La ONU llevó el cólera a Haití y no ha podido controlar el brote

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Foto: Meridith Kohut para The New York Times

La Organización de las Naciones Unidas expresa una creciente alarma por el brote de cólera en Yemen, país devastado por la guerra, pero también se muestra cada vez más preocupada por los efectos secundarios del difícil flagelo del cólera en Haití, ocasionado por sus propias fuerzas para el mantenimiento de la paz hace más de seis años.

El año pasado, Ban Ki-moon, quien era el secretario general de las Naciones Unidas, creó un fideicomiso voluntario de 400 millones de dólares para que Haití luchara contra el cólera. También se disculpó por la participación del organismo tras haber negado en repetidas ocasiones toda responsabilidad. No obstante, el fondo, creado en parte para restituir a las víctimas de cólera, solo recabó unos cuantos millones de dólares y ahora está casi vacío.

Las súplicas de António Guterres, el sucesor de Ban Ki-moon, para conseguir contribuciones benéficas han caído en oídos sordos. Además, la propuesta que anunció la oficina de Guterres el 14 de junio para asignar los 40,5 millones de dólares sobrantes de la misión de mantenimiento de la paz en Haití -que en breve será disuelta- a la lucha contra el cólera, se ha topado con fuerte resistencia.

La subsecretaria general Amina J. Mohammed advirtió que sin una disponibilidad inmediata de fondos “la respuesta intensificada contra el cólera y los esfuerzos de control no podrán mantenerse para lo que resta de 2017 y 2018”.

El 20 de junio, Guterres nombró a un nuevo representante especial para la crisis de cólera en Haití -el tercero hasta ahora- con el fin de encontrar nuevas soluciones para recabar fondos.

Días después a los funcionarios de las Naciones Unidas les llegó un recordatorio de que no necesariamente podría funcionar su esfuerzo para proteger a la organización contra las demandas por el cólera en Haití con el argumento de inmunidad diplomática. El Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó un caso en nombre de la ONU, pero el abogado principal de las víctimas haitianas recusó una solicitud para desestimarlo con documentos presentados ante la Corte Federal del Distrito de Brooklyn.

En los documentos, el abogado John Haggerty argumenta que Naciones Unidas aceptó desde la década de los noventa que era legalmente responsable por los daños ocasionados por la negligencia en las operaciones de mantenimiento de paz. El Departamento de Justicia tiene hasta el 7 de julio para responder al expediente.

Haggerty indicó que el hecho de que la ONU haya aceptado esa responsabilidad equivale a renunciar a la inmunidad prevista en el tratado que la organización ha invocado como protección, conocido como la Convención sobre los Privilegios e Inmunidades de los Organismos Especializados de la ONU.

El tratado, dijo, “no debería ser un escudo tras el que puedan esconderse, ya que la ONU (o el gobierno de Estados Unidos) no quiere pagar el precio derivado de la indiscutible y grave negligencia en este caso”.

Los funcionarios dijeron que esperan que la demanda de Haggerty sea desestimada. Otra demanda que fue presentada por el Instituto para Justicia y Democracia en Haití, un grupo de defensoría, no fue procesada en agosto pasado por el Departamento de Justicia.

“Nuestra postura legal sigue siendo la misma”, dijo Stéphane Dujarric, vocera de Guterres. “Estamos concentrados en combatir el cólera y en brindarle asistencia a las comunidades afectadas”.

Aproximadamente 10.000 haitianos han muerto y cerca de un millón han enfermado desde que integrantes nepalíes de las fuerzas del mantenimiento de paz de las Naciones Unidas, que estaban infectados, introdujeron la bacteria al país caribeño en 2010. Los estudios mostraron que la bacteria del cólera provino de instalaciones sanitarias descuidadas usadas por los integrantes de la misión de la ONU.

La organización nunca reconoció que fue su error e incluso cuando Ban se disculpó en diciembre pasado, emitió la disculpa sin mencionar cómo había llegado el cólera a Haití, el país más pobre del hemisferio occidental. La solución fue crear un fideicomiso voluntario de 400 millones de dólares; un gesto benéfico para demostrar buena voluntad y asumir lo que calificó como una “responsabilidad moral” para hacer lo correcto en Haití.

El enojo de Haití por el tema del cólera se hizo evidente a mediados de junio cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas visitó el país, antes del fin programado de la misión que ha estado ahí durante trece años. Cientos de manifestantes protestaron afuera de la sede de la misión.

Los críticos de Naciones Unidas han argumentado que la respuesta de la institución a la crisis de cólera en Haití deja mucho que desear y carece de garantías para resarcir el daño a las víctimas mientras las donaciones sean voluntarias.

Beatrice Lindstrom, abogada del Instituto para Justicia y Democracia en Haití, dijo que “mientras Naciones Unidas no cumpla su promesa de financiar la eliminación del cólera y la reparación de las víctimas, tendrá que enfrentar los desafíos legales y una pesadilla de relaciones públicas”.