La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció un plan de gran alcance que exhorta a los gobiernos del mundo a eliminar el uso de grasas trans, el aceite comestible que se produce industrialmente y del que se originan la margarina y otros productos que bloquean las arterias, las cuales se han vinculado con millones de muertes prematuras.
Las grasas trans artificiales, mejor conocidas como aceite vegetal parcialmente hidrogenado, han causado la muerte de medio millón de personas al año. Muchos de estos fallecimientos suceden en países en desarrollo que no cuentan con las condiciones para atender los problemas de salud generados por ese producto que es muy apreciado entre los consumidores por su bajo precio y la larga duración que tiene en los anaqueles.
La campaña anunciada el 14 de mayo es más bien un conjunto de lineamientos que buscan erradicar las grasas trans de los suministros alimentarios globales para 2023, con lo que se salvarían cerca de diez millones de vidas, según la OMS.
La campaña se desarrolló en asociación con Vital Strategies, un grupo mundial de salud.
Thomas R. Frieden, excomisionado de Salud de la ciudad de Nueva York, quien impulsó fuertemente la prohibición de este producto a nivel municipal en 2006, mencionó que el esfuerzo de la OMS era una medida de bajo costo para que los países en desarrollo reduzcan el índice de mortalidad de las enfermedades cardiovasculares, que cobra más de diecisiete millones de vidas al año.
“Si el mundo sustituye las grasas trans, la gente no identificará la diferencia en el sabor ni los alimentos costarán más, pero su corazón sí notará el cambio”, dijo Frieden, presidente de Resolve to Save Lives, una iniciativa de Vital Strategies centrada en eliminar las grasas trans de los suministros alimentarios.
Varios países ya se han movilizado para restringir o prohibir las grasas trans, también conocidas como ácidos grasos trans, incluyendo Dinamarca, Suiza, Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos. Se espera que Tailandia emita una prohibición en las próximas semanas.
Sin embargo, las grasas trans siguen siendo populares en muchas economías emergentes, en especial en el sur de Asia, donde los productores locales dominan la industria del aceite comestible y las normas son débiles o inexistentes.
“La realidad es que las compañías alimentarias mundiales han hecho un trabajo impresionante para reducir las grasas trans en los países ricos, pero han sido ignoradas casi en su totalidad en Asia y África”, comentó Barry Popkin, profesor de Nutrición de la Universidad de Carolina del Sur en Chapel Hill.
Francesco Branca, principal nutriólogo de la OMS, dijo que la iniciativa busca superar la resistencia de los productores de alimentos mediante la educación pública y alentando a los gobiernos a promulgar normas que eliminen las grasas trans producidas por fabricantes locales de alimentos.
No obstante, la agencia de salud enumeró a las empresas multinacionales que ya han dejado de usar grasas trans para compartir sus conocimientos con los productores locales. “Es fácil cambiar a aceites más saludables y los consumidores no serán capaces de notar la diferencia en el sabor”, comentó Branca. “Esta es una tarea fácil que evita las enfermedades cardiovasculares y los gobiernos no necesitan un gran presupuesto para que suceda”.
Entre aquellos que se han unido al esfuerzo están Mondelez International, el gigante de los alimentos que produce Oreos, los chocolates Cadbury y decenas de productos que contenían grasas trans. “Apoyamos el trabajo de la organización y los esfuerzos de la industria para compartir las mejores prácticas y ayudar a guiar a otras empresas hacia el logro del objetivo global de la OMS”, expresó una vocera de Mondelez en un correo electrónico.
Se cree que las grasas trans, que se popularizaron en la década de los cincuenta y alguna vez fueron idolatradas como la alternativa saludable a las grasas saturadas que se encuentran en la mantequilla y la manteca de cerdo, ocasionan ataques cardiacos y derrames cerebrales, pero también se les ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo dos e incluso causar infertilidad en las mujeres. Otros efectos nocivos incluyen un aumento en los niveles del colesterol malo y un declive en los niveles del colesterol bueno.
Walter C. Willett, un profesor de Epidemiología y Nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, comentó que cree que la iniciativa de la OMS podría causar la extinción de las grasas trans en el futuro.
“Incluso si la OMS no puede hacer toda la implementación, los gobiernos toman muy en serio sus esfuerzos en el mundo”, mencionó.