló el exsecretario general de la OEA.

Apodado El pánzer por su peso político y sus reconocidas habilidades de negociador, Insulza se ha desempeñado en cargos de alta sensibilidad en los gobiernos democráticos de Chile desde 1990. Fue ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), cuando tuvo que liderar la estrategia chilena en el caso Pinochet y defendió el regreso a Chile del dictador para evitar su extradición y juicio en España. Al finalizar esa misma administración, Insulza fue secretario general de la Presidencia y, en ese cargo, realizó gestiones políticas clave para evitar un triunfo de la derecha en las elecciones de 1999 y el balotaje de comienzos del 2000. En el Gobierno del socialista Ricardo Lagos (2000-2006), fue su ministro del Interior durante casi todo el período y el segundo hombre fuerte de La Moneda.

La trayectoria de Insulza a nivel internacional y nacional ha supuesto cartas de presentación relevantes para Chile a la hora de nombrarlo como agente ante La Haya por la demanda boliviana. A diferencia de Bulnes, en el Gobierno aseguran que gracias a su red de contactos a nivel mundial puede tocar las puertas de muchos gobiernos de todo el mundo. De esta forma, Chile pretende contrarrestar la estrategia que ha desplegado Evo Morales para buscar apoyos públicos a su causa.

Del diálogo a un cambio de estrategia

Durante el Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006), el ministro del Interior, José Miguel Insulza, fue el encargado de llevar adelante las frustradas negociaciones con Bolivia para concederle al país andino una salida no soberana al Pacífico. Posteriormente, como secretario general de la OEA se mostró dispuesto a acompañar un proceso de diálogo entre ambos países. Bolivia cree ahora que la nominación de Insulza resulta contradictoria: “Desde otra posición, tiene que hacer cosas contrarias a las que él mismo se comprometió”, dijo el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera.

Un 86% de los chilenos rechaza que Chile conceda a Bolivia un acceso soberano al mar, de acuerdo a una encuesta de la Universidad Católica y la consultora GfK Adimark. El 49% opina que a Bolivia no se le debe dar ni una salida al Pacífico ni facilidades para exportar sus productos y el 37% está de acuerdo con facilitar el uso de puertos chilenos.