Como todos los años, más de 4.000 artesanos darán vida a los sueños de la Alasita en una muestra cultural que sincretiza las costumbres ancestrales con el legado histórico del cerco a La Paz el año 1781.
Los hábiles artesanos expondrán las miniaturas que según las creencias se hacen realidad en esta festividad que tiene al Ekeko, como el referente más importante de la Alasita.
El campo ferial Bicentenario será el escenario, donde a partir de hoy y hasta el 25 de febrero los artesanos y comerciantes darán vida a la tradicional feria de Alasita.
En total son 4.700 expositores ya se encuentran en el campo ferial Bicentenario, en el entorno del parque Roosevelt, en parte de las aceras de la avenida del Ejército, pasaje final Núñez del Prado y en el atrio del Teatro al Aire Libre.
“La Alasita tiene elementos que vienen desde la época prehispánica, donde el Ekeko está vinculado al dios inca Tunupa”, explicó el historiador Ricardo Telles.
La Feria de la Alasita se caracteriza por la venta de miniaturas con la finalidad ritual de que las mismas se conviertan en realidad. La palabra Alasita significa “cómprame” en aymara y la deidad aymara Ekeko (dios de la abundancia) es el objeto principal de la feria.
La tradición se inicia en 1781, cuando el gobernador intendente de La Paz, Bolivia, José Sebastián de Segurola, ordenó celebrar una fiesta anual en agradecimiento y en honor a la deidad denominada Ekeko, porque la ciudad se salvó del cerco indígena de Túpac Katari. En diciembre de 2017 fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
MINIATURAS
Los visitantes compran miniaturas de toda clase para el hogar: dinero, automóviles, casas, materiales de construcción, ropa, electrodomésticos, comida, etc. que los asistentes encomiendan al Ekeko, para su conversión en realidad en el futuro.
Al mediodía del 24 de enero, los que han adquirido las miniaturas someten estas a un ritual que puede variar según el celebrante, este consiste básicamente en una ch’alla, rito andino que incluye una rociada con alcohol o vino, pétalos de flores, sahumerio, adornos coloridos y oraciones que mezclan tradiciones prehispánicas y católicas.
Esta tradición que se originó en la época prehispánica, adquirió aceptación y vigencia en la sociedad de la época colonial y en la actualidad es un elemento cultural común de la sociedad boliviana y una de las fiestas tradicionales más importantes de Bolivia.
Tiene réplicas en otras ciudades de Bolivia en fechas diferentes, pero estas ferias son de menor magnitud, siendo la feria paceña la más conocida.
MEJORAS
Para poner a la altura de Patrimonio Cultural otorgado por la Unesco, el municipio procedió a remozar las áreas verdes, pasillos, plataformas, espacios de comidas, además de implementar mapas de ubicación y una llamativa señalética que mejorará las condiciones de expositores y visitantes.
Este año se hicieron varios cambios entre ellos, la reubicación de la illa (Ekeko-Tuno) ubicada en la rotonda de la avenida del Ejército hacia el ingreso de la calle Capitán Ravelo.
CONTROLES Y BILLETES
La Intendencia Municipal recordó que los billetes de Alasita deben ser 50% más pequeños o más grandes que los normales y deben llevar impresa la inscripción “sin valor legal” en ambos lados. Para garantizar que se cumpla la disposición, la repartición edil realizará un riguroso control, anunció la autoridad de esa instancia, Velma Vargas.
En la preferia y en la feria de Alasita, el personal de la Intendencia Municipal realiza los controles de los billetes, evita el asentamiento de comerciantes ilegales y verifica la inocuidad e higiene alimentos que se comercializan.
EKEKO, EL REFERENTE MÁS IMPORTANTE
El 6 de diciembre de 2017, la Alasita fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y tiene al Ekeko como el referente más importante de esta manifestación cultural, como un símbolo de fertilidad y de buena suerte.
La concejal Beatriz Álvarez Jahuira señaló que la Illa se originó entre los habitantes de la época precolombina, quienes lo convirtieron en símbolo de la fertilidad y abundancia, cargadas de energías transformadoras, relacionadas a la naturaleza y al conocimiento.
En sus inicios, el Ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.
Esta figura andina fue criollizada desde el siglo XVII, cuando diferentes autores escribieron y coincidieron en que el Ekeko surgió desnudo en la época prehispánica, aunque no existe una fecha precisa.
Existen referencias de que el Ekeko tiene su característica femenina llamada Qika, esta información planteada por Ponce Sanjinés dice que en la región norte del departamento de La Paz se encontró imágenes de este personaje femenino, pero más datos no se lograron obtener.
En este sentido, el Ekeko tuvo una contraparte femenina denominada Ekeka una representación del diocesillo de la abundancia creada en base a las circunstancias actuales, donde la mayoría de las mujeres bolivianas se hacen cargo de proveer el alimento a sus familias.
En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza en La Paz (actual sede de gobierno de Bolivia) durante el cerco que esta ciudad soportó durante el alzamiento indígena de Tupac Katari contra el control español. Incluso el aspecto blancoide que tomó el rostro del Ekeko según los estudiosos bolivianos tiene relación con la autoridad española Don Sebastián de Segurola quien instauró la famosa fiesta de Alasita.