Maniobra nuclear de Trump para imponer a su candidato al Supemo

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“Si puedes, Mitch, apuesta por (la opción) nuclear”. Este es el mensaje que Donald Trump envió ayer al líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell. El presidente de EEUU le aconseja que, de ser necesario, haga uso haga uso de una excepción parlamentaria conocida como “opción nuclear” para confirmar al juez Neil Gorsuch, su candidato para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo, y que probablemente deberá afrontar una tenaz resistencia a su nominación por parte de los senadores demócratas.

Lo que Trump aconseja a McConell, en caso de estancamiento en el proceso de confirmación, es que utilice la llamada “opción nuclear”, cuya aplicación es muy inusual pero sobre la que el líder de la mayoría en la Cámara Alta tiene el poder de activar a discreción. Ésta cambia las reglas del Senado, al requerir una aprobación solo por mayoría simple(50) y no de 60 votos.

“Depende de Mitch (McConnell), pero yo diría que vaya a por ello”, afirmó Trump durante una reunión en la Casa Blanca con grupos vinculados al Tribunal Supremo. La maniobra pondría en peligro de forma permanente la capacidad de la minoría demócrata para bloquear el voto en casi cualquier asunto, desde legislaciones hasta nombramientos judiciales o nominaciones relativamente rutinarias para puestos del Gobierno.

Gorsuch es la nominación más importante hasta la fecha del presidente Trump. El Tribunal Supremo emite generalmente fallos sobre cuestiones de importancia nacional -como en el caso de la batalla por Florida en las presidenciales del año 2000 entre Al Gore y George W. Bush-, pero su poder también posee enormes ramificaciones en clave internacional. Por ejemplo, el Supremo probablemente deberá decidir sobre el veto migratorio impuesto por el presidente, que afecta a más de 130 millones de personas de siete países de mayoría musulmana.

La máxima instancia judicial del país deberá dictaminar cuáles son los papeles constitucionales del presidente en esta materia, cuál es el interés general que se pretende proteger (“la seguridad”, según la Administración Trump) y la garantía de los derechos. Varios tribunales menores han paralizado temporalmente ciertos aspectos de la orden ejecutiva, definida por los fiscales generales de 16 estados como “inconstitucional, antiestadounidense e ilegal”. Asimismo, Trump cesó el martes a la fiscal general Sally Yates por su rechazo a defender el veto en los tribunales.

Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, perfiló ayer la batalla en ciernes al afirmar que Gorsuch debe demostrar que “en esta nueva era está dispuesto a defender con vigor” la Carta Magna “de los abusos del poder ejecutivo”.

“La historia de EEUU siempre ha estado vinculada a este juego de poder entre el poder político y el poder judicial. El Supremo interviene mucho en cuestiones políticas porque casi todos los asuntos en EEUU se acaban judicializando. Cuando crean su Estado, los norteamericanos quieren apartarse del modelo británico. Se dan cuenta de que el Parlamento es un instrumento esencial, pero que debe ser controlado porque puede llegar a oprimir a una minoría. Por ello, otorgan mucho poder al presidente y desarrollan un modelo de control, conceden un papel de control a los jueces para que vigilen a la mayoría. De hecho, al Supremo se le llama el ‘Watchdog’ [perro guardián]”, explica a este diario Federico de Montalvo, doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional comparado en la Universidad Pontificia Comillas.

Maniobra sin precedentes en el Senado

La maniobra de Trump coincidió una reacción sin precedentes a la obstrucción demócrata en el Senado. Los republicanos del Comité de Finanzas del Senado aprobaron ayer la nominación de los candidatos del presidente para los puestos de secretarios de Sanidad y del Tesoro -Tom Price y Steven Mnuchin- a pesar de que los demócratas seausentaron de la votación. ¿Cómo? Cambiando las reglas del comité.

La ‘jugada’ para vencer las maniobras dilatorias de sus rivales amenaza con avivar la tensión entre los dos partidos. El responsable del Comité de Finanzas, Orrin Hatch, senador por Utah, suspendió las reglas permanentes, que exigen la asistencia de al menos un miembro de cada partido para que continúe el trabajo de la comisión. Los republicanos reunidos aprobaron por unanimidad el cambio y votaron sin que ningún demócrata estuviera presente. Lamaniobra se produjo después de que los demócratas se negaran a asistir a la votación sobre los nominados durante dos días consecutivos.

El argumento de los demócratas se basa en las declaraciones de Price y Mnuchin ante legisladores sobre polémicas actuaciones en el pasado. En el caso del secretario de Sanidad, se le acusa de un mal uso de información privilegiada. Los demócratas reclaman que Hatch ofrezca más explicaciones por la compra de acciones de unas compañías farmacéuticas, compra realizada días antes de apoyar una legislación en el Congreso que las beneficiaría.

En el caso de Mnuchin, a quien los senadores demócratas definen como “una máquina de ejecuciones hipotecarias”, se le exige que aporte más datos sobre la compra en plena crisis inmobiliaria de la entidad californiana en bancarrota IndyMac, rebautizada posteriormente como OneWest. Durante su gestión se embargaron las casas de más de 30.000 californianos, en una operación que generó amplia polémica debido a los “métodos abusivos” del banco para llevar a cabo las ejecuciones hipotecarias, de acuerdo con los documentos de una demanda judicial.