Donald Trump: Presidente de EEUU o CEO

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Con un ego desbordante e impulsivo, Donald Trump desafió todos los pronósticos y se impuso en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos a pesar de su absoluta inexperiencia política. Con polémicos discursos que apuntaron a las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses, el magnate republicano de 70 años se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos.

Multimillonario y estrella de “reality shows”, Trump lanzó su campaña populista de derecha y ganó la nominación del Partido Republicano. Durante muchas veces en los tres largos meses que duró la campaña, Trump recibió duros golpes de sus correligionarios políticos. Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos; sus divorcios y por ser el animador estrella del programa “El Aprendiz”., hasta que prometió “volver a hacer a los Estados Unidos grande otra vez”.

DONALD TRUMP SE ÁNIMO DESDE EL LLANO PARA HACER PROPUESTAS INSÓLITAS, una de ellas: frenar la inmigración clandestina. Habló de expulsar a los 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos que viven en EEUU. Prometió devolver empleos a los estadounidenses renegociando acuerdos comerciales. Para prevenir ataques en su territorio, defendió la prohibición de entrada al país de inmigrantes con “una historia probada de terrorismo”.

Nacido en Nueva York (14 de junio de 1946), es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario neoyorquino. Temprano fue enviado a una escuela militar para intentar calmar su temperamento. Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar. Su padre lo ayudó con lo que Trump denominó “un pequeño préstamo de un millón de dólares”. Tomó el control del negocio familiar en 1971 e impuso su sello.

Especialistas en derecho constitucional americano creen que los negocios del magnate pueden ser uno de sus mayores obstáculos de sus próximos cuatro años de mandato. Trump decidió no transferir sus negocios para administradores independientes. En cambio, pidió a sus hijos que asuman sus empresas, para evitar acusaciones de corrupción y tráfico de influencias. Empero, la presencia de sus familiares en eventos oficiales encendió la llama de los primeros conflictos que enfrentará de aquí en adelante.

AMERICA LATINA NO SERÁ CENTRAL EN LA política exterior de Estados Unidos. Su elección como presidente puede no ser una buena noticia para la región. El analista de asuntos financieros Gino Pausalli, dice que cuando el Partido Republicano llega a la Casa Blanca aparece un escenario en el que se generan las peores condiciones para la convergencia de preferencias entre la región y los Estados Unidos. La probabilidad de que un país latinoamericano coincida en temas internacionales es un 20% menor si el presidente estadounidense es republicano.

El analista dice que hay que tomar en cuenta que la importancia de América Latina para los Estados Unidos en las últimas décadas fue disminuyendo. Tras el descongelamiento de las relaciones con Cuba, para Washington solamente la cuestión migratoria y la lucha contra las drogas son factores relevantes. “Dependerá de cuáles sean los objetivos de inserción internacional de los países latinoamericanos y si requieren de un fuerte interés de Washington en el continente o no”, añade Pausalli.

Por otra parte, los tratados de libre comercio que Trump criticó durante su campaña puede que hayan sido una herramienta electoral para ganar votos. El director de Perfil, Jorge Fontevechia dice que “Trump registra correctamente la insatisfacción de parte de la clase media que perdió sus trabajos o bajaron sus ingresos por la competencia con trabajadores de otros países con sueldos menores para el mismo tipo de producto, pero está viendo sólo una parte de las consecuencias de aquellos tratados porque simultáneamente se están generando en los Estados Unidos nuevos puestos gracias a estos mismos tratados”.

El director editorial del principal diario de México, Reforma, en un debate con los responsables de Relaciones Exteriores y de Economía del diario mexicano, explicaron que es posible que Trump este mal informado y que cuando, ya siendo presidente tenga todos los datos, podría cambiar de opinión respecto a sus relaciones comerciales con México. Un ejemplo: el 40% de las exportaciones del país fuera de EEUU contiene algún componente norteamericano, es decir, las “maquilas” mexicanas también sirven para maquillar exportaciones norteamericanas.

“No sólo se equivocan los pueblos integrados mayoritariamente por ciudadanos insuficientemente informados, sino también se equivocan sus presidentes, aún con todos los datos a su disposición y rodeados de especialistas”, completa el director de la  Editora Perfil.

 

ESTA DEMÁS DECIR LA POSICIÓN BOLIVIANA SOBRE LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO. Sin ser presidente Evo Morales se sumó al coro entonces conformado por los expresidentes de Argentina Néstor Kirchner, de Brasil Inacio Lula da Silva y de Venezuela, Hugo Chávez que en el Cumbre de las Américas celebradas en Mar del Plata en 2005 se opusieron a firmar el ALCA por considerar que era una forma de explotación colonial. Durante la Cumbre de las Américas realizada en Miami cuando Bill Clinton era el presidente, se aprobó el proyecto de una zona de comercio común para toda América, a implementarse en 2005. En noviembre de ese año, en la Cumbre de las Américas, de Mar del Plata, con George Bush como presidente, Chávez, Lula y Kirchner se negaron a firmar el ALCA. Estaban a favor los presidentes de Chile (Lagos) y de Colombia (Uribe) y otros 24 países, que después fueron firmando acuerdos de libre comercio individuales con los Estados Unidos.

¿Tenían razón Kirchner, Lula y Chávez? ¿Está equivocado hoy Trump al sostener que lo único que hacen estos tratados es sacar empleos a los norteamericanos? La propia idea de que para que uno gane el otro deba perder (“negocio de suma cero”) puede estar equivocada como también Kirchner, Lula y Chávez pudieron estar equivocados hace diez años y simultáneamente Trump también pueda estar equivocado ahora.

 

EN CUANTO A SU RELACIÓN CON BOLIVIA NO QUEDAN MUCHAS PRIORIDADES. Es probable que la lucha contra el narcotráfico siga siendo una de ellas, pero se sabe de antemano cual es la posición de la administración del presidente Morales al respecto. Lo que se tiene claro es que Trump quiere construir un muro en su frontera con México. El control fronterizo para evitar el suministro de estupefacientes será una de las prioridades del nuevo presidente norteamericano. Tenía razón el analista de Stratfor Gregory Watson al señalar que los Estados Unidos, ha perdido interés en la guerra contra el narcotráfico en la medida que el componente de la estrategia es nacional ya no es hegemonizada por la DEA y sus agencias.

 

TRUMP GANÓ LA ELECCIÓN AJENO Y OPUESTO AL SISTEMA POLÍTICO ESTADOUNIDENSE, mostrando su voluntad de cambiar las cosas con una serie de propuestas que causaron zozobra. Alarmó cuando dijo que desde México llegan criminales y violadores. Pero luego visitó ese país y más recientemente moderó su retórica sobre las deportaciones masivas. Este tema impacta directamente en la economía de América Latina que recibe cada año más de US $ 65.000 millones en remesas enviadas por inmigrantes desde EEUU.

Trump define el Tratado de Libre Comercio de EEUU con Canadá y México, conocido como Nafta, como “el peor” jamás firmado, y habla de imponer un arancel de 35% para importaciones desde el vecino del sur. Esto tendría un impacto enorme en la economía de México, que el año pasado exportó bienes y servicios por US $ 316.400 millones y logró un superávit comercial bilateral de US $ 49.200 millones.

Sea como fuera la irrupción de líderes antiestablishment simultáneamente en distintas partes del planeta tiene su lógica. En casi todos los países están disconformes con sus dirigentes porque es la primera vez que la mayoría de las poblaciones observan que viven peor que sus padres y temen que sus hijos vivan aún peor que ellas. “El fin del sueño americano” es un documental de Noam Chomsky que también describe la frustración y el enojo de la clase media en los Estados Unidos al ver que el salario de un empleado en la década del 70,  previo a la llegada de Reagan y del neoliberalismo, era mayor que el actual.

Trump propone crear riqueza (no redistribuirla) premiando a los más exitosos para que inviertan y anuncia un plan de inversión en infraestructura -símil Plan Marshall- que modernice la obra pública. Trump a veces dice la verdad. El problema es que no se sabe cuándo.

 

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