Los Rolling Stones tocan en Cuba

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Foto: EM EFE

Esta tarde la bandera de Cuba, con su estrella de cinco puntas, combina con camisetas con la cara de Mick Jagger estampada. Junto a los oficiales de las fuerzas especiales pasan rockeros melenudos con gafas de sol. Los Rolling Stones atronarán La Habana a partir de las 20.30 y en los prolegómenos del inicio en la Ciudad Deportiva la corriente de público crece a borbotones. Hoy, 25 de marzo del 2016, Cuba saca la lengua.

“Muchos cubanos soñaron toda su vida con verlos en directo y nunca pensaron que eso fuera a ser posible. Ahora se hace realidad”, dice Fernando Acosta, un arquitecto que vive a un lado del recinto y, como todos sus vecinos, ha convertido su azotea en un palco de sillas de playa para que vean el concierto sus amigos y para cobrarle entrada a algún turista, por ejemplo una pareja de rusos con los que acordó unos 20 dólares por persona gracias a que Acosta aprendió su lengua cuando estudió en Alma Atá, Kazajistán, en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Otra vecina cuenta que se llevaron “tremendo susto” con las pruebas de sonido. “Una amiga mía bajó corriendo al salón porque pensó que le había explotado el televisor”. Y un turista italiano celebra poder ver a los Stones sin pagar. “En Europa tendrías que gastarte 200 o 300 euros…”.

El concierto es gratis y se esperan cientos de miles de espectadores, seguramente bastantes más que los 200.000 que abarrotaron El Malecón el 7 de marzo para ver al grupo de música electrónica Major Lazer. Aunque en el país de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés el fervor juvenil ahora está enganchado a los terremotos de cadera del reguetón, el acontecimiento de hoy no entiende de géneros. Ancianos, adultos, muchachos y niños acuden a la Ciudad Deportiva dispuestos a sorber los 1.300 kilovatios de sonidos de los Stones. “Calculamos un máximo de medio millón”, dice un agente de la Policía Nacional Revolucionaria. Otro agente a su lado añade: “Pero está todo controlado. No ‘problem’ compañero”.En el pasto donde se juega cada día al béisbol y al fútbol y en el que hoy el deporte será saltar y cantar y gritar, María Hernández, de 55 años, enamorada del mítico grupo de salsa Van Van, espera el espectáculo fumando sentada bajo el sol.

-Esto es único -comenta.

-¿Y hasta hoy que había sido lo mas único que había visto en su vida?

Sonríe Hernández:

-Ja, he visto tanto chico…

La primera visita de los Rolling a Cuba, que nació de una visita privada de Jagger en la que el cantante se quedó fascinado con La Habana, supone un hito simbólico de apertura en una isla en la que durante los años más severos de la Revolución, en los 60 y 70, el rock anglosajón fue vetado como un caballo de Troya del imperialismo americano. Es también un acto de justicia interna hacia el pueblo cubano, al que durante demasiado tiempo se le dificultó el libre disfrute de la cultura global.

“En Cuba hay que apoyar la libertad de expresión y la libertad creativa”, reclama Sergio Morales, un punk habanero de 32 años que lleva a Sid Vicious tatuado en una pierna. “A mí por ejemplo me estereotipan y no me dan trabajo porque piensan que soy un delicuente”, dice con su pelo cortado en cresta y la cara perforada de metal. “Y sí, seré un drogadicto, pero tengo tres hijos y necesito trabajar para darles de comer, y soy perfectamente capaz de hacerlo”.

Sentada en círculo con sus amigos de espaldas al gigantesco escenario de los Stones, Madelín Barrios, de 27 años, opina que en su generación ha visto más carencias de interés cultural que “limitantes” oficiales. “Puede que haya sido complicado acceder a ciertas cosas, pero siempre hubo maneras de hacerlo. Sí se pudo y sí se puede”.

El ambiente de bulla y alegría previo al concierto plasma el momento de esperanza cubano. Gracias al deshielo de sus relaciones con Estados Unidos en 2014, la isla se ha puesto de moda. La llegada de los Stones es de momento la mayor llamarada ‘pop’ de su auge, pero ya se rumorea que pronto podrían pisar la isla otras estrellas como Sting o Steve Wonder. Con la actuación de los chicos malos del rock del siglo pasado, hoy milagrosas figuras arrugadas con energías de adolescente, Cuba cierra una semana que hasta hace un par de años nadie hubiera podido imaginar y que arrancó con la visita histórica de Barack Obama.

 

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