Los seguidores de Bolsonaro exhiben su fuerza a una semana de las elecciones

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Los seguidores del militar retirado Jair Bolsonaro exhibieron este domingo en la avenida Paulista de São Paulo su fuerza y euforia a una semana de unas elecciones en las que los sondeos le otorgan enorme ventaja sobre su contrincante, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores. El candidato ultraderechista, como es habitual, no acudió a la manifestación de sus partidarios, que llenaron varias cuadras de la céntrica arteria peatonalizada. Pero sí envió un mensaje televisado en el que prometió “barrer del mapa a los ladrones rojos de Brasil”. El rojo es el color del PT.

Los 19 puntos de ventaja que las encuestas dan a Bolsonaro hace que sus seguidores se sientan cada día más confiados. Mientras, el candidato y su entorno siguen enviando señales inquietantes sobre cómo actuará si es elegido presidente. Eduardo Bolsonaro, diputado electo e hijo del presidenciable, sugiere en un vídeo que circuló en redes este domingo la posibilidad de cerrar el Tribunal Supremo, algo para lo que bastan, afirma, “un soldado y un cabo”. Horas después ha difundido una nota en Facebook en la que afirma que sus palabras, pronunciadas en junio, responden a una pregunta sobre la hipótesis de que su padre fuera descalificado sin motivos como candidato y añade que si “alguien cree que hay que cerrar el Supremo es que necesita un psiquiatra”.

No obstante, hay entre sus seguidores quienes manifiestan una fe ciega en el líder del Partido Social Liberal, un veterano parlamentario que fue capitán del Ejército. “Si Bolsonaro empieza a hablar de cerrar el Supremo, yo confío en él. Le doy un voto de confianza. Si en adelante el presidente nos decepciona, regresaremos de nuevo a la avenida Paulista a protestar”, explicaba Hilston Oliveira, un artista plástico, que junto con su esposa y sus tres hijos participaba en el acto a favor del excapitán del Ejército y veterano diputado. “Somos evangélicos y Bolsonaro defiende exactamente los valores en los que creemos”.

El otro gran protagonista ausente de la movilización fue el PT. El partido que ha gobernado el gigante sudamericano durante la mayoría de los últimos años es el blanco de la animadversión, e incluso el odio visceral, de los votantes de Bolsonaro. “Fora PT” y “Yo vine gratis” fueron algunas de las consignas más coreadas por un mar de gente con la camiseta amarilla que lo mismo simboliza Brasil que a Bolsonaro. La segunda es en referencia a que el PT supuestamente arrastra masas de acarreados pagados a sus mítines y en rechazo a las recientes acusaciones de propaganda pagada e ilegal favorable a Bolsonaro,

Exvotante fiel al PT, la jubilada Angélica, de 54 años, dejó de votar al partido de Lula tras los escándalos de corrupción en los que está implicado. “Es la corrupción lo que más me decepcionó. Lo que vemos hoy es un país lleno de bandidos, de tráfico de droga. No es que yo lo haya leído, es que lo veo en la calle. No quiero que el país se convierta en una Venezuela”, recalca la jubilada enfundada en una camiseta de “Bolsonaro, presidente” con una foto del candidato del PSL. “Claro que Bolsonaro no es un santo, pero todas sus propuestas son buenas, tenemos la oportunidad de reformar el país”.

La exhibición de fuerza llega días después que el diario Folha de S. Paulo publicara que un grupo de empresarios pagaba ilegalmente envíos masivos de mensajes por WhatsApp contra el PT. Desde entonces, los controladores de la aplicación suspendieron las cuentas de las empresas mencionadas. El caso está siendo investigado por las autoridades electorales y es improbable que haya alguna conclusión antes de la segunda vuelta, el domingo 28.

La víspera la ciudad acogió otra marcha, mucho menos multitudinaria, a favor de Haddad, el exministro que sustituyó a Lula como cabeza de lista del partido izquierdista cuando el expresidente fue encarcelado por corrupción hace unos meses.

Buena parte de los simpatizantes de Bolsonaro coinciden en que la prioridad es que el PT no regrese al poder (que perdió en 2016, con la destitución de Dilma Rousseff) porque le culpan de todos los males, desde la recesión hasta la visibilidad de la comunidad LGTBI que tanto les indigna.

Los reunidos fueron arengados desde varios autobuses descubiertos en una movilización que a ratos parecía la celebración de un triunfo futbolístico. Poco importaba a los presentes que el hombre con más probabilidades de ser el próximo presidente de Brasil no estuviera como en las marchas del impeachment de hace dos años. Bolsonaro prácticamente no ha pisado la calle desde que fue apuñalado por un desequilibrado. Además, prefiere hacerla en el controlado ambiente de las redes sociales que participar en los debates televisados.

 

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