Biografía no autorizada el Mallku publicada en 11/2000

0
477
Foto: Revista dat0s | Edición 17. Noviembre de 2000

La vida y obra de Felipe Quispe Huanca transitó por varias facetas: desde campesino, soldado, esposo, padre, abuelo, zafrero, dirigente, guerrillero, subversivo, ideólogo, recluso, estudiante, historiador, líder, hasta llegar a político presidenciable. Se educó bajo el sistema del ayllu y pasó a utilizar las nuevas tecnologías hasta explorar en el Internet. Conocido como “Mallku” (Cóndor) del movimiento campesino y Secretario Ejecutivo de la CSUTCB, Quispe Huanca fue protagonista de un proceso de casi seis décadas de formas de desarrollo, creencias, historias, sueños, esperanzas, desesperanzas, luchas, tristezas, alegrías…

Escolar, soldado y autoridad

Nació a orillas del “sagrado” lago del Titicaca en un pueblito de orígenes incaicos, Ajllata (escogido).  Allí, sus padres Gabino Quispe y Leandra Huanca (fallecidos) lo educaron, desde el 22 de agosto de 1942 hasta que alcanzó su mayoría de edad. Luego, alzó su propio vuelo, desde el altiplano y las cordilleras nevadas hasta los valles y el oriente.

La familia Quispe, cuyos parientes también viven en Anzágaro-Perú, es muy respetada en la zona lacustre.  Qhesphi, es un vocablo aymara que significa “esmeralda o piedra vidriosa” y “Wanca” significa “piedra enorme”.  Cursó hasta el 6° año de primaria en la escuelita de Ajaría Grande a donde debía asistir caminando seis horas diarias.

Sin haber terminado su bachillerato, el joven Felipe, en 1963 se presentó al cuartel y fue destinado al Grupo Aéreo de Riberalta.  Estuvo dos años viviendo entre militares hasta alcanzar el grado de Cabo y participar en el golpe de estado de noviembre de 1964 contra el gobierno de Víctor Paz Estenssoro. Triunfante y orgulloso, retorno a su pueblo luego de su larga experiencia en las filas militares. Pasó una fiesta y fue elegido Secretario General de la comunidad hasta seguir una escala de cargos ascendentes.

Padre, zafero y político

Tres años después, en 1966, se casó con Vicenta Mamani con la que tuvo 10 hijos de los cuales 3 murieron.  Su hijo mayor Eusebio (36) es antropólogo, Charo (30), Patricia (28), Justina (27), Dominga (25) estudia lingüística, Juan Santos (20) y Felipe (13).  Dos de sus hijas y su esposa viven en Brasil desde hace años.

El 2 de agosto de 1971, Felipe, de 29 años de edad, salió de su pueblo y asistió al Congreso Campesino como Secretario General de la Subcentral Ajllata de la provincia Omasuyos del Departamento de La Paz.  El Congreso fue inaugurado por el entonces presidente Juan José Torrez Gonzales.

Estrenó sus armas dirigenciales y vio la elección del que luego sería uno de los más notables dirigentes del movimiento campesino boliviano: Genaro Flores.  La flamante directiva duraría sólo 19 días debido al golpe de Hugo Banzer Suárez. Quispe se fue a las zonas zafreras de Santa Cruz donde trabajó hasta 1977 con un salario mínimo que servía “sólo para comer”.  Entre 1978 y 1980, participó del Movimiento Indio Túpac Katari (MITKA) de Luciano Tapia. Desde entonces ingresó de lleno a la vida política partidista participando de tres elecciones generales sin que su partido haya alcanzado siquiera el mínimo de votación.

Exiliado, dirigente e ideólogo

Como consecuencia del golpe de estado del 17 de julio de 1980, Felipe Quispe se ve obligado a salir hacia Perú y luego a México en calidad de asilado político hasta que en 1983 llegó a Guatemala y luego a El Salvador donde logró el apoyo del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para sobrevivir.

“En El Salvador he aprendido mucho sobre la lucha armada y he tenido una formación ideológica más sólida en el marco del marxismo, el indianismo y el katarismo”, relata. El “Mallku” admite que el avance de la guerrilla salvadoreña lo “iluminó” para trazar similares caminos en Bolivia.

En 1984, durante el Gobierno de Hernán Siles Zuazo, volvió al país y fue elegido Secretario de Organización de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesino de La Paz “Túpac Katari”. Quispe organizó y fundó en el Altiplano la agrupación “Ayllus Rojos”. Con el respaldo de 200 militantes, la nueva organización de Felipe Quispe participó en el Congreso Campesino de 1988 realizado en Potosí y del cual sale elegido como Secretario Ejecutivo Juan de la Cruz Villca, en reemplazo de Genaro Flores.

Subversivo y “chico malo”

Allí, Felipe Quispe presentó y defendió su tesis de la lucha armada que debía ejecutarse a la cabeza del movimiento campesino. Absortos e irónicos, los viejos dirigentes se burlaron de la propuesta. “Ja, ja, cómo van a hacer la lucha armada estos pobres t’aritas… nos decían”, recordó Quispe. La tesis de la lucha armada campesina vuelve a ser presentada en el Congreso Campesino de Tarija. Todos los representantes de partidos políticos de ese entonces (MNR, ADN, MIR, EJE PACHACUTI, MSB Y PCB) hacen un “bloque común” contra “Ayllus Rojos”.

No obstante, Quispe fue persistente con su posición radical. Durante el Congreso de la COB realizado en Oruro en 1989 – Gobierno de Jaime Paz Zamora – volvió a presentar la tesis subversiva. Para el ideólogo trotskista Guillermo Lora, esta agrupación campesina era un grupo de “chicos malos”, empero, esta vez, logró capturar varios simpatizantes de distintos sectores.

Al año siguiente, Felipe Quispe logró reunir cerca de 400 dirigentes y gente de base de distintos sectores mineros, campesinos y universitarios de La Paz, Santa Cruz, Chuquisaca y Oruro.  En cuatro camiones grandes, la multitud se trasladó hasta las cordilleras de La Paz, en una primera concentración.

Terrorista, recluso y universitario

“Todos estaban dispuestos a empuñar las armas, pero a la hora de la verdad, los mineros que son unos cobardes no han dado ni un tiro con las armas automáticas que se les ha entregado”, testimonió el dirigente campesino.

El 21 de junio de 1991, salió a luz el Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK). En alusión al MIR que gobernaba el país, varios gallos rojos muertos fueron colgados en las pasarelas de la Ceja de El Alto, junto a las banderas multicolores del tawantinsuyu  (Wiphala). Era el llamado de Quispe a la lucha armada. Luego de haber dirigido una serie de atracos para “recuperar” dinero e intensamente buscado por los organismos de seguridad, Quispe cayó preso el 19 de agosto de 1992, dos días antes de su cumpleaños número 50.  “El Ramirito”, uno de sus fieles seguidores lo había delatado y fue apresado en la zona 16 de Julio de El Alto por un grupo policial al mando del famoso coronel Germán Linares.

Pasó casi 5 años en la cárcel de Chonchocoro. Anoticiado de que su líder fue arrestado centenares de campesino de la Provincia Omasuyos rodeó el penal de San Pedro exigiendo la libertad de Quispe. Entre rejas no perdió el tiempo y en tres años salió bachiller del sistema CEMA para luego ingresar a la carrera de Historia de la UMSA. Fue alumno regular de la Carrera de Historia y cursó hasta el cuarto año.  Tenía aspiraciones de terminar pronto sus estudios y seguir una especialización de post grado. Uno de sus sueños fue acceder a los archivos de las Indias en España y escribir “La historia real de la rebelión de Túpac Amaru”.

El 8 de noviembre de 1998, en el Congreso de Unidad convocado por la COB, Quispe Huanca fue elegido Secretario Ejecutivo de la CSUTCB. Logró articular la organización luego del polémico Congreso de Trinidad donde la Confederación fue dividida.

 

“Yo no soy racista, no abrazo el pensamiento de los Ku Klux Klan”

¿Qué influencia ejerce el POR de Guillermo Lora sobre su movimiento campesino?

Guillermo Lora no tiene nada que ver en el campo. Nadie es porista y nadie conoce al POR y mal ese partido puede tener alguna influencia sobre los dirigentes campesinos. Lo que si hemos hecho es divulgar el katarismo y el indianismo.  Inclusive hemos hablado de las dos bolivias y de la discriminación racial, de las naciones indígenas, del territorio, eso ha calado perfectamente y ha movido la conciencia de los campesinos y va a seguir moviendo todavía.

¿Qué papel le reconoce a Fausto Reynaga en el desarrollo político indianista en Bolivia?

Sí, yo lo he conocido al Fausto Reynaga y en varias ocasiones hemos hablado, hemos discutido el libro que ha escrito sobre la Revolución India. Creo que es el único libro bueno de todos los que ha escrito. Para mí el Fausto Reynaga ha tenido etapas por ejemplo los primeros libros que ha escrito bajo la ideología marxista. Era una mezcla con el indianismo, después nació el reynaguismo.  Pero lo que tiene mayor validez para mí son los libros que escribe entre 1970 y 1971, y eso ha influido mucho sobre sectores campesinos. Entonces esos libros son los que se leen mucho y por eso nosotros lo consideramos al Reynaga como padre que engendró el indianismo en Bolivia y creo que sus pensamientos van a recoger las nuevas generaciones de campesinos.

¿Hay una lucha racial contra los blancos, mestizos y criollos?

Racismo existe en Bolivia, está vivo, actualmente hay una forma de accionar. Pero el racismo blanco es más fuerte que el racismo indio. En eso no están equivocados porque el racismo blanco empuja a que el indio tenga que reaccionar. Hay que ver ese problema con más cuidado. Muchos analistas, historiadores, le están echando la culpa al indio. Dicen que el indio es racista y odiador del blanco y eso no es por así. El indio no es racista porque por ejemplo mucha gente llega a nuestras comunidades, y nosotros les ofrecemos nuestra comida y hasta podemos sacrificar nuestros mejores animales para que coman. Les hacemos bailar, les colocamos llucho, poncho, serpentina, mixtura les echamos. El indio es el que busca al blanco para que haga bautizar a sus hijos. Pero por el otro lado qué hombre blanco ha buscado a un indio para que haga bautizar a sus hijos o sea su padrino de matrimonio. Ninguno. Entonces ahí está el racismo. Ahora cuando nosotros vamos a las ciudades, cuándo por ejemplo llegamos a las zonas residencias como Sopocachi o Calacoto, cuándo se ha visto que sus pobladores reciban al indio para proclamarlo como candidato o le echen mixtura y serpentina. Eso no ocurre nunca.

¿Usted no se considera racista?

Yo no soy racista, porque yo no abrazo el pensamiento de los Ku Klux Klan y ni siquiera el pensamiento de Hitler, ni de Benito Mussolini.

¿Está convencido de la hibridez de las razas y de la integración?

Claro. Yo creo que si concienciamos a los blancos que no tengan ese complejo de superioridad frente al indio podríamos tener esa integración, entremezclándonos todos.