
La pregunta puede considerarse una advertencia relacionada con las   decisiones sobre la provisión de agua y el cuidado de los recursos  naturales en nuestro país. Ya se escuchan  voces de alerta de varios  ciudadanos en medios de información y en eventos realizados con vecinos. 
 El anterior mes llamó mi atención la declaración del investigador y  docente Roger Carvajal, quien indica que a pesar que La Paz tiene cinco  grandes represas y Bolivia se cuenta entre los países con más cantidad  de agua en Latinoamérica, es al mismo tiempo el país que tiene mayor  “huella hídrica” en Latinoamérica, luego de Brasil, México y Cuba. 
 Se define la huella hídrica como el volumen total de agua dulce que  se utiliza para producir bienes y servicios de una comunidad o de un  país. El interés por la huella hídrica nace en el análisis de los  impactos que genera el hombre en los recursos hídricos, ya sea por  consumo humano o por la contaminación del agua. 
 Es importante reconocer que existe una relación intrínseca entre  bosque, generación de nubes, lluvia y la Amazonia, siendo esta una zona  crítica que debía ser cuidada. Porque está comprobado científicamente  que esa es la lluvia que llega al Altiplano norte de nuestro país. 
 En este sentido, la ambientalista Cecilia Requena advierte que la  megarepresa Chepete-El Bala dañará una zona de gran biodiversidad, como  es el norte de La Paz, donde se encuentran el Parque Nacional Madidi y  la Reserva Pilón Lajas.  Se estará destruyendo bosques y generando GEIs  (Gases de Efecto Invernadero) metano, y afectando a tres TICOs (Tierras  Indígenas Comunitarias de Origen), lo cual contradice los postulados de  “defensa de la Madre Tierra” que difunde el actual gobierno. 
 La escasez física del agua es provocada por la deforestación, pues  dentro del ciclo del agua cuando las nubes llegan a los bosques y no  encuentran árboles se van y no se produce la lluvia; y según últimas  informaciones, la Amazonia peor conservada es la de Bolivia. 
 Se conoce que en Bolivia cada año se deforesta el equivalente a 204  mil canchas de fútbol, sobre la  base de datos del viceministerio del  Medio Ambiente (diciembre 2016). Entre los años 2013 y 2014 se  deforestaron cerca de 251 mil hectáreas. Los principales causantes de la  deforestación son las actividades ganaderas, la explotación petrolera,  la agricultura familiar y mecanizada; a estos factores se sumaría la  construcción de grandes hidroeléctricas que destruyen miles de hectáreas  de bosque para lograr sus objetivos. 
 Por tanto, no se trata sólo de “bombardear nubes”, como afirmó un  funcionario público, sino de realizar una gestión integral del agua,  esta gestión debería incluir a los municipios y gobernaciones, indica el  investigador Roger Carvajal. Una represa es una construcción gigante de  hormigón construida sobre un río con la  finalidad de retener agua,  almacenarla para que luego pueda ser utilizada por los habitantes de una  comunidad o una ciudad. Puede ser utilizada para producir energía  mecánica y/o energía eléctrica, de ahí el nombre de represa  hidroeléctrica.   Uno de los problemas que ocasionan estas construcciones es el  desvío de curso de los ríos. Esto implica que los ecosistemas naturales  se ven afectados de forma evidente. Por este motivo, los movimientos  ecologistas se oponen a las megarepresas hidroeléctricas, porque los  daños ambientales  ocasionados serán irreversibles. 
 Con la pretendida construcción de la megarepresa del Chepete-El  Bala se inundarían 60.000 hectáreas  de bosque (en su cota ordinaria)  con cientos de especies de animales y flora nativa, además de desalojar  de forma obligada a miles de indígenas a otras regiones; y al millonario  costo de 6.337 millones de dólares, advirtió el sociólogo Ricardo Calla  en un evento organizado por vecinos de la zona Sur en febrero de 2017. 
 Sobre la  base de datos de la ficha ambiental del estudio del  proyecto hidroeléctrico El Bala Chepete se conoce que ya en 1958 el  proyecto no continuó porque el área de inundación era de 3.835 Km2,  equivalente a casi el 40%  de la superficie del  lago Titicaca. Durante  el gobierno de  Banzer (1998) se aprueba la Ley 1887 en ésta se  pretendía formar un lago artificial de casi 2.000 Km2 y habilitar  terrenos para agricultura. 
 En 2016 la empresa Geodata realiza un estudio en el que   recomienda la construcción de la represa Chepete-El Bala, indicando que  su área de influencia equivaldría a una superficie superior a la ciudad  de La Paz.  En este momento el proyecto se encuentra en su fase 2  estudio a diseño final para que a fines de 2018 el gobierno del MAS lo  pueda aprobar y convocar a licitación para su construcción, ha afirmado  Wálter Solón, director de la Fundación Solón, mediante un video  difundido en redes sociales.   
 El proyecto está enfocado en vender energía eléctrica al Brasil,  pero en su millonario costo no se ha incluido el costo de la línea de  transmisión desde el PN Madidi hasta Cuyabá. 
 El proyecto de la megarepresa contradice lo indicado en la actual  Constitución Política del Estado, porque estará ubicado en áreas  protegidas como el Parque Nacional Madidi y la Reserva Pilón Lajas,  donde se concentra la mayor biodiversidad de Bolivia.  
 La construcción de la megarepresa Chepete-El Bala dañará  cientos  de especies de animales y plantas, destruyendo ecosistemas y quebrando  ciclos de reproducción de la fauna y los peces,  han advertido grupos de  indígenas que serían afectados y lo más grave es que en la ficha  ambiental de Geodata no se dispone de datos sobre los efectos de la  deforestación de casi 60.000 hectáreas que producirían gas metano CH4  porque luego de la inundación de los bosques, los árboles se descomponen  y emiten a la atmósfera el peligroso gas metano. 
 Pensando con serenidad, recomendamos a las autoridades que  consideren estas advertencias y vean alternativas a la construcción de  las megarepresas, realizando la consulta previa que emana de nuestras  leyes con los actores sociales involucrados. 
 Pedimos al Creador de la naturaleza  que la verdad triunfe sobre la  mentira en la planificación de nuevos proyectos hidroeléctricos y  evitemos la deforestación de nuestros bosques, impulsando planes de  educación ambiental con toda la población.
Oswaldo Salcedo Rada educador ambiental.
                			
                                        			






	
	
	



