Andres Palza, guía turístico de La Paz, estaba viviendo una de sus mejores experiencias con sus tours entre el salar de Uyuni, el lago Titicaca, la Isla del Sol y La Paz, dice que despachaba al mes algo más de 50 turista categoría A – B. En resumen el guía pasó una de las mejores temporadas de su vida. Estaba en la calle hasta 15 horas por día. Ahora todos pero todos los trabajos se cancelan en su rubro por el coronavirus.
Marcelo Gómez complementaba sus ingresos como fotógrafo free lancer en recepciones y matrimonios. Pero desde el pasado 17 de marzo Marcelo ha cancelado todas las invitaciones que tenía acumuladas en su escritorio. No es que el negocio cerró, pero está en un punto muerto. “No hay nada, todo está postergado hasta nuevo aviso”, se queja.
Juan Manuel Franco es un cantante que se las arreglaba en fiestas de cada fin de semana y la pasaba bien, además de contribuir preciso con los ingresos de la familia. Ya en el paro de octubre y noviembre por la emergencia pos electoral había reducido sus ingresos. Por el virus se suspendió todo festejo hasta después de mitad de año y nadie ni consulta para más adelante.
La razonable lucha de los países contra el coronavirus está paralizando la economía mundial. El economista francés Pierre-Olivier Gourinchas, profesor de California Berkeley y Princeton, escribió en un paper que con el parate actual la economía mundial caerá 6,5% respecto de 2019. Y si el freno prosigue un mes más, casi 10%.
Los gobiernos reaccionan aumentando su presupuesto en salud, pero también con compensaciones para la economía. Algunos países han adoptado medidas sin precedentes en este último sentido: Italia suspendió el pago de hipotecas, España difirió medio año los impuestos a pymes y trabajadores autónomos; la conservadora Alemania, que en la crisis mundial de 2008 se diferenció por amarreta, prometió liquidez financiera ilimitada a las empresas y ayudará a las compañías que deban operar menos; y EE.UU. propuso reducir los aportes a la Seguridad Social, entre otras naciones que aplicaron medidas.
Pese a la estrechez fiscal y monetaria que sufre Bolivia en crisis desde octubre de 2019, el Gobierno transitorio de Janine Añez anunció un paquete de medidas económicas y sociales que básicamente comprende la eximición del pago de las facturas de agua y luz; dice algo vago del pago de internet (no habla de los servicios de cable y de la telefonía móvil) y completa sus medidas con el diferimiento del pago de los intereses a los bancos para los pequeños prestatarios de créditos productivos, aun no reglamentado porque los bancos seguían cobrando los préstamos productivos hasta antes de la cuarentena. En orden de importancia quizá el bono de $ 500 a los 1.5 millones de estudiantes de la educación fiscal podría contribuir a enfrentar la emergencia sanitaria. Sin embargo, la medida fue criticada porque el bono parecería contener en el fondo un tinte electoralista.
El Gobierno no ha mostrado juego de cintura en equipo, los ministros de Gobierno y de Defensa se han dado a la tarea de amenazar para que la gente se quede en casa, completando un cuadro de situación dramática para el 60% de la población que en Bolivia vive de sus ingresos diarios en actividades del comercio, servicios de transporte público y actividades conexas. Si bien el efecto de la medida de aplicar la cuarentena ha cumplido su objetivo porque hasta la fecha Bolivia es el país con los índices de contagios más bajos de la región.
Los ministros de la “repre” y la reacción de los vecinos
A diferencia de los proactivos y amenazantes ministros Murillo y López, el titular de Economía y Finanzas Públicas José Luis Parada no ha tenido reacciones como cuando ocupaba la dirección de finanzas de la Gobernación de Santa Cruz y se enfrascaba en deliciosas discusiones con los periodistas para criticar el modelo comunitario productivo de la anterior administración. Parada no aparece en los medios. Su única comparecencia fue para resaltar la utilidad del bono a los menores de la educación fiscal, desde entonces hace más de una semana no hace aparición y, que se sepa, tampoco prepara un paquete de medidas como lo han hecho los gobiernos de Argentina que lanzó una “mesa contra el hambre” conjuntamente al sector exportador de la agroindustria del país y ni que decir de las medidas prístinas en materia económica decretadas por el presidente del Salvador, Nayib Bukele; y aunque tardía la reacción del brasileño Jair Bolsonaro que concretó un presupuesto con ítems precisos de 22 billones de dólares para distribuir a los gobiernos estaduales y a los municipios del país. El Gobierno brasileño ha continuado la cadena productiva sin restricciones al comercio interestadual, aunque se vio forzado a cerrar sus fronteras con los vecinos.
Los impuestos declaración de buenas o malas intenciones
El Decreto Supremo 4198 en materia impositiva es un conjunto plagado de buenas intenciones sin precisión sobre los tributos al Impuesto al Valor Agregado (13%) y a las Transacciones (3%). Nada dice sobre el diferimiento del “plan de pago” por el que optaron miles de contribuyentes en el mal llamado “perdonazo” aplicado en el anterior Gobierno que vence indefectiblemente a fin de cada mes. Nada de prorrogas ni reglamentos adicionales. Un contribuyente que prefiere mantener el anonimato dice que “el decreto salió el 18 de marzo, estamos viviendo una situación de emergencia, los contribuyentes necesitamos claridad jurídica en esta etapa de la pandemia”. Otro señala: “se hace difícil el cumplimiento de las declaraciones juradas en el banco. De favor extiendan prorroga de la presentación de los deberes formales”.
Otras medidas sin claridad
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas tampoco ha trabajado sobre los alquileres ni las compensaciones al crédito en la banca y mucho menos soluciones a la parálisis que indefectiblemente se sentirá en la economía en los siguientes meses. No se ha levantado un análisis sobre la caída del precio de los hidrocarburos, el petróleo se cotizaba a US$ 25 este martes 24, nuestra principal fuente de ingresos, y nada se habla de promover otras actividades inyectando capital e inversión privada a la economía. No hay soluciones y se sigue apretando a los sectores de menores ingresos de la población con la prohibición a permanecer en sus casas y con medidas dictadas a medias que aprietan el cinturón de los pequeños prestatarios y de los contribuyentes al fisco.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas no ha presentado un cuadro real sobre el crédito fiscal, subsidios a los salarios de los sectores más afectados; refuerzo del seguro de desempleo, reparto de alimentos a los sectores más vulnerables, resurrección de la obra pública y los créditos hipotecarios, control de precios de productos críticos y créditos blandos para quienes los elaboren y promoción de la producción de insumos médicos.
Economistas hablan de recetas en tiempos de guerra
Son pocos los que se animan a recomendar medidas en una “economía de guerra como la actual”. Por eso, para pensar mejor la solución, sugieren al Gobierno que convoque a un consejo asesor. “En cuanto a medidas paliativas, pueden ser amnistías de tributos o subsidios de servicios públicos. El Banco Central tendrá que proveer más liquidez. Las reservas deberían destinarse a reactivar el aparato productivo sobre todo la actividad agroindustrial”. Recuerda que el anterior Gobierno destino US$ 2.000 millones a YPFB para exploración petrolera sin resultados concretos.
Un académico que prefiere el anonimato: “Cuando se tiene que elegir entre inflación y desastre social, se elige siempre inflación, como muestran las guerras. Hay una sola forma de reaccionar: emitiendo. Otro académico observa: “Esto no es una recesión ni una crisis financiera como en 2008. Es más complejo y requiere una buena coordinación a partir de varias cabezas que piensen adelante de los hechos y con una buena visión macroeconómica. Se requiere hacer flexible la oferta de fondos a hogares y empresas. Con un Gobierno insolvente, no veo otra que usar las reservas del BCB, pero no se trata simplemente de emitir”.
Los expertos de la agroindustria cruceña
Mientras, el coronavirus ya impacta en la economía un empresario cruceño recomienda usar fondos de las AFPs a cubrirse a futuro. “La crisis mundial reduce el precio y la cantidad de las principales exportaciones. Sin embargo, el precio de la soya está en alza en el mercado internacional. La industria, podría erguirse salvadora. A su vez, los que más sufren son los trabajadores sin ingresos fijos”. Recomienda, no alentar la demanda, sino atender a esas personas y a las pymes, con ideas imaginativas, pero por lo que se ve hasta ahora es una parálisis.