Bolivia se inserta en la red de contactos de alta moda y gestión cultural

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Foto: Álvaro Gumucio /Huawei P30 Pro

Famosos editores de medios impresos y digitales como Vogue, Elle y plataformas comerciales han destacado la propuesta que se ha comenzado a generar en Bolivia vinculándola a los altos negocios en el competitivo mundo de la moda y de gestión cultural. Por qué la identidad de género cobra especial interés en la prensa especializada internacional. Una entrevista con el responsable de Diseño y Autores Bolivianos (DAB) da luces en la materia.

 

Juan Carlos Pereira es uno de los principales gestores de moda en Bolivia. A ritmo de convertirse en una vorágine de los tiempos, Pereira se fue imponiendo propósitos que más tarde canalizaron experiencias inolvidables; el haber conformado un grupo diverso, pero de unidad integradora que desarrolló en Bolivia gracias a su aporte, que como él mismo lo define se fue construyendo a pleno pulmón. Es así que desde 2017 estableció una relación singular con grandes editoriales como Vogue, Elle y otras revistas que consagraron el espíritu diverso de la inmensidad boliviana trascendiendo legado a sectores de la cultura como la gastronomía y el turismo por citar apenas dos ejemplos. dat0s conversó largamente con él, identificando variables de una dinámica dispuesta a hacer historia desde la cúpula a la periferia cosmopolita que sueña a lo grande en una industria que no termina de amplificar su oferta en cuanto a creación, innovación y producción, pero también en cuanto a identidad y género que cambió el concepto de varias propuestas en el rubro comercial.

¿Existe una moda boliviana? Existe hoy en día una moda boliviana y para el mundo. Bolivia a través de Diseño y Autores Bolivianos (DAB) engrana en el diseño a nivel global gracias a un trabajo de calidad y gestión de Relaciones Públicas que se hace con medios de prensa especializados. Todo comenzó a través de las redes sociales cuando establecimos relación con una de las revistas más grandes de moda, Vogue, con la intención de internacionalizar a Juan de La Paz -mi marca de ropa- . Después de evaluar el estado de las cosas respecto al clima de diseño local, en el 2015 con Juan de La Paz realizamos un performance en Santa Cruz y el contenido que género en las redes sociales despertó la atención de editores de afuera. Era justo lo que buscábamos; pertenecer a esa filosofía contemporánea que solo pude ser local si es global.

¿Qué llama la atención a estos grandes editores de la moda, para fijarse en Bolivia? El impacto es hablar de valores universales contemporáneos como género, identidad, origen y diversidad; al tocar ese nervio llamamos la atención de la prensa de afuera en la presentación de una colección realizada en 2015 sobre lo que estaba pasando en Bolivia. Ahí comenzó la relación con editores que vuelcan su interés y se da el contacto con Jose Forteza, senior editor de Vogue para Latinoamérica y México. Él dice que tenía que conocer esta propuesta. A esto se suma una relación con el director de la Alianza Francesa que nos invita a hacer un desfile de la marca en sus instalaciones, sumamos a otras marcas en un evento simple para construir cosas con nuevos valores. Llamamos a un casting abierto de modelos con el sentido de trabajar cánones de belleza boliviana porque creo que la moda es un nervio del humor de los tiempos. En esa época estaban apareciendo nuevos movimientos y de pronto Bolivia comenzó a ser significativo, quizá por lo interdisciplinario: comida, turismo y tiendas de diseño con identidad como Mistura o Walisuma. A partir de ahí se va generando en Bolivia un clima si bien no de ´industria de la moda´, sí una tradición del textil que crece al lado de una industria creativa con muy buenas propuestas como en otros países, como en Perú, Sao Paulo con su Fashion Week o Colombia Moda. Bolivia se integra al circuito promoviendo sus textiles a través de sus talentos.

¿Existe una industria de moda en Bolivia? La industria textil va por un lado y la industria creativa por otro, esta colisión no permite desarrollar una industria de la moda. Tratamos de hacer en ese orden un valor agregado con nuestras potencialidades. Yo sé lo que están produciendo los colegas por la constante investigación en diseño que requiere DAB. Además porque conozco el tema y he sido docente en la carrera de Diseño de Moda en la UPSA y los CITES de confecciones; la producción textil tiene una demanda masiva pero no necesariamente de productos de ´diseño´. En Bolivia se produce moda no solo en la indumentaria en sí; existe un altísimo nivel en fotografía y Fashion Film. Es así que en 2017 formamos con DAB un equipo de curaduría junto a Julio Gonzales, gran fotógrafo; Álvaro Gumucio, gran fotógrafo y Maria Schneider, curadora de arte. Presentamos una convocatoria y quedamos sorprendidos por la cantidad de trabajos que se presentaron de gente de Tarija, Oruro, Potosí y de otros departamentos. Eso genera un nuevo clic y esa experiencia de generar gestión cultural nos motiva a traer para noviembre de ese año a la revista Vogue a Bolivia.

Yo para ese entonces ya estaba hablando con Vogue. En noviembre de ese mismo año armamos con DAB la exhibición Solo Show de Julio Gonzales y otra de diseño sustentable. Nos motivamos invitar a diseñadores de Argentina; se presentan broker´s que exigen involucrar en Bolivia una agenda de negocios. Y eso hacemos avanzando en nuevos retos. Realizamos el desfile con Vogue y por primera vez sale en la edición de la revista para Latinoamérica y México la primera cobertura de nuestros desfiles. Ese logro nos hace creer que estamos insertados en el mundo. A raíz de eso el mundo comienza a conocer el diseño boliviano gracias al periodismo de la moda mundial. Aparece Vogue México, Vogue Italia y plataformas comerciales, broker´s que nos ofrecen servicios.

¿En otras palabras se abren oportunidades para un mundo que hasta ese momento había permanecido, por decirlo de alguna manera, en las sombras? Sí, se abre en Bolivia la industria con nuevas oportunidades y desafíos. En abril de 2018 presentamos una de las exposiciones de vestuario más impactantes que tiene que ver con la moda a través del lente de tres generaciones de la familia Weise; los trajes de gala y fiesta en Santa Cruz representan el empoderamiento de la mujer ya que además de diseño cuenta la historia contemporánea de Santa Cruz. Vienen editores internacionales que descubren esta historia; hacemos el viaje a La Paz, el Salar y a Huari para que conozcan a los directos involucrados en el arte del textil, invitamos a Kelly Talamas, exeditora jefe de Vogue Latinoamérica y México, que figura en la lista de las cinco personalidades más influyentes de la moda. También viene la editora de Elle Camila Strachnoy. A la experiencia se suma Global Fashion Exchange. En Santa Cruz se abren más puertas con simposios en los que se debate la sustentabilidad; Vogue Italia envía a Bolivia al fotógrafo Gustavo Di Mario que además es un destacado curador de moda, sus fotos están por alrededor del mundo. Lo que ha pasado de abril de 2017 a abril de 2019 es genial. Bolivia se inserta en las páginas de estos medios poderosos. Vogue Italia hace la primera cobertura de diseñadores bolivianos. Según ellos, DAB es la plataforma que inserta a Bolivia en el mundo de la moda. Con DAB nos abrimos campo en el mundo de la moda internacional porque al invitarlos a Bolivia acabamos siendo parte del mundo del calendario de la moda.

¿Este proceso da lugar a que se hable de Bolivia en campos más diversos de su cultura en general? No solo ganan las pasarelas y los diseñadores porque alrededor se genera la cobertura de una agenda cultural en la que gana el país, la ciudad y nuestros muesos. Es como un plus en el que los ganadores son también los restaurantes, cafés, hoteles; la gastronomía. En esta 5ta edición la gastronomía, el turismo y la cultura han generado sus propias historias en estos medios. Entre los destinos turísticos de lujo que según Vogue se deben visitar, figura en el segundo puesto El Salar de Uyuni. Ese es el condimento que nutre cuando todo armoniza y tiene el sentido de experiencia de una manera vinculante, sensible y sustentable. Bolivia comienza a generar estos contenidos en las revistas famosas.

A esta nueva experiencia se siguen sumando más invitados estratégicos, en la 5ta edición traemos a la editora digital de Vogue Cristina Chamorro, que con apenas 28 años es una de las más influyentes latinoamericanas. Ella viaja con su cámara y hace entrevistas a estas personas. Eso le da un sentido más amplio de lo que se puede documentar, no sólo de moda o ropa.

¿En el camino se van sumando a este proyecto nuevas marcas o instituciones que tienen que ver con la gestión pública? Hemos trabajado con algunos municipios, sobre todo en Santa Cruz gestionando nuevos espacios. Desde 2018 la alcaldía de La Paz se suma al proyecto después de la vinculación en el mercado de industrias culturales La Paz 3600, con tours únicos de experiencia a talleres que nunca habían abiertos sus puertas como Sombreros Illimani o Bordados Coritika de los años 30. Lo mismo sucede con una visita oficial de Vogue a los talleres de la diseñadora Beatriz Canedo Patiño (+), una nota a Daisy Wende que nos regala uno de los pocos ejemplares de su libro de la moda y nosotros lo cedemos a la biblioteca de la revista Vogue en México.

Todo esto suma; corrientes solventes de gastronomía, Live Style, hotelería. Del mismo modo las embajadas acreditadas en Bolivia se han involucrado en este movimiento, empresas bolivianas como la Cervecería Boliviana Nacional (CBN) con la causa Huari con quienes buscamos revalorizar el origen del textil andino con proyectos con las artesanas del lugar; y con la multinacional Huawei que nos aporta en la calidad de sus comunicaciones. Se suman aliados, como en este último caso nos permite documentar la experiencia con sus tecnologías y herramientas de trabajo poderosas en tiempo real, logrando la difusión de contenidos de alta calidad al mundo.

Actualmente, vemos la apertura del Gobierno central con el proyecto de Intervenciones Urbanas, lo que nos motiva a presentarnos a convocatorias y tantas oportunidades que se ven. En resumen, se ha tejido una red de vínculos. Estamos comprometidos todos en esta locura.

¿Cómo redondeas tu experiencia? Que la moda de Bolivia tiene un lugar en el mundo, que hay una historia que contar, una expectativa y gente que quiere seguir contando y reescribiendo esta historia. Se está haciendo mucha gestión de talentos a nivel de cultura y sobre todo el orgullo del país de trascender a estas casas editoriales es un sueño mío y de muchas personas que están en esto.

 

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