La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, apenas dijo “buen día” este jueves en el acto para investir a su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Casa Civil, cuando estalló la confusión en el mismo salón donde transcurría la ceremonia oficial.
Un diputado federal crítico de la designación de Lula gritó “vergüenza” y fue expulsado del palacio presidencial de Planalto, mientras partidarios del gobierno coreaban: “¡No va a haber golpe!”.
La escena fue un reflejo de la crispación que el nombramiento de Lula genera en Brasil, donde este jueves hubo manifestaciones a favor y en contra suya en varias ciudades, con algunos incidentes violentos en la capital.
En paralelo, un juez federal suspendió la nominación del expresidente como jefe de gabinete, argumentando que hay indicios de crimen de responsabilidad en la misma, ya que Lula es investigado por corrupción.
Y según datos del gobierno, al menos otros 20 jueces más presentaron acciones para suspender su nombramiento.
El gobierno anunció que recurrirá la medida del juez Itagiba Catta Preta Neto, quien ha sido visto participando en protestas contra el gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Rousseff presentó la investidura de Lula como un refuerzo clave para su administración, en medio de la grave crisis político-económica brasileña que amenaza su propio mandato.
“Cuento con la experiencia del expresidente Lula, cuento con la identidad que tiene con el pueblo”, sostuvo la mandataria durante la ceremonia. “Su presencia aquí prueba que tiene la grandeza del estadista”.
Pero otros creen que Rousseff tan solo intenta evitar el arresto de Lula, que como ministro tendría un fuero judicial especial, y las sospechas crecieron al conocerse un diálogo grabado entre ambos donde la presidenta le anuncia que le enviaría el acta de su designación para usar “en caso de necesidad”.
Esto intensificó las críticas contra Rousseff, así como las advertencias de que tener a su antecesor en el gabinete podría resultar demasiado costoso para ella misma.
El día en que la Cámara de Diputados de Brasil inició el trámite para un eventual juicio con miras a la destitución de Rousseff, en el aire flota una pregunta: ¿es la nominación ministerial de Lula el peor error político de la mandataria?
“El fin”
Algunos analistas sostienen que la presidenta sí cometió una equivocación mayúscula al incorporar a su gobierno a su “amigo y compañero de luchas“, como ella misma llamó a Lula este jueves.
“Todo muestra que fue un error político”, dijo David Fleischer, profesor emérito de ciencia política en la Universidad de Brasilia, en diálogo con BBC Mundo.
Y agregó que, además de las dudas sobre el fuero judicial privilegiado de Lula, han surgido acusaciones de que Rousseff cometió “obstrucción de la justicia” al designar al expresidente cuando era investigado.
Algunos de los principales periódicos brasileños también publicaron editoriales este jueves criticando a la mandataria.
“Ya se decía que, con la nominación de Lula, el gobierno (de) Dilma Rousseff llegaba al fin. Tal vez la frase deba ser encarada, a partir de los próximos días, de una forma más literal de lo que se pensaba”, indicó un editorial del diario Folha de Sao Paulo.
“Al nombrar al expresidente una especie de primer ministro con amplios poderes, la presidente colocó (la causa judicial por sobornos denominada) Lava-Jato dentro del Palacio, a su lado”, sostuvo un texto de opinión del diario O Globo.
Los críticos recuerdan, además, que la designación de Lula fue anunciada apenas horas después de las manifestaciones antigubernamentales del domingo, que batieron récords de asistencia en la historia del país.
Y señalan que en los próximos días pueden surgir más datos comprometedores para Lula y Rousseff, como la delación que hizo ante la justicia el exlíder del gobierno en el Senado, Delcídio Amaral, acusando a ambos de obstruir investigaciones de corrupción.
Lula y Rousseff niegan esto, pero muchos creen ahora que el expresidente podría hundir por inercia a su sucesora en caso de caer en un proceso judicial.
Con amplia popularidad
En cambio, otros analistas dudan de que haber acudido a Lula pueda considerarse un error estratégico de Rousseff, cuyos índices de aprobación se desplomaron con los escándalos y la fuerte recesión económica.
El expresidente mantiene una parte de la amplia popularidad con que dejó el cargo a fin de 2010, tras un mandato de ocho años durante el cual la economía de Brasil creció y decenas de millones salieron de la pobreza.
Además, Lula tiene influencia en partidarios y aliados.
Algunos observadores creen que Rousseff apostó a él para reconstruir su deteriorada base de apoyo en el Congreso y parar el proceso de juicio político que puede acabar con su mandato.
“El expresidente tiene un tránsito muy grande en el Congreso, en relación a los liderazgos y los movimientos sociales”, dijo Vera Chaia, profesora de ciencia política en la Universidad Católica de São Paulo.
Aunque agregó que la designación también ofrece a Lula un foro privilegiado para ser juzgado sólo por la máxima corte de justicia de Brasil, Chaia criticó como “muy oportunista” la divulgación de grabaciones telefónicas al expresidente.
Los registros fueron realizados por la policía y liberados el miércoles para su publicación por el juez federal Sérgio Moro, que conduce la causa de sobornos en la petrolera estatal Petrobras y está a cargo de las investigaciones de Lula.
Moro, convertido en ídolo de los manifestantes antigubernamentales, sostuvo que el levantamiento del secreto de las grabaciones propiciaría “el saludable escrutinio público” sobre la actuación de los políticos.
Pero Rousseff criticó duramente las escuchas telefónicas durante el acto de investidura de Lula este jueves, afirmando que violaron la Constitución y pueden propiciar un quiebre del Estado de derecho.
“Convulsionar a la sociedad brasileña con base en falsedades, métodos oscuros y prácticas criticables viola principios y garantías constitucionales y los derechos de los ciudadanos, y abre precedentes gravísimos”, sostuvo.
“Los golpes comienzan así“, continuó.
Cristiano Noronha, vicepresidente y analista político de la consultora Arko Advice en Brasilia, descartó que la designación de Lula sea el mayor error de Rousseff, aunque hoy tampoco luzca como un acierto.
“Inicialmente la ida del ex presidente (al ministerio de) Casa Civil tenía potencial deconseguir revertir algunos votos contrarios a la presidenta y a favor delimpeachment“, dijo Noronha a BBC Mundo.
“El problema”, añadió, “es que toda esta confusión puede anular ese beneficio”.