Bolsonaro utiliza su contagio de coronavirus para promover su estrategia contra la pandemia

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Jair Bolsonaro, el líder más negacionista de la pandemia en el mundo democrático, está dispuesto a convertir el contagio de coronavirus -el martes dijo que dio positivo y mostró el documento con el resultado- en un vehículo de propaganda para sus ideas sobre la covid-19. El mandatario brasileño sigue insistiendo en que el virus solo es peligroso para las personas mayores y para quien tiene enfermedades previas. Horas después del anuncio de su test positivo, publicó en las redes sociales un vídeo en el que toma hidroxicloroquina, un medicamento que se utilizaba originalmente para la artritis y el lupus, y que él promueve como curar de la covid-19, a pesar de admitir que no hay evidencia científica.

“Me estoy tomando la tercera dosis de hidroxicloroquina. Me siento muy bien. El domingo estaba más o menos. El lunes, mal. Hoy, martes, estoy mucho mejor que el sábado. Por lo tanto, estoy seguro de que está funcionando”, dijo en un vídeo que subió a Facebook. “Yo confío en la hidroxicloroquina, ¿y tú?”, concluyó. Como Donald Trump, ha defendido el medicamento a capa y espada, llegando incluso a enfrentarse a las propias autoridades sanitarias.

Bolsonaro, de 65 años, parece dispuesto a acomodar su discurso negacionista de la enfermedad su estado de salud actual. Pero la situación está lejos de ser cómoda. A pesar de que el presidente predicó que debían retomarse las actividades económicas y criticó las medidas de aislamiento, el país está lejos de haber controlado la enfermedad y está sin ministro de la Salud titular hace más de 50 días: la covid-19 ya ha matado a más de 66.000 personas en Brasil.

Aunque haya signos de estabilización en São Paulo, por ejemplo, el coronavirus todavía está en franca expansión precisamente en el centroeste, la región donde se encuentra Brasilia, la capital federal, y por donde el presidente siempre ha circulado sin respetar las medidas de aislamiento social. El contagio declarado de Bolsonaro puede haber afectado a docenas de personas, ya que, desde el 29 de junio, se ha reunido cara a cara con al menos 76 personas. El período durante el cual una persona con coronavirus puede transmitirlo es de dos a seis días antes del inicio de los síntomas, según dos médicos infectólogos a quienes ha consultado EL PAÍS.

El presidente tuvo fiebre y tos el domingo, 5 de julio. Considerando los dos días previos, Bolsonaro estuvo en contacto con 44 personas. Los datos aparecen en su agenda oficial, en las imágenes grabadas por su equipo de comunicación de estas reuniones yen las transmisiones en directo que hizo en sus perfiles de las redes sociales. Y estos datos están incompletos, ya que en varias de las reuniones aparece el nombre de una sola persona, pero varias otras estuvieron presentes.

El 30 de junio, la reunión oficial fue con el presidente del equipo de fútbol del Palmeiras, Maurício Galiote. Pero en las fotos que se tomaron en el Palacio del Planalto hay dirigentes de al menos ocho clubes brasileños más. Lo mismo ocurrió en la reunión con el presidente de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo, Paulo Skaf: otras 11 personas que estuvieron en la reunión no se mencionan. Se pueden contar las que aparecen en las imágenes oficiales. Las otras, no. Tampoco se incluyen en este recuento los miembros de la familia del presidente, las docenas de simpatizantes con quienes se encontró en los jardines del Palacio de la Alvorada durante toda la semana o los espectadores de la ceremonia de ampliación de la ayuda de emergencia el 30 de junio. Tampoco se cuentan sus guardias de seguridad ni los empleados que lo acompañan diariamente, o los militares que estaban en el vuelo que hizo el sábado pasado en Santa Catarina.

Entre el 29 de junio y el 7 de julio, fecha en que confirmó que tenía covid-19, el presidente se reunió con ministros, empresarios, parlamentarios, diplomáticos, presidentes de clubes de fútbol, la vicegobernadora de Santa Catarina, Daniela Reinehr, y el presidente de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo, Paulo Skaf. En algunas de estas reuniones -como la que tuvo con el embajador de los Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman, el 4 de julio, para celebrar la independencia estadounidense-, Bolsonaro saludó a la gente normalmente, la abrazó y se sacó fotos.

El martes, cuando anunció a tres emisoras de televisión que se había contagiado, Bolsonaro se alejó de los periodistas y camarógrafos y se quitó la mascarilla para mostrar su rostro y demostrar que estaba “bien”, según sus palabras. En ese momento, Brasil registraba 1,6 millones de contagios y 65.487 muertes por coronavirus. Los datos son del Ministerio de Sanidad, que hace dos meses que no tiene ministro.

Después de que el presidente divulgara el resultado de su prueba, varias de las personas con quien se reunió dijeron que también se habían hecho el test, pero ninguno ha confirmado, de momento, que haya contraído la enfermedad. “La recomendación es que solo se hagan test quienes presenten síntomas. De lo contrario, existe la posibilidad de que dé falso negativo”, dijo la infectóloga Rosana Paiva.

En el medio político nacional e internacional, la reacción al test de Bolsonaro fue inmediata. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, envió una nota de condolencia Bolsonaro, en la que le deseaba una pronta recuperación con un dejo de ironía. “Este virus no distingue entre gobernantes y gobernados. Todos y todas estamos amenazados y por eso deben extremarse los cuidados”, decía el documento. Bolsonaro considera a Fernández un oponente por ser peronista.

La oposición ha enfatizado que su actitud negacionista y la falta de respeto al distanciamiento social han provocado el contagio. “Bolsonaro promovió aglomeraciones. Vetó que las mascarillas fueran obligatorias. Minimizó los efectos de la covid-19 ante los más de 65.000 muertos. Hoy, tras anunciar que había dado positivo, se ha quitado la mascarilla y ha expuesto a los periodistas. Bolsonaro se ha aliado tanto al coronavirus, que se han convertido en uno”, criticó el líder de la oposición en el Senado, Randolfe Rodrigues, en su cuenta de Twitter.

El candidato derrotado en las elecciones presidenciales de 2018, Fernando Haddad, también comentó el tema en las redes sociales. “Lo lamento por los más de 1,6 millones de infectados y por el hecho de que tenemos el peor gestor de crisis del mundo entre nosotros. Deseo que todos se recuperen, incluso Bolsonaro”. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, repitió el discurso de su padre sobre tomar hidroxicloroquina para la covid-19, a pesar de que no hay evidencia de que el medicamento funcione contra la enfermedad. “El presidente saldrá de esta, el tratamiento con cloroquina es muy efectivo al comienzo de la enfermedad (y debería estar disponible para todos los brasileños que lo necesiten)”, afirmó en Twitter.