Empresa & Comportamiento del mercado

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El Nuevo Comodín de las Inversiones

APP – Asociaciones Público Privadas

 

Bolivia abrió las puertas a las APP, promulgando el 3469, dando la posibilidad a empresas privadas nacionales y extranjeras para que puedan invertir en proyectos públicos.

La APP es la unión societaria entre el sector público y el sector privado, que se ha constituido en un motor de la economía a lo largo del mundo. Este modelo de negocio se utiliza para grandes proyectos de inversión sobre la base de riqueza o activo público, con reglas muy claras y básicas. Con estándares de calidad muy elevados que se fijan desde el inicio de la Sociedad, responsabilidades y obligaciones de las partes, así como penalidades.

Las APP en ningún caso significan privatizaciones, pues conservan la soberanía del país involucrado. Así mismo, las APP tienen un fin específico y un tiempo determinado de vida. Hoy a nivel mundial se ha constituido en una buena manera de atraer capital privado, liberando al Estado de esa constante presión sobre sus finanzas y ayudándolo a encarar proyectos de la mano de socios especializados en la materia.  Con una administración empresarial que vela por los intereses de la empresa (APP), por lo cual asegura utilidades.

En América gran parte de los países han adoptado esta modalidad que arrancó 20 años atrás y en su mayoría con gran éxito. Un claro ejemplo es Perú que generó más de 150 APP generando inversiones en el orden de los US$ 50.000 millones en los últimos 15 años. O Chile donde el 60% de su infraestructura se realizaron bajo esta modalidad.

Todo este movimiento el cual incluye hoy a países como Cuba, que se enmarca en un régimen socialista, donde la inversión privada no se encontraba en su menú al inicio de su revolución, hoy también es parte de su tabla en busca la estabilidad financiera. Lo cierto el que los países de nuestra región han comprendido que se requiere más allá de los recursos públicos para generar crecimiento.

En el Reino Unido las APP se han realizado en una variedad de sectores, desde el sector salud hasta industria de alta tecnología. Se llevaron adelante más de 700 proyectos en los últimos 20 años. A partir de su experiencia hay gobiernos de todo el mundo interesados cómo desarrollar sus propios modelos de APP.

En enero de este año Bolivia abrió las puertas a las APP, promulgando el 3469, dando la posibilidad a empresas privadas nacionales y extranjeras para que puedan invertir en proyectos públicos, así como para conformar alianzas conjuntas con entidades territoriales autónomas; es normar una forma de alianza entre el sector privado y el público. Ahí se abre la posibilidad de que las entidades territoriales, municipios, gobernaciones, puedan generar alianzas con el sector privado para diferentes emprendimientos productivos y también para encarar obras de infraestructura.

El reto que tiene Bolivia es definir mecanismos agiles, que no espanten a los inversores privados, donde la iniciativa sea valorada y entendida como una alianza en busca de beneficios comunes. El llegar a entender esto es fundamental, pues tanto el público, como el privado, de manera conjunta buscarán los mejores precios, tecnologías, cronogramas y por supuesto las más altas utilidades.

 

Este tipo de inversiones marca una gran diferencia en relación con las licitaciones, donde el Estado contrata obras teniendo que apelar a sus fondos o acudiendo a créditos, donde debe entregar garantías soberanas. Sin duda alguna, la diferencia más importante radica en que las APP, tienen definido su fuente de repago en base al mismo proyecto. A diferencia de contrataciones mediante licitación de proyectos productivos, donde la responsabilidad del privado concluye con la entrega de la obra funcionando y luego es el Estado quien debe buscar mercados y convertirla en una empresa rentable.

Si bien los indicadores económicos de Bolivia se han mantenido con un crecimiento sostenido y la crisis que originó la caída del precio del petróleo no tuvo el impacto como en otros países del continente. Ese crecimiento se realizó básicamente a la venta de materia prima y la gran participación del Estado. Se invirtió en diferentes proyectos industriales que a la fecha no impactan en el PIB, así mismo muchos de estos proyectos se encuentran cuestionados por aspectos técnicos, de mercado y su sostenibilidad en el tiempo.

El rol del Estado enfocado, primordialmente, a la atención de las necesidades de la población, en sectores que no se mide por su rentabilidad y que demandan una gran cantidad de recursos cada día crece y ese rol provoca la desatención de ese aparato productivo estatal, desencadenando por distintos factores la disminución de eficiencia en las empresas del Estado y la consecuente disminución de utilidades, cayendo en muchos casos a tener empresas subvencionadas y posteriormente quebradas.

El sector privado cuida de mejor manera sus inversiones, pues se enfoca en generar utilidades buscando mayor eficacia y eficiencia en las diferentes actividades que realiza; manteniéndose al día en los procesos tecnológicos, capacitando a su personal y la exploración constante de nuevos mercados. Bolivia ha generado el instrumento jurídico para fusionar lo público y lo privado, para la creación de nuevas inversiones. Por declaraciones de la Ministra de Planificación Mariana Prado, la participación del sector privado en proyectos de interés nacional es vital; mencionó incluso algunos.  Ahora queda ver la eficiencia y eficacia estatal para hacer realidad estos nuevos emprendimientos.