Nuevo método anticonceptivo vuelve mudos a los espermatozoides

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Foto: Investigación y Desarrollo

Un investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) ha descubierto que los espermatozoides, como otras células, cuentan con canales iónicos que les permiten intercambiar sustancias químicas con su entorno. Bloquear dichos canales, evitando el “diálogo químico” entre el espermatozoide y el óvulo, supondría que el primero no fecunde al segundo. En otras palabras, conllevaría la creación de un anticonceptivo masculino reversible y no hormonal.

Las membranas de las células tienen unos canales llamados”canales iónicos” por los que salen y entran en ellas iones o átomos con carga eléctrica.

Estos iones, a su vez,  varían el “gradiente electroquímico” celular (el potencial eléctrico y la concentración química), lo que condiciona el movimiento y el comportamiento de las células.

Un investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) llamado Alberto Darszon Israel ha descubierto ahora que los espermatozoides -que también son células (reproductivas)-, también cuentan con canales iónicos que les permiten intercambiar sustancias químicas que influyen en su capacidad para moverse y fecundar. Darszon Israel ha descrito además por vez primera la membrana exterior de los espermatozoides.

Sin diálogo químico

Según informa la agencia Investigación y Desarrollo, estos hallazgos podrían ayudar al desarrollo de un anticonceptivo masculino no hormonal y reversible, pues indican cómo inhibir el intercambio de sustancias químicas a través de la membrana de los espermatozoides, para evitar que estos fecunden óvulos.

“Llevamos muchos años tratando de entender cómo se mueven diferentes sustancias a través de la membrana del espermatozoide y creemos que tenemos pistas para poder llegar a un inhibidor específico que pueda interrumpir su capacidad para fecundar”, asegura el autor del avance.

Entre las funciones que reconoció el doctor Darszon sobre los canales iónicos en el espermatozoide se encuentran el de la movilidad que le permite llegar al óvulo, así como que durante la fecundación existe un intercambio con la membrana plasmática del óvulo.

Dado que en todo ello los movimientos iónicos juegan un papel clave, encontrar algún bloqueador que intervenga tendría buenas posibilidades de evitar la concepción: inhibir los cambios de concentración iónica, es decir los cambios de concentración de sustancias químicas con carga eléctrica dentro y fuera de la membrana del espermatozoide, podría impedir ciertos procesos celulares.

“Exactamente esa es la idea del anticonceptivo. Para que el espermatozoide pueda encontrar al óvulo, se requiere de un procesamiento de información química en la capa externa del óvulo.

El diálogo entre el óvulo y el espermatozoide, depende de cambios en la permeabilidad. Si nosotros encontramos un compuesto que bloquee el funcionamiento de ese canal, esa decodificación de la información se va a estropear y entonces el espermatozoide no va a poder encontrar al óvulo”, concluye Darszon.

También anticoncepción por ultrasonidos

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, desarrollaron en 2012 otro novedoso sistema anticonceptivo masculino sin hormonas.

En este caso, se utilizó un equipo terapéutico de ultrasonidos comercialmente disponible para reducir el recuento de esperma de un grupo de ratas macho. En su experimento, hicieron rotar ultrasonidos de alta frecuencia (3 MHz) alrededor de los testículos de estos animales.

El resultado fue la reducción radical y uniforme de su producción de esperma. De hecho, consiguieron hacer que los testículos de las ratas analizadas presentaran unos niveles de esperma similares a los de la infertilidad masculina humana. Los mejores resultados se produjeron con dos sesiones de ultrasonidos, de 15 minutos de duración, llevadas a cabo en dos días distintos.

Como método de anticoncepción masculina hormonal, en 2009 investigadores del Centro de Biología Reproductiva del Instituto Queen de Edimburgo (Escocia) lograron activar o desactivar la fertilidad masculina manipulando los niveles de hormonas testiculares, lo que abrió la posibilidad de crear píldoras anticonceptivas para hombres, así como nuevos métodos para fomentar la fertilidad masculina aumentando la cuenta espermática.