Mandetta, el fenómeno político que Bolsonaro destituyó del Ministerio de Salud

0
300

No solo aquí se cuecen habas. Anibal Cruz fue destituido, aunque se haya dicho que presentó su renuncia. Al fin de cuentas Cruz venía de una larga carrera en el sector público y el Gobierno necesitaba un refresh que retroalimentara las expectativas privadas. Hasta que el ciclo se partió en plena emergencia sanitaria.

En Brasil ocurrió algo parecido. Digno de una impecable gestión, firme en sus decisiones acababa ensombreciendo la imagen del líder. Eso no se puede permitir en un esquema populista de derecha. Ayer jueves, Bolsonaro dimitió a su ministro estrella. Todos lo defendían y todos sintieron su salida. Era considerado la voz de la ciencia en medio del desacato, en un país que puede llegar a cifras alarmantes de contagios del Covid 19. Se habla de 300.000.

El destituido Luiz Henrique Mandetta pasó del anonimato al estrellato en los últimos treinta días, convirtiéndose en el político más popular de Brasil y superando al presidente Bolsonaro, al ministro Sérgio Moro, y al líder de la oposición, Luiz Inácio Lula da Silva. El médico, especializado en ortopedia pediátrica, trepó en los sondeos de opinión enfrentándose a su jefe político, que lo desplazó del Gobierno, con un discurso que antagoniza con el núcleo duro bolsonarista.

Mandetta es la voz de la ciencia en un Palacio del Planalto embarcado en una cruzada contra ella; recomienda el distanciamiento social; y, sobre todo, privilegia el cuidado de la salud ante el brote de coronavirus. Los datos son sombríos, con un Bolsonaro cada vez menos apoyado por el Congreso, el Supremo Tribunal Federal (STF) y la elite paulista, el liderazgo de Mandetta en la lucha contra el Covid-19 lo catapultó en las encuestas. Según un reciente estudio de Atlas Político, el 76% de los brasileños se oponía a su salida del ministerio de Salud y un 64% avala su gestión, convirtiéndolo en el político de mejor imagen en el Gobierno.

Con el presidente caído en desgracia, Mandetta podría ser la nueva esperanza de la derecha brasileña. ¿Será un fenómeno pasajero o, en cambio, logrará erigirse en una alternativa para la “derecha racional” brasileña? Por lo pronto, Bolsonaro ya lo percibe como uno de sus enemigos íntimos.