Robar lo que le pertenece al resto, Caso Lava Jato

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Hay temas cruciales en la vida.  El amor es uno de ellos. Decía Sófocles que el amor acaba siempre en la pendiente y que acelera las pulsaciones por el deseo incontenible de satisfacer emociones y deseos, a la vez. Tan importante como el amor para los seres vivos, la economía y la política lo son para los administradores de la gestión tanto pública como privada. En un ritmo noticioso que no cesa, las detenciones por el escándalo Lava Jato siguieron amenizando las discusiones en mesa. Como en la bolsa se venden y tranzan acciones de las empresas, en la mesa de Lava Jato se siguen apresando a altos funcionarios por el mayor escándalo de corrupción que envolvió a una poderosa empresa con varios gobiernos de la región en contratos híper millonarios. El expresidente Michel Temer de Brasil se fue preso unos días por su proximidad con asuntos pendientes en la justicia; por sus conexiones con el poder del dinero antes de que sea elegido presidente. Una nota ilustra esta pobre escena que sucesivamente ha conducido a la cárcel a varios líderes y jefes políticos. Al lado del amor y la corrupción, se podrá decir que uno es corrupto por satisfacer la ferocidad del ego y aunque este justificativo aparente no tiene perdón, cuando se trata de sacar de las arcas públicas para satisfacción propia, le estas robando al pueblo. Lo económico manda en la vida. Por eso, nuevamente, está en la palestra la importancia de ser un buen administrador antes que un ególatra o un corrupto. No es comprensible validar una imagen admirable de sí mismo cuando tus pronósticos económicos se frustraron en algún momento; lo que lleva, cuando no se tiene principios ni éticos ni morales, a una carrera desenfrenada de robar lo que le pertenece a otro.

 

 

Noticias

La publicación argentina pone en carpeta la previa de las elecciones que se realizarán este año en la Argentina, una semana antes que en Bolivia. Elección que se mueve en el tablero de los equilibrios con cierta cautela. A Macri no le ha podido ir peor: ha sumido al país en una crisis que ha vuelto a enfrentar el modelo impuesto por los organismos de financiamiento externo léase Fondo Monetario Internacional (Fmi) y el que aplicaron los Kirchner de dejar de pagar los compromisos de deuda con los mismos. Una elección crucial en la que de nuevo se pone en juego la aplicabilidad del modelo en la región, bien titulado “El miedo a perder”.