Una teoría para entender a Lionel Messi. Hablan psicólogos y escritores sobre el fenómeno. Por qué el futbolista no puede cumplir su sueño.
En medio de la previa de la gran final de la Copa América Centenario que se jugó en los Estados Unidos, el siempre polémico Diego Armando Maradona disparó una ácida contra el capitán de la selección Argentina de fútbol y goleador del Barcelona, diciendo que Messi no es un líder. La crítica, como todo lo que dice Maradona, cobró inmediatamente repercusiones entre el fogoso periodismo argentino desplegado en New Jersey donde se jugó la final contra Chile. A las pocas horas, agotado con el juego de imágenes, Messi salió a despotricar contra los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) a través de Istragan que alimentó la polémica. Al día siguiente la FIFA intervino la AFA dando cabida al istragan del mejor futbolista del mundo. Todos los comentaristas deportivos argentinos que se encontraban en gran número en EEUU apoyaron a Lionel y lo coronaron como el rey de la fiesta seguros de que la Argentina se alzaría con el título que persigue hace varios años sin poder levantar ninguna presea mundialista o continental hace por lo menos 20 años. Todos estaban seguros que la sequía se había acabado. Comandados por Messi, Argentina vivía su mejor momento en el campo y en los medios.
En domingo todo se había vuelto a derrumbar nuevamente. Argentina perdió el partido contra Chile en la ronda de los penalties y para desgracia de todos los que habían apostado en Messi acabaron llorando junto a él en un rincón de la arena cerca de Manhattan. El psicólogo y novelista argentino Mariano Marquevich tomó a horas de la derrota su pluma secante y escribió en el semanario Perfil algo que no deja de sorprender que delinea la personalidad perpleja y tímida del futbolista. Dice Marquevich:
“Patria, Pater, Patria”
Te voy a contar una historia y vos después me decís que te parece. Un niño sin recursos tiene un sueño. Está obcecado con llevarlo a cabo. Pero tiene un problema: necesita muchas operaciones para cumplir su sueño. Para colmo, su mayor obstáculo, es que su padre -quien naturalmente debería apoyarlo- lo niega. No confía en él. No invierte en él. Por el contrario, distraído, mira su reloj pensando el momento en que se le pase la ilusión o que cumplidos los años, la edad le demuestre con objetividad la imposibilidad de sus anhelos.
Transcurrido un tiempo. A punto de perderlo todo. La historia pega un giro inesperado. El venturoso destino le ofrece a este niño un padre adoptivo que sí confía en él. Que aunque no vea resultados ni haya un reaseguro que lo fuera a haber en un futuro, convencido por su lucha, apuesta por el niño y su sueño. El niño, casi desesperado, se aferra a él. El padre “de corazón” le paga todas las operaciones y tratamientos. Su rehabilitación. Sus entrenamientos. Su comida. Su estadía. Durante años y años…
Este padre adoptivo lo ve crecer, atento a cada logro. Orgulloso de cada mejora. El niño, profundamente agradecido, se entusiasma con retribuirle a este padre. Con el tiempo, a base de esfuerzos consigue multiplicar exponencialmente cada peso que éste invirtió en él. Tanto es así, que se convierte en el mejor referente de su sueño a nivel mundial. Y es justo ahí que su padre abandónico y perverso ahora “se acuerda” de su hijo y reclama por él; ávido de aprovechar las nutridas recompensas que éste niño (ahora joven) puede le puede “por derecho” dar.
Este joven, sabe en su fuero íntimo quién es quién. Pero algo de recuperar aquel amor perdido, de enmendar su desilusión primaria, lo hace volver con este padre para reconquistar su amor hasta ahora fallido. El joven se esfuerza. Lo hace muy bien. Y ante el primer error. Este padre lo insulta. Lo compara con otros. Y, sin decirlo, insinúa “nunca debí haber confiado en ti, estúpido”. El joven lo intenta de vuelta. Y ocurre lo mismo. Y así sucesivamente…
El biológico es Argentina. El adoptivo es España. Para el bien del fútbol mundial -siguiendo esta teoría- Messi debería jugar en la Selección de España, o, caso contrario, llevar a cabo un extenuante trabajo mental para reconciliarse con un padre abandónico, interesado, maltratador e injusto; y conseguir rendir para él con todo su potencial.
Esta teoría se apoya en el principio indiscutido que el inconsciente influye poderosamente sobre el consciente a través de actos fallidos, lesiones, casualidades que no lo son y… ¿penales? En mi caso particular, veo más lógica que perplejidad en el comportamiento de Lionel. ¿Vos -ahora- también?
La renuncia de la pulga
Pero la discusión no se agotó con esos párrafos. Después del gol anotado por el “gato” Silva el que a la larga significó el campeonato para Chile y luego de haber errado su penal, se vio a un Messi arrasado; lloró y luego cuando ya no estuvimos ahí, conocimos por los diarios que el futbolista había renunciado a la selección dando espectacular cabida a eso de que más que un líder Messi es una muñequita intocable y frágil.
El autor de la única biografía autorizada de Messi, Guillem Balague salió a hablar luego de enterarse de la renuncia, idea que según él autor no es nueva. Balugue dijo que “hay una minoría muy ruidosa que piensa que Messi es un extranjero en Argentina y eso se ha ido cargando desde hace mucho”.
“Hubo una época en la que la Federación Española intentó de varias maneras convencerlo de jugar en la selección pero él desde los 14 años estaba esperando a la selección argentina. Más argentino no puede ser. No perdió el acento de Rosario aunque lleve en Barcelona desde los 12 años. Vive en una pequeña Rosario rodeado de su gente, cerca suyo hay un supermercado y restaurantes argentinos, donde pasa su tiempo, luego se toma el avión y se va a entrenar al Barcelona”, describió Balague.
“Cuando se lo acusa de que si se le pagara en euros jugaría mejor, de porqué no juega bien con la selección y sí con el Barcelona, y que se siente un extranjero en Argentina. Es una minoría muy pequeña pero ruidosa y esas cosas duelen, y se han ido cargando”, precisó en declaraciones a radio Vorterix.
Por otro lado, aclaró que esta idea de renunciar había surgido hace cinco años, luego de que la selección perdiera en los cuartos de final de la Copa América: “Una de las historias que expliqué en mi libro es que en la Copa América de 2011 cuando Argentina cayó en cuartos, Messi ya pensó en dejar la selección. Y todavía ni estaba por verse el mejor Messi. Se lo convenció de lo contrario, era un calentón”.
“Es un caso complejo. Son dos caras de la misma moneda. Esa misma pasión que tienen para los extremos es la que obliga a la selección a salir a ganarlo todo. Es una exigencia que viene bien si no se pasan ciertas fronteras que se han pasado muy a menudo en el caso de Leo. Se han dicho muchas cosas que no son ciertas, se lo ha acusado de un montón de cosas que le han dolido mucho”, lamenta Balague, y expresa que “no sé si la campaña que ha comenzado allá para convencerlo de que cambie de opinión tendrá éxito”.
“Descubrimos que nuestros héroes no son infalibles y acaban, a veces desaparecen de la escena. Es la sensación que tengo con Leo. Pensar que no lo voy a ver más con la camiseta argentina me duele mucho”, siguió lamentando.
Además, argumentó que “desde el mundial fue tal el esfuerzo psicológico y físico para llegar a las finales y no ganarlas. Tiene 29 años recién cumplidos y a lo mejor piensa que esos esfuerzos de ir a Buenos Aires desde Barcelona y volver a mitad de temporada son cada vez más difíciles de recuperar”.
Hay una minoría muy ruidosa que piensa que Messi es un extranjero en Argentina
El autor de la única biografía autorizada de La Pulga contó que vive en una especie de Rosario rodeado de argentinos y se lamentó por la renuncia a la selección. La idea ya había surgido en 2011.
El psicólogo y novelista Mariano Marquevich hace referencia al por qué el mejor futbolista del mundo no pudo lograr su sueño. Los problemas con su padre biológico (Argentina) y el amor de su adoptivo (España).
“Es un momento duro para analizar. Lo primero que se me viene, y lo pensaba en el vestuario, es que ya está, se termino para mí la Selección. Son cuatro finales que perdí. Lo busqué, es lo que más deseaba, pero ya está. Es lo que siento ahora, es lo que pienso. Encima, me toca errar el penal a mí cuando ellos habían errado el primero”, sentenció Messi, en declaraciones para TyC Sports