Freddy Mamani, nuevas formas andinas

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Se trata de uno de los personajes seleccionados por dat0s. Freddy Mamani es el principal exponente de un modelo arquitectónico de diseño andino que está creciendo exponencialmente en el país y en el exterior. “Freddy Mamani Silvestre es un ingeniero, albañil y arquitecto autodidacta boliviano, reconocido por su trabajo conocido como nueva arquitectura andina o arquitectura transformer, con más de 60 proyectos construidos en la ciudad boliviana de El Alto”. Es así como lo reconoce la biblioteca virtual más influyente de internet: Wikipedia.

En 2015 la curiosidad por su trabajo condujo a periodistas de diferentes partes del mundo a visitar Bolivia para hablar con él para certificar su trabajo. El arquitecto boliviano y el pionero de la arquitectura andina, fue invitado a varios países para dar charlas sobre su aporte a esta nueva forma de diseño que ha revolucionado los ambientes urbanísticos y las nuevas formas de la decoración. El experto compartió en 2015 su experiencia  sobre  el fenómeno arquitectónico que se está viviendo El Alto, con las  casas denominadas “cholets”. Aunque a él no le gusta la denominación, más allá su trabajo ha sido un aporte valioso y de gran imaginación e ingenio. Mamani simplemente dice que su obra se identifica con la Nueva Arquitectura Andina.

Mamani vive en la ciudad de El Alto donde están concentrados sus principales diseños. El artista nació en Catavi, provincia Aroma del departamento de La Paz. Proviene de una familia numerosa. Tiene seis hermanos, cuartro varones y dos mujeres. Tiene una relación casi de piel con El Alto. Asegura que su trabajo es un aporte a su propia identidad y orden urbanístico para que sea una de las mejores ciudades del país después de Santa Cruz. Dice que quería ser ingeniero, pero no tiene ningún problema al plantear que ahora tiene tres profesiones: “soy técnico superior en construcciones civiles, ingeniero civil y arquitecto”. Su trabajo está inspirado en las figuras tiwanacotas y los tejidos de la zona andina: aguayos, taris, chulos, chuspas y otros donde hay muchos colores y diseños de varias combinaciones.

Mamani dice que su trabajo se puede replicar en cualquier tipo de construcciones como en estadios, construcción de plazas, campos deportivos, pero donde se ha reflejado una mayor aceptación es en edificios, casas y apartamentos en los que por lo general el encargo es que en la planta baja funcionen galerías para el comercio, en las dos siguientes plantas se instalan salones de fiestas y en las siguientes plantas pisos de departamentos de alquiler y en el último piso un “chalet” en el que vive el propietario. Una combinación entre negocio y vida familiar muy extendida en la cultura aymara que ha demostrado complementar perfectamente ambas características. Dice que los que más lo buscan son familias que se dedican al comercio, la minería, transportistas que viajan al extranjero y otros.

Mamani desmistifica que sea por el proceso de cambio impulsado por el actual Gobierno el que lo impulso a desarrollar estos proyectos. Trabaja en la construcción hace por lo menos 18 años y confiesa que durante este tiempo ha construido casi 300 obras pero con la arquitectura andina, en los últimos años, por lo menos 60 obras concluidas y unas 20 en ejecución.

Sus construcciones tienen un costo promedio entre US $200.000 a 300.000 y el tiempo que le toma la construcción de cada vivienda varía dependiendo el tamaño entre 2 a tres años.