Maduro prefiere un golpe de Estado a un revocatorio

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Foto: El País

Hay una palabra prácticamente ausente en las conversaciones del pasado de Henrique Capriles (Caracas, 1972) que repite sin parar desde el 17 de febrero: revocatorio. Ese día, poco más de un mes después de que se constituyese la nueva Asamblea Nacional de mayoría opositora, ante la cerrazón del Gobierno, que ya se intuía que no daría su brazo a torcer, el excandidato presidencial y gobernador de Miranda instó a los venezolanos a activar un referéndum. “No es que tenga una bola de cristal, pero estoy convencido de que la ruta del cambio pasa por ahí”, asegura Capriles, que insiste en el deterioro del país, desde la alarmante escasez de alimentos y medicinas hasta el aumento de la violencia, que alcanza registros históricos.

Pregunta. Lleva meses diciendo que Venezuela es una bomba a punto de explotar. ¿Dónde está el límite?

Respuesta. Hay que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que no haya una reedición del Caracazo de 1989. Lo que puede darse en Venezuela son muchos estallidos que generen una situación que se nos escape de las manos. Nos gustaría que existiese reconciliación y diálogo. La política siempre debe ser el instrumento de resolver conflictos. Pero la solución a la crisis de Venezuela es una elección. Por cómo ha sido el ejercicio del poder de los últimos años se ha perdido la fuerza y el valor de la política. Aquí se impone, es un autoritarismo. Como dijo el vicepresidente Aristóbulo Istúriz: “Se la tienen que calar”. La política no es eso, compañero. Maduro actúa como si fuese el presidente y dueño de una empresa. No, mire, usted es un político, usted no pude rehuir al escrutinio popular.

P. ¿Cuál es el mayor riesgo que se corre?

R. Que en el camino haya un estallido social y, como hemos repetido, un golpe de Estado. No queremos golpe de Estado. La solución en Venezuela no es un levantamiento militar. Eso sería peor que lo que hoy tenemos.

P. ¿Qué posibilidades hay de ello?

R. Es una preocupación que tenemos. Ahora, los civiles no damos golpes. Si aquí se da un golpe no es porque la oposición lo esté instigando. En las filas de la Unidad ninguno es militar. Ahora, que eso está en el ambiente… Maduro acaba de dictar un decreto de estado de excepción que ha sido rechazado por la Asamblea Nacional. Este decreto se llevó por delante la Constitución. Escuchándolo, parece que Maduro va a seguir para adelante con ese decreto. ¿Qué posición van a asumir las Fuerzas Armadas? ¿Va a defender el decreto y a Maduro o la Constitución?

P. ¿Usted qué cree?

R. No lo sé, no le puedo dar la respuesta. Pero esto coloca en una situación sumamente peligrosa a Venezuela. Cuando Maduro diga: “Usted me desplaza unos tanques y unos efectivos armados ante una fábrica y me la toma por la fuerza”, ¿cuál va a ser la actitud cuando el teniente coronel que lleve ese pelotón le diga que eso es inconstitucional y que no lo va a cumplir? ¿Qué viene después de eso? Una insurrección. Estoy preocupado porque esto termine con un levantamiento militar. Si hay un estallido social, ¿quién lo contiene? Las fuerzas armadas. ¿Y qué van a hacer las fuerzas armadas, matar gente o tomar el poder y decirle a Maduro que se eche a un lado porque no van a matar al pueblo? Las condiciones están ahí, por eso mi insistencia en el revocatorio, es la solución a la crisis política que vive el país.

P. ¿Cuánta fidelidad a Maduro cree que hay en las Fuerzas Armadas?

R. Creo que hay una Fuerza Armada dividida. Una, la de la tropa, los soldados, que sufren las consecuencias de la crisis. Luego hay una cúpula corrupta, privilegiada, que pareciera que vive en otro país, que está comprometida con la corrupción del Gobierno. La cúpula está comprometida con Maduro y harán lo que sea para conservarlo. A las Fuerzas Armadas les viene la hora decisiva: decidir si están con la Constitución o con Maduro, que está cada vez más alejado de ella. Tenemos que hacer todo lo posible para que Maduro entre por la Constitución.

P. Siempre defendió que las protestas tenían su momento, que no se trataba de salir a la calle porque sí. ¿Es el momento de la calle?

R. Siempre hemos estado en la calle. Lo que hay que hacer es cuidar tu discurso, explicar por qué estás ahí. El revocatorio no podía hacerse hace dos años, pero no voy a entrar en algo que ya está más que debatido, sobre todo sus resultados. El revocatorio surge a partir del 10 de enero. Mi propuesta fue el 17 de febrero, cuando vimos que el Gobierno solo quiere que gobernemos un cementerio.

P. Las marchas hasta ahora han sido bloqueadas y reprimidas, ¿cómo van a gestionar las protestas a partir de ahora?

R. Es un tema de constancia. Sumando actores, sumando gente, hasta que llega un momento en que la solución se convierte en un sentimiento. Hasta que sea inevitable el revocatorio.

P. La última manifestación de Caracas acabó con incidentes y varios detenidos. Usted habla de infiltrados, pero es innegable que dentro de la oposición también habrá grupos radicales. ¿Cómo se pueden controlar el odio y las pasiones?

R. Hay que aislar a esos grupos. El que quiere revocatorio no quiere violencia. Si hay otros actores cuya agenda es la violencia ellos están allá y nosotros acá. La responsabilidad penal es personalísima. Esto no es una escuela en la que uno está cuidando a unos niños. Nosotros convocamos a una solución pacífica. Si algún actor quiere violencia, que el peso de la ley caiga sobre él. De lado y lado.

P. ¿Se puede dar un escenario como el de 2014?

R. El Gobierno no está en condiciones para hacer lo que hizo en 2014. Un escenario de radicalización del Gobierno como la de entonces determinaría su caída. Un escenario de anarquía lo que haría es barrerlos a ellos.

P. “Estuvimos varios, faltan otros”, dijo al terminar la manifestación del miércoles. ¿Se siente respaldado en este proceso?

R. Hay mucha más unidad en el cambio, pese al ruido que pueda haber, que en el Gobierno. Hemos logrado que todos hablen del revocatorio. Todos y todas. A buen entendedor… Hay un respaldo unánime, bien por convicción o por interés. Un revocatorio es salir por la puerta de atrás. Maduro prefiere un golpe que un revocatorio, porque un golpe lo victimizaría, le daría otra oportunidad quizás. El revocatorio es hasta luego, para siempre. En política no hay muertos pero sería muy difícil que después de que el pueblo te revoca no te despidas de la política. Por eso tanta resistencia.

P. Si el CNE y el Gobierno siguen dando largas al revocatorio. ¿cuál es el plan?

R. No tenemos por qué hablar de otros planes. Tenemos que insistir en que se cumpla la Constitución. ¿Por qué tenemos que plantearnos otro escenario? ¿Por qué me voy a dejar chantajear por Maduro?

P. Cualquier paso de la Asamblea es anulado por el Tribunal Superior de Justicia. ¿La vía política está cerrada?

R. La Asamblea fue elegida para cinco años, lo que queremos es tener instituciones, con un cambio todas estas dificultades quedarán atrás. La Asamblea está empezando, no podemos caer en que es inoperante.

P. ¿Qué le ha parecido el intento de mediación de varios expresidentes, entre ellos el español José Luis Rodríguez Zapatero?

R. Valoro la visita de Zapatero, de Torrijos, de Fernández… De Pepe Mujica si fuese el caso. Mire, antes de que cayera Lula estuvimos haciendo gestiones para que ayudara en un diálogo con Venezuela, para que hablara con el Gobierno, para que les dijese que no pueden seguir en la posición que tienen, porque están presionando un final violento. No pudo ser. Pero si el presidente Zapatero quiere hacer el esfuerzo, por supuesto, bienvenido. Todo el que quiera ayudar de buena fe,

P. ¿Vino invitado por la oposición, por el Gobierno o con el visto bueno de los dos?

R. Viene con Unasur. Pero Unasur va hacia un proceso de cambio. Y el expresidente Samper también. A algunos se les olvida a veces que son políticos y se ponen a ser una suerte de diplomáticos, como si fuesen enviados del Papa. No, no, los enviados del Papa visten como deben vestir. El expresidente Samper o se monta o se encarama. Es un político. La realidad del sur ha cambiado y va a seguir cambiando. Pero esto no es una ola dirigida desde el imperio para barrer a los Gobiernos de izquierdas del sur. Por Dios. Macri ganó en Argentina por el pueblo lo decidió. Yo, por ejemplo, no estoy de acuerdo con el impeachment en Brasil. Todo lo que he logrado ha sido con el voto y creo en el voto como el arma que tiene el pueblo para poner y quitar. Pero nos guste o no, cambia la realidad de la región por el peso que tiene Brasil. ¿Qué le va a quedar a Maduro en Unasur? ¿Ecuador, Bolivia? ¿En qué condiciones? Rodríguez Zapatero vino de la mano de Unasur. Es una invitación oficial en el marco de esta Comisión de la Verdad, que es una Comisión del Gobierno.

P. ¿Qué le parece que acepte esa invitación si el Gobierno ha negado una Ley de Amnistía aprobada por la Asamblea?

R. Se le dijo que la oposición, que es mayoría, quiere diálogo. Para que el país sea gobernable tiene que haberlo. Como estamos seguros que en Venezuela va a venir un cambio, queremos que existe un clima de gobernabilidad.

P. ¿Cuál cree que debe ser el papel que juegue la comunidad internacional?

R. Maduro necesita de la comunidad internacional. Este gobierno necesita financiamiento. La solución de los problemas es nuestra, pero si Maduro toca la puerta internacional le tienen que decir que entre por la Constitución. El apoyo internacional tiene que ser para que haya revocatorio.

P. Uno de los grandes aliados ha sido Cuba, en torno a cómo está esa relación ahora hay mucho hermetismo. ¿Cómo es la relación ahora entre Cuba y Venezuela?

R. Es como si alguien que estuviese en tu casa y se acaba la comida se va, como el tío rico que dejó de serlo. Cuba dependía tanto de Venezuela… Obviamente la caída del ingreso petrolero ha cambiado radicalmente la situación, parece que no es la misma. Ves la visita de Obama y Cuba y escuchar a Raúl Castro decir que no tuvo tiempo de hablar de Venezuela y llama poderosamente la atención.