Deuda interna del TGN llega al 13,8% del PIB; apuntan a la política fiscal
Dentro del desempeño económico boliviano, el déficit del Tesoro General de la Nación (TGN, dependiente del Ministerio de Economía) es uno de los objetos que hacen contrapeso en las cuentas fiscales estatales. En la rendición pública de 2019, el ministro de la mencionada cartera, José Luis Parada, expuso que el saldo de la deuda interna del TGN subió a $us 5.950 millones a octubre de 2019 (los datos exhiben que en 2018 el monto fue de $us 5.455 millones), lo que es igual al 13,8% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, que gira en torno a los $us 43.000 millones.
Sin embargo, esto no es nuevo, sino que es parte de la ‘herencia’ de la anterior administración estatal, ya que las cifras muestran que desde 2015 la deuda interna del TGN viene en ascenso. Es a partir de este año cuando Parada hace notar “la fragilidad del modelo económico implementado que afecta a las arcas del Estado y muestra “que los recursos no alcanzan para cumplir con lo establecido”. El rumbo del Gobierno de transición en materia económica es corregir esta balanza negativa con criterios técnicos correctos, según Parada.
Alternativas a futuro
Para remediar las cuentas en rojo del TGN, un informe de la Fundación Milenio devela que los déficits registrados por el TGN a partir de 2015 implican un retorno a la situación prevaleciente en el periodo 2000-2004, pese a que el clima económico fue menos adverso (hubo mayores ingresos). El análisis apunta a una política fiscal expansiva deliberada que significó mayor gasto y poco impacto en el crecimiento.
En este sentido, la entidad plantea que encarar el déficit del TGN es clave para restablecer el equilibrio fiscal y advierte que su financiamiento con crédito interno puede conducir a una pérdida de reservas internacionales si se usan recursos del Banco Central.
“La reducción del déficit fiscal pasa por contraer la inversión pública y recortar el gasto corriente no prioritario (esto último ya fue advertido por el Gobierno de transición). Es preciso revisar la rentabilidad económica y social de los proyectos considerados bajo el rótulo de gastos de capital”, señala el análisis de Milenio.
No obstante, el economista Luis Fernando García expone que para introducirse en la búsqueda de soluciones es necesario transparentar y dar a conocer cuándo es el vencimiento de la deuda, a qué instituciones se le deben y cuáles son los balances y auditorías realizadas para saber cuánto va a afectar al presupuesto (hasta ahora son públicas las transferencias a Yacimientos y la Empresa Nacional de Electricidad, contratos de préstamos suscritos con la CAF para apoyo presupuestario y créditos del Banco Central de Bolivia que llevan a problemas de liquidez del TGN, según el estudio).
Para Javier Cuevas, exministro de Hacienda y consultor del Fondo Monetario Internacional, la descentralización fiscal es otra medida estructural para mejorar eficiencia en el gasto. Hay funciones que pueden ser asumidas por los gobiernos subnacionales, como los servicios de educación y salud, pero con acciones que fomenten la eficiencia en el gasto.
Cuevas observa que los gobiernos subnacionales no pueden tomar deuda y el apoyo presupuestario que reciben está limitado a la liquidez del TGN. Además, considera que las empresas estatales tendrían que emitir bonos o apegarse al sector financiero para cubrir sus gastos y proyectos, siempre y cuando garanticen beneficios, ya que caso contrario deberían tomar en cuenta una reestructuración.