Millones de personas están a punto de regresar a la pobreza
América Latina y el Caribe (ALC) ha logrado avances significativos en la reducción de la pobreza y la desigualdad, pero la frecuencia de los choques naturales y de aquellos creados por el hombre amenazan con regresar a millones de personas a la pobreza, a menos que se aceleren los esfuerzos por mitigar y afrontar estos riesgos, expresa un nuevo estudio del Banco Mundial.
MAPA DE VULNERABILIDAD
En Bolivia se tiene un mapa de la vulnerabilidad, que fue elaborado por la Unión Europea en 2012 y actualizado en 2014. Pero, a nivel nacional, no hay una metodología para medir el impacto del cambio climático en la economía.
Sugiere que debería implementarse metodologías similares a las que ya tienen otros países, como Estados Unidos, pero también podría trabajarse en el consumo de los recursos naturales, el cambio por la migración y aprovechamiento de las precipitaciones pluviales, entre otros.
El documento del Banco Mundial sostiene que al no existir una metodología apropiada para estos efectos, es muy difícil medir el impacto de los cambios climáticos en la economía del país.
Algunas economías incluyen ya en su Producto Interno Bruto (PIB) el impacto del cambio climático. Por ejemplo, Estados Unidos, a partir de 2012, mide el impacto de los desastres naturales, y su incidencia en la generación del empleo.
Europa mide la emisión de dióxido de carbono, que está enmarcado en las cuentas nacionales verdes. Latinoamérica no avanzó aún en esta tarea y mantiene su medición del PIB de manera ortodoxa, sin tomar otros parámetros.
ESTUDIO DEL BANCO MUNDIAL
“¿Desarrollo Económico Inestable? Choques Agregados en América Latina y el Caribe” señala que los choques agregados (aquellos que afectan a un gran número de gente al mismo tiempo), como los desastres naturales, el crimen, la violencia y las epidemias, representan un desafío considerable para la población vulnerable de ALC, sobre todo en el actual contexto de bajo crecimiento económico y crecientes déficits públicos.
“A pesar de los grandes avances en términos de prosperidad de los últimos años, muchas personas en América Latina y el Caribe están tan sólo a un desastre de regresar a la pobreza”, dijo Jorge Familiar, Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
“Los países deben prepararse mejor y fortalecer su resiliencia ante los choques, para así no perder en un día lo que les tomó años construir”. Entre 2003 y 2012, la proporción de personas en situación de pobreza extrema se redujo a la mitad, hasta alcanzar el 12,3 por ciento, mientras que la de aquellos en pobreza moderada bajó de 41,1 a 25,3 por ciento. Sin embargo, prácticamente cuatro de cada 10 hogares siguen siendo considerados como económicamente vulnerables, corriendo el riesgo de volver a la pobreza debido a los choques agregados.
DESASTRES NATURALES
Entre 1970 y 2014, la incidencia de los desastres naturales en la región se triplicó. Las lluvias y sequías extremas son una amenaza casi constante. En el Caribe, al menos un país “y muchas veces más de uno” experimenta un huracán o ciclón todos los años.
Más de un cuarto de todos los sismos de magnitud 8.0 o más ocurren en el oeste sudamericano. De igual manera, enfermedades infecciosas y virus como el Zika y el Chikungunya proliferan en territorios cálidos y húmedos de muchos países tropicales de ALC.
Además de desastres naturales, la población enfrenta desafíos sociales significativos. En algunos lugares, las tasas de criminalidad y violencia son comparables a las de países en guerra. En otros, existe una proliferación de pandillas juveniles, tráfico de drogas, lavado de dinero y violencia doméstica.
Por su parte, las crisis financieras pueden provocar que el desempleo se dispare. El informe subraya el hecho de que a menudo son los pobres los que más sufren estos choques, así como el menor nivel de empleo y consumo que generalmente surge después de estas crisis.
EFECTOS DE LA POBREZA
Los grandes desastres naturales o los conflictos civiles suelen afectar a las economías locales, destruyendo activos, dañando negocios y alterando los mercados. En consecuencia, las familias sacan a los niños de la escuela con frecuencia para que trabajen, lo que tiene un impacto negativo a largo plazo, tanto para estos individuos como para la sociedad en su conjunto. Asimismo, en anticipación al próximo desastre, muchos hogares vulnerables eligen actividades económicas de bajo riesgo y bajo ingreso, perpetuando así la pobreza, concluye expresando el estudio del Banco Mundial.