Los atentados en París del 13 de noviembre, que dejaron 133 muertos y centenares de heridos, han colocado otra vez en la mira el financiamiento de las organizaciones extremistas islámicas.
Este financiamiento es clave para la compra de armas, entrenamiento, viajes, salarios de efectivos, casas operativas y todo el largo etcétera que constituye el arsenal de acción de un grupo yihadista.
Las necesidades y las fuentes de los fondos varían.
Los especialistas calculan que elatentado contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 tuvo un gasto operativo de entre US$400.000 y US$500.000, mientras que en el caso de los ataques en Parísfue de unos US$15.000.
Estado Islámico es un caso especial porque no sólo financia operaciones militares, sino que además tiene a su cargo sociedades enteras a las que debesuministrar servicios básicos como salud o educación.
Pero entre las más de 80 organizaciones clasificadas como extremistas en el mundo, esto es más la excepción que la regla.
Con la ayuda de expertos en el tema, BBC Mundo identificó cuatro rutas del dinero que, para ser cortadas, requieren medidas financieras, diplomáticas y una férrea voluntad política.
1. Flujo financiero global
La opacidad del actual sistema financiero es una bendición para el flujo de dinero ilegítimo.
En 2012, el banco HSBC reconoció que había ayudado al lavado internacional de dinero vinculado a organizaciones ilegales y pagó una multa de casi US$2.000 millones a cambio de que no hubiera juicios en su contra.
Everett Stern, clave en la denuncia realizada contra el HSBC, tiene una compañía de seguridad especializada en estos temas, Tactical Rabbit, y busca su nominación como senador por el Partido Republicano de EE.UU. con un mensaje centrado en la transparencia financiera.
“Hay que cortar el suministro financiero y tomar medidas drásticas, como revocar las licencias para operar en nuestro territorio de las entidades implicadas”, le dijo a BBC Mundo.
“Es fundamental que en las cuentas de los bancos figuren los beneficiarios reales y no se usen empresas fantasma en paraísos fiscales para encubrir el financiamiento”.
Una demanda iniciada en noviembre del año pasado en EE.UU. por unos 200 familiares de víctimas de atentados en Medio Oriente apunta contra cinco bancos europeos que procesaron dinero iraní: HSBC, Barclays, Standard Chartered, Royal Bank of Scotland y Credit Suisse.
Según la demanda, la falta de control y supervisión de estas entidades era equivalente a hacer la “vista gorda” respecto del uso final de las operaciones financieras a su cargo.
Según le comentó a BBC Mundo John Cassarra, ex funcionario de inteligencia de la CIA y autor del libro Money Laundering and trade (“Lavado de dinero y comercio”), la inteligencia financiera de estas operaciones funciona por el momento casi a ciegas.
“En los 90 le preguntaron a Osama bin Laden si no temía que se cortasen sus fuentes de financiamiento. Respondió que no porque el sistema financiero estaba lleno de agujeros y zonas grises. Tenía razón. Estados Unidos está a la vanguardia en este tema y, sin embargo, sólo logramos interceptar menos del 1% del dinero del lavado”, le dijo Cassarra a BBC Mundo.
2. Donaciones y retiro de dinero en efectivo
Muchos piensan que uno de los modos más frecuentes de financiamiento es la entrega de donaciones secretas o a través de organizaciones caritativas y organizaciones no gubernamentales (ONG).
Según algunas estimaciones, Estado Islámico recibió por estas vías unos US$40 millones en 2013-2014 por parte de empresarios y millonarios de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.
En 2013 Arabia Saudita, bajo presión estadounidense, criminalizó el apoyo financiero a organizaciones extremistas.
Pero según William Vicek, experto en temas de seguridad y relaciones internacionales de la Universidad de Saint Andrews en Escocia, medidas de este tenor son apenas un primer paso.
“El problema es la aplicación de la ley porque hay más canales de financiamiento que funcionarios para controlarlos. Es muy difícil de identificar si una donación a una organización caritativa, una iniciativa de financiamiento múltiple o una petición pública tienen como destino final a un grupo extremista”, le explicó a BBC Mundo.
“Con las donaciones electrónicas, mucho depende de que la entidad que procesa el pago identifique al receptor como extremista. Pero además está el dinero que se recibe y transporta en mano”.
Según el abogado Jack Blum, miembro de la Coalición para la Transparencia Financiera y especialista en normas bancarias y lavado de dinero, la Reserva Federal de EE.UU. y los grandes agentes distribuidores de dólares a nivel mundial podrían hacer mucho más por identificar el destino final de los fondos.
“Estos grupos operan con la divisa internacional, el dólar. El tema es controlar la circulación de dólares“, le dijo Blum a BBC Mundo.
“La Reserva Federal tiene contratos con operadores internacionales que distribuyen el dinero que requieren diversas entidades financieras. Si va mucho dinero a un banco en Turquía, país fronterizo con Siria, esto debería ser posible de rastrear”.
3. Tráfico de petróleo, gas y antigüedades
Estado Islámico controla territorios en Siria e Irak con una población aproximada de ocho millones de personas.
Como otros Estados del mundo, tiene un presupuesto anual que asigna recursos para salud, seguridad (policía religiosa), educación y hasta una autoridad de protección al consumidor.
En este presupuesto el gasto militar es fundamental e incluye, entre otros gastos, un pago mensual de US$400 por combatiente.
El grueso del financiamiento de todo este gasto proviene de la venta ilegal de petróleo, gas y antigüedades capturados durante sus campañas militares.
“Debería ser posible evitar esto si las partes colaboran. Las refinerías podrían controlar mejor el origen del crudo que adquieren para determinar si proviene de territorio controlado por Estado Islámico. Los gobiernos podrían incrementar su vigilancia fronteriza. Como mínimo se podría limitar esta fuente de financiamiento”, le comentó Vickers a BBC Mundo.
El contrabando se hace a través del sur de Turquía, el noroeste de Irak y el noreste de Siria, todas zonas azotadas por el conflicto y con graves problemas económicos y sociales.
Según John Gamarra, el gran obstáculo para avanzar en esta agenda es la corrupción.
“Es el gran tema. La aduana, la policía, el sistema regulatorio, el aparato del Estado están corruptos”, le dijo a BBC Mundo.
4. Secuestros
En octubre del año pasado un informe de la ONU estimó que Estado Islámico había generado entre unos US$35 millones y US$45 millones en 2013 a través de secuestros.
Los secuestrados son turistas, trabajadores extranjeros, diplomáticos y militares: lo importante es su valor de cambio.
“Los rescates potencian el secuestro como herramienta. En este sentido la política debería ser unánime: no se pagan rescates”, afirmó Gamarra.
En varias resoluciones, la ONU ha recomendado que no se paguen rescates.
La Resolución 2161 del Consejo de Seguridad es particularmente exhaustiva: extiende la prohibición de este pago de rescates a toda la cadena de pagos, desde el Estado y las personas hasta los agentes financieros y aseguradores.
La norma existe, pero su cumplimiento es particularmente difícil porque genera todo tipo de dilemas morales entre los intereses del individuo secuestrado, su familia y el Estado.
“Somos humanos. Este tipo de situación nos impacta a todos personalmente. Por eso, a pesar de la prohibición, muchos países siguen pagando el rescate que piden los secuestradores. Son situaciones extremadamente delicadas”, le dijo Gamarra a BBC Mundo.