Lugar: Espacio Patiño (Ecuador esq. Belisario Salinas). Fecha: A partir del 23 de Noviembre. Después de tres años de su última exposición, la artista Gilka Wara (Gilka Liberman) toma vuelo para insertar su nombre en el avispero de las exposiciones con una propuesta ambientalista de gran contenido animal y silvestre. Gilka ha coronado un trabajo de gran envergadura con alrededor de 60 cuadros que fomentan una versatilidad impoluta con su pintura. La artista explica largamente los matices y los motivos de su obra. En casi la mayoría de sus cuadros hay una alegoría a la preservación ambiental y eso le permite una mirada de reconciliación con el mundo, con todos los semblantes de la naturaleza microscópica, lo que la gente no ve a simple vista.
El trato de su obra es el reflejo de una convivencia ilimitada de conocimiento real; la magnitud de un casi imposible. Homenaje a la vida, el título de su nueva exposición es una mirada al más allá en la negación que suple la mirada contemplativa del progreso. De ahí que las partículas diminutas se junten para dar vida a la misma vida. “Es muy vivido, muy hermoso volver sobre algo que todos tienen que prestar atención”, dice aclarando el concepto que ella considera esencial en el homenaje que la artista le ofrece a la vida.
Y eso es tan simple como cuando explica que “ni yo misma podría repetir el mismo cuadro”, aunque todos se parezcan y desaten la proyección de una extensión similar de propuesta en las paletas los tonos y las propias pinturas. La comprensión de lo abstracto se hace real en la medida que se descubren animales en medio de un hábitat vulnerable al cemento, a la destrucción que día a día comprime y contrae la claridad de la obra natural. Ella misma se refleja en esta trayectoria casi icónica, desvanecida sobre los flancos que considera esenciales en la preservación de la vida.
“El tema que he tomado en esta nueva exposición es un homenaje a la vida porque queremos que los tiempos sean mejores para todos y para agradecer a la naturaleza. Que los animales sean felices y que la vida transcurra con toda la felicidad”. Hace referencia a los paisajes boscosos a los ríos y a la naturaleza que combina con el deseo de un imposible.
“El llamado que tengo para el mundo y los bolivianos es salvar los ríos que no se contaminan, para que el aire sea más puro, que es tan importante para el ciclo vital de la vida misma. No podemos permitimos a nombre del progreso la destrucción”, dice la artista y complementa con una frase que refleja el otro lado de su propuesta pictórica: “Vivimos en un constante peligro de extinción”.
Desde que comenzó con la pintura, ella dice desde niña, y luego cuando su trabajo adquirió forma, se la identifica con el arte naiv que reconoce ha sido una influencia en su visión con la preservación de las especies: flora y fauna.
¿Eres recurrente en tu propuesta de arte naiv?
He evolucionado tratando de que mi arte sea más avanzado, más pensado, que tenga más imágenes y más creación y ahora que he estado pintando Homenaje a la vida, quería acercarme más a los animales.
¿Te consideras única en tu propuesta?
Tengo una forma de realizar mis cuadros que podría decirse que es única, la forma de poner los colores de exaltar unos sobre ciertos fondos, elaborar los personajes o animales y encima de ellos otras capas que los hacen únicos. Ni yo misma podría repetir el mismo cuadro.
Olea yeso, marmolados, chorrero juegan en esta nueva exposición que abrirá sus puertas el próximo 23 de noviembre en el Espacio Patiño del barrio de Sopocachi en La Paz.
Aclara que en estos tres últimos años además de los cuadros que ha estado pintando entre su casa en UNI con un paisaje esplendido de las montañas nevadas de La Paz (Illimani), ha estado abocada en otros proyectos. El anteaño pasado presentó el libro Gilka Wara Liberman que reúne una colección de su obra desde 1985 a 2014. Varios de estos cuadros se encuentran en colecciones privadas, otros en museos que han adquirido sus obras.