Por qué Venezuela interesa tanto en países como Rusia, India, Turquía y Zimbabue

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Foto: Anadolu Agency

 

Las noticias de lo que ocurre en Venezuela se hacen un lugar cada semana en medios de comunicación más allá de las fronteras del continente americano.

Ya sea en el alfabeto latino, cirílico o persa, el país sudamericano despierta interés a lo largo del planeta. Incluso en algunos Estados con los que no guarda ningún lazo histórico ni comercial.

La Venezuela de Nicolás Maduro (y antes, la de Hugo Chávez) es un tema polémico infaltable en los debates electorales de naciones tan diferentes como España e Irán.

Incluso divide a socios políticos, como sucedió con el Movimiento 5 Estrellas y La Liga, que gobiernan Italia en coalición pero tienen posturas contrarias respecto a la legitimidad de Maduro como líder del Ejecutivo. Al final, decidieron no reconocerlo ni a él ni a Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela que se juramentó en enero como “presidente encargado” del país.

Pero, sobre todo, Venezuela tiene en vilo a aquellas naciones que no guardan buenas relaciones con Estados Unidos, una baza que explotó en las últimas dos décadas para hacer amigos.

¿Qué tiene de particular Venezuela que atrae la atención de tantos?

China cuida sus inversiones

La razón de China para seguir de cerca lo que sucede en Venezuela tiene 11 cifras.

El gigante asiático es el mayor acreedor de Caracas. Mientras el resto de agentes económicos dudaba cada vez más de la capacidad del país sudamericano de saldar sus deudas, Pekín le fue prestando durante años una suma superior a los US$50.000 millones (algunos analistas la cifran en US$67.000 millones).

Se cree que una buena parte ya ha sido devuelta. Según le dijo a BBC Mundo Carlos de Sousa, experto en América Latina de la empresa de análisis y pronósticos económicos Oxford Economics, quedarían al menos unos US$16.000 millones por pagar.

Precisamente, esta falta de transparencia ha hecho que la opinión pública china vea con desconfianza las inversiones hechas en Venezuela.

Vincent Ni, analista de la BBC para China, le explicó a BBC Mundo que el gobierno “normalmente es muy abierto” respecto a sus inversiones en el extranjero: “Que no quiera revelar cuánto le ha prestado a Venezuela dice mucho”.

Ante la censura a la que está sometida la población, hay que acudir a Internet para saber lo que piensan los chinos de esto.

“Básicamente, dicen que China todavía es un país en vías de desarrollo y en el que aún hay mucha gente viviendo en la pobreza como para estar dando tanto dinero a otros países”, afirmó Ni, que recordó que es difícil saber qué tan representativos pueden ser los comentarios anónimos en la red.

Pero la decisión china de invertir en Venezuela es estratégica. “Siempre tuvo una visión de largo plazo en relación a Venezuela: siendo este el país con mayores reservas de petróleo del mundo, tenía sentido invertir en él para asegurarse una fuente de petróleo, que es necesario para su crecimiento”, aseguró de Sousa.

Uno de los socios del banco de inversión Caracas Capital Markets, Russ Dallen, le decía la semana pasada a la cadena estadounidense CNBC que a los chinos les preocupaba que la oposición venezolana no les reconozca las deudas contraídas durante los años del chavismo o que encuentre “vacíos legales” para no pagarlas.

Los chinos no saben qué hacer. Los hombres de Maduro no les están pagando… y la situación continúa deteriorándose”, afirmó Dallen.

Aunque Guaidó ya intentó disipar estas dudas. “Nuestro gobierno actuará con un respeto riguroso de las leyes y sus deberes internacionales”, declaró a principios de febrero en una entrevista con el diario chino South China Morning Post. “Todos los acuerdos que se hayan firmado con China siguiendo la ley serán respetados“.

Pekín, de momento, ha mostrado su apoyo a Maduro, pero también ha admitido haber hablado con “todas las partes” del conflicto. Más que la fidelidad, su prioridad es velar por sus intereses económicos.

“China aún no sabe qué lado elegir… Los chinos no se sorprenderían si apoya a Guaidó“, afirmó Ni. “Durante la primavera árabe, apoyó a [el difunto líder sirio] Gaddafi hasta su caída. Cuando esta se dio, cambió de bando y a nadie le importó“.

Rusia y los dos campos de batalla

Venezuela tiene mucha presencia en los medios de comunicación rusos y hasta en el parlamento, donde los diputados realizan con frecuencia preguntas y declaraciones respecto a las relaciones con este país.

Para Rusia, la nación sudamericana tiene un interés geopolítico “muy importante” para “contrarrestar los intereses” de Estados Unidos en áreas consideradas, tradicionalmente, de influencia rusa, como explicó de Sousa.

“[Que EE.EU. se involucrara en el enfrentamiento con Ucrania] para Rusia fue una situación muy molesta. Entonces, de la misma manera, el gobierno de Putin está haciendo lo mismo en Venezuela: ‘Pues ahora yo te molesto a ti”.

“Para ellos es un plus. No es esencial, pero les resulta atractivo tener algunos intereses en el ‘patio trasero’ de EE.UU.”.

Para los rusos, Venezuela no solo representa un campo de batalla externo, sino también interno.

El editor del servicio ruso de la BBC, Famil Ismailov, afirmaba en diciembre: “Generalmente, el pueblo ruso está cansado de ayudar a gobiernos como el sirio o el venezolano en vez de que ese dinero se invierta dentro del país. Pero el gobierno ruso tiene una maquinaria de propaganda interna muy fuerte”.

El presidente, Vladimir Putin, apoya de manera sólida a Maduro y la prensa oficial rusa pone en duda el respaldo popular a la oposición venezolana, destacando las muestras de apoyo al Ejecutivo por encima de las protestas contra él, según el servicio de monitoreo de noticias de la BBC, BBC Monitoring.

A su vez, los distintos agentes de la oposición rusa (como Alexei Navalny o Mikhail Svetov) dejan sus diferencias a un lado cuando se trata de posicionarse en contra de Maduro. La relación de Rusia con Venezuela es uno de los escasos asuntos de política externa sobre el que se suelen manifestar.

“También hay intereses económicos bastante importantes. Rusia ha invertido, entre préstamos e inversiones directas, unos US$10.000 millones“, apuntó de Sousa. Algunos analistas elevan esta cifra a los US$17.000 millones.

“Los rusos lo vieron de una manera oportunista porque ya había comenzado la recesión en Venezuela y la caída de la producción petrolera. Entonces Rusia vio una oportunidad para comprar activos en la industria petroleraa precios muy baratos“, dijo el analista de Oxford Economics.

Los diputados rusos preguntan constantemente sobre el futuro del dinero prestado a Venezuela. Uno de los motivos es que, en Rusia, hay gente que tiene la sensación de que son fondos que no se recuperarán.

“Cuando los rusos invierten en un país, lo hacen por política, no por economía. Ese dinero (que se da a Venezuela) no regresará. Es un pago a Venezuela por apoyar la causa rusa”, aseguraba hace unos meses Ismailov. “Es muy importante mostrarle al público interno que, pese a las sanciones, Rusia cumple su rol como superpotencia y tiene países amigos. Vale la pena pagar por eso“.

De Sousa, sin embargo, no cree que sea del todo así. “China realizó sus inversiones con la intención de recuperar su dinero… Rusia, mitad y mitad. Yo diría que de los últimos préstamos que Rosneft [la petrolera estatal rusa] le hizo a PDVSA [la petrolera estatal venezolana], por US$6.000 millones, PDVSA ya le pagó la mitad. Creo que la otra mitad puede estar completamente perdida“.

“Pero las inversiones directas de Rosneft en pozos petroleros en el sur de Venezuela, creo que eso no se va a perder porque la oposición venezolana ya le ha indicado tanto a Rusia como a China que desean continuar haciendo negocios con ellos en el futuro cuando estén en el gobierno porque les interesa tener inversión extranjera en todos lados”.

“Obviamente, cuando la oposición tome el gobierno en el futuro, si es así, toda la deuda con China y con Rusia tendrá que ser reestructurada… De eso no me queda la menor duda: nadie va a salir sin pérdidas“.

Irán y la”venezuelización”

Pese a estar separados por más de 12.000 kilómetros, Irán y Venezuela tienen una relación que, según decía el ex presidente venezolano Hugo Chávez, es “sagrada“.

Irán ha sido uno de los pocos países que ha mostrado su respaldo a Maduro, tachando el autonombramiento de Guaidó como un “intento de golpe de Estado”.

Chávez y el ex mandatario iraní Mahmoud Ahmadineyad fueron quienes empezaron a fortalecer los lazos entre ambos países. Desde entonces, los antiguos líderes de ambos países y sus sucesores se han visitado mutuamente en varias ocasiones.

Pero en este caso, la alianza es de una naturaleza distinta, como explica el editor del canal de televisión persa de la BBC, Ebrahim Khalili: “El gobierno apoya a Venezuela porque su estrategia es estar en contra de todo aquello de lo cual Estados Unidos esté a favor“.

“Dice abiertamente que hay que estar cerca de los enemigos de nuestros enemigos“.

Siguiendo esta línea, la simpatía del Ejecutivo iraní se extiende a otros países latinoamericanos como Bolivia y Cuba. Pero Evo Morales no llega a despertar tantas pasiones en Irán como Maduro.

“Maduro es mucho más famoso porque le recuerda a la gente una cosa: problemas”, explicó Khalili a BBC Mundo.

“La prensa reformista, contraria al gobierno, dice que debemos aprender de Venezuela y que acabaremos igual si se usan las mismas técnicas de Maduro, como la represión”.

“Usa a Venezuela como un ejemplo para asustar a la gente“.

El país sudamericano se volvió un arma muy recurrente en las últimas elecciones presidenciales de 2017. A tal punto que en esa época llegó a acuñarse la palabra persa venezueloi (“venezuelización”), que según cuenta Khalili, significa “llegar a la misma situación económica nefasta de Venezuela“.

Turquía, en busca del oro venezolano

Maduro también es un nombre conocido en Turquía, donde aparece con regularidad en las redes sociales. Como en septiembre del año pasado, cuando un video en el que salía comiendo en un lujoso restaurante de Estambul desató gran polémica.

Se trataba de la cuarta visita del presidente venezolano a ese país desde 2016, año en que la relación entre ambas naciones empezó a florecer. Fue entonces cuando el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, sufrió un intento de golpe de Estado y Maduro fue uno de los primeros líderes mundiales que le mostró su apoyo.

No es de extrañar entonces que Erdogan haya reaccionado de manera recíproca esta vez y haya criticado a Estados Unidos por apoyar a Guaidó.

El parlamento turco incluso tiene un grupo dedicado a la “amistad” turco-venezolana y según le dijo su presidente, Kerem Ali Surekli del partido de Erdogan, en octubre a la agencia rusa Sputnik: “Ambos países resisten intervenciones externas y rechazan intervenciones externas y pueden valerse por sí mismos“.

Además de los paralelismos políticos, también existe un factor económico que lleva a los turcos a mantener la vista puesta en Venezuela.

“Turquía es un productor de joyas muy importante y uno de los mayores importadores de oro del mundo”, afirmó de Sousa. “Y el año pasado se convirtió en uno de los socios comerciales más importantes de Venezuela porque le compra oro”.

“Como la producción petrolera estaba cayendo tan rápidamente, la alternativa fácil que vio el régimen venezolano fue simplemente legalizar la explotación de oro y la minería en general en el Estado de Bolívar con el proyecto Arco Minero, en una zona que antes era protegida porque era un parque nacional”.

El año pasado, el valor de las exportaciones de oro de Caracas a Ankara ascendió a cerca US$900 millones. Una cifra que supera el total del intercambio comercial en general que ambos países tuvieron entre 2013 y 2017.

“Aparentemente”, este metal debe ser refinado en Turquía y devuelto a Venezuela, según un artículo reciente del corresponsal de la BBC en Turquía, Mark Lowen, que añade que “no hay registros” de que ese viaje de vuelta se haya concretado.

Pese a que Ankara ha recibido “advertencias recientes” sobre posibles sanciones estadounidenses por este negocio, según Lowen, Erdogan sigue anunciando planes cada vez más ambiciosos para el metal venezolano.

India teme que el crudo se encarezca

La situación venezolana no genera muchos titulares en la prensa india, pero el sector de los negocios no se pierde un detalle.

India es, según los datos que se consulten, el segundo o tercer mayor comprador de petróleo venezolano desde hace una década.

Y, en las últimas semanas, el país asiático ha sido contemplado como una posible solución (aunque sea parcial) a las sanciones que Estados Unidos, el principal destino de las exportaciones venezolanas de crudo, impuso a PDVSA a finales de enero.

“Probablemente India pueda beneficiarse de las sanciones porque es el otro mercado al que Venezuela podría redireccionar algunas de las exportaciones a EE.UU.”, opinó de Sousa. “No lo haría con China porque creemos que Venezuela tiene pagos retrasados con este país desde mayo de 2018. Entonces, si Venezuela le exporta más petróleo, simplemente sería una amortización más rápida de la deuda en vez de un mayor ingreso petrolero”.

“India sí pagaría en efectivo“.

Venezuela es rica en petróleo, pero un petróleo extra pesado que necesita tratamiento con diluyentes que, al ser importados de EE.UU., dejarán de estar a su disponibilidad.

“India sí tiene la capacidad de refinar el petróleo extra pesado de Venezuela”, indicó el analista. Aun así, de Sousa cree que Venezuela no podrá redireccionar a India más que una fracción de todas sus exportaciones a EE.UU.

El especialista en estudios energéticos y ambientales del Consejo Indio sobre Relaciones Globales Gateway House, Amit Bhandari, también desconfía de que India sea una alternativa viable para PDVSA. Según explicó a BBC Mundo, existen dos refinerías indias que pueden procesar el petróleo extra pesado y pertenecen al sector privado, que es más proclive a atenerse a las sanciones estadounidenses que el público.

“Estados Unidos es uno de nuestros mayores socios comerciales, no en materia de bienes sino de servicios. Muchas compañías con inversiones en India vienen de ese país y tenemos valores compartidos, como que ambas somos naciones democráticas”, afirmó Bhandari.

El ministro de petróleo y titular de PDVSA, Manuel Quevedo, viajó la semana pasada a India, donde, según dijo, tuvo “un encuentro muy productivo, donde vamos a seguir trabajando a través del intercambio en materia de petróleo”.

El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, reaccionó en Twitter con una advertencia: “Las naciones y firmas que apoyen el robo que Maduro hace de recursos venezolanos no serán olvidadas“.

Según Bhandari, más que perder a Venezuela como fuente de crudo, lo que le inquieta a los indios es que la caída de la producción venezolana conlleve a un aumento del precio. Después de China y Estados Unidos, India es el tercer mayor importador de crudo en el mundo.

“La mayor preocupación para India será que importamos alrededor del 85% de todo el petróleo que consumimos. Si Venezuela, y por tanto una oferta de crudo significante, queda fuera del mercado, el precio subirá para todos, sean clientes de Venezuela o no”, afirmó el experto indio.

“Eso sí que nos va a doler”.

Zimbabue, la ‘Venezuela de África’

El interés que Venezuela despierta en otros países no siempre deriva de los vínculos económicos o geopolíticos. Es el caso de Zimbabue, donde la crisis venezolana tiene una resonancia más profunda que en otros Estados africanos pese a no ser un socio comercial importante de Venezuela.

“Ambos países fueron prósperos alguna vez y tenían líderespintorescos, Hugo Chávez y Robert Mugabe, ambos desafiantes hacia Occidente”, explicó la corresponsal de la BBC en esa nación, Shingai Nyoka.

Zimbabue llegó a registrar en 2008 la segunda hiperinflación más alta de la que se tengan datos: 79.600 millones %, según la Tabla de Hiperinflación Mundial de Hanke-Krus. Hoy en día, su moneda ha quedado en desuso y las transacciones se realizan con divisas extranjeras, sobre todo, con dólares estadounidenses y rands sudafricanos.

La prensa zimbabuense sigue de cerca lo que sucede en aquel país sudamericano que, pese a ser tan lejano y diferente, la población compara con el suyo desde hace años.

“Los dos tienen por delante problemas económicos y políticos que incluyen hiperinflación, escasez de alimentos y gobiernos en desacuerdo con Occidente. El presidente Maduro y el expresidente Mugabe culpaban burlonamente al ‘imperialismo’ de sus infortunios”, aseguró Nyoka.

“Algunos han llamado a Zimbabue ‘La Venezuela de África“.

Los paralelismos entre ambos países han sido notados por expertos como Alexander Kriwoluzky, jefe de macroeconomía del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), que en agosto de 2018 le decía a la revista alemana Der Spiegel lo siguiente: “También Venezuela y Zimbabue tuvieron presidentes democráticamente elegidos en el poder, que continuaron expandiendo ese poder y se aseguraron el acceso a la imprenta del banco central para mantenerlo. Los resultados son altas tasas de inflación y un colapso del sistema económico“.

Mugabe fue presidente de Zimbabue durante cuatro décadas hasta su derrocamiento por un golpe militar en noviembre de 2017, cuando, con 93 años, se preparaba para dejar como sucesora a su esposa, Grace.

“Las opiniones en general sobre Venezuela y el presidente Maduro están tan divididas como polarizado está Zimbabue”, aseguró Nyoka.

Mientras algunos piensan que Zimbabue debe servir de advertencia a Venezuela sobre lo difícil que es “arreglar un Estado roto”, como aseguraba un periodista en la prensa local; los seguidores del presidente que ascendió al poder días después del golpe, Emmerson Mnangagwa, creen que Maduro “está siendo saboteado por países que quieren el petróleo de su país”, dijo Nyoka.

“Creen que la crisis económica es un producto de las sanciones y el sabotaje de la misma forma en que creen que estas son las causas de los problemas económicos de Zimbabue”, afirmó.

“Ven al presidente Maduro como un hombre que está pagando el precio de enfrentarse a Occidente”.