Las 7 inigualables vidas del rock

 Por Marco Basualdo (Buenos Aires)
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Kiss concierto rock Buenos Aires Argentina

Escuchar a Deep Purple, Scorpions, Kiss y Avantasia -en un día- es de hecho un rencuentro a lo más alto del cielo en la cumbre del rock. Allí estuvo dat0s.

Los jurásicos del rock reviven. Aunque el auge de los decibeles parezca caducar, ellos, cada tanto, dan señales de vida. Sucedió hace algunas semanas en Buenos Aires, Argentina, donde seis agrupaciones sacudieron los cimientos del escenario de turno. El título del evento fue Masters of Rock, en el cual se juntaron en escabrosa cofradía los estadounidenses de Kiss y Halloween, los ingleses de Deep Purple, los alemanes de Scorpions y Avantasia, y los locales de Horcas.

Depp Purple concierto rock Buenos Aires Argentina

El evento fue convocado en los dominios del ex Parque de la Ciudad, un antiguo patio de diversiones, hoy abandonado, que hizo de marco ideal para tamaña congregación de las huestes de pelo largo. Empezó de día y concluyó muy tarde a la noche. Como manda el rock. Los bolivianos Ariel Reyna y Diego Melgar recorrieron tres mil kilómetros y algo más para decir presentes. “No se iban a presentar en Bolivia, y con el cambio en pesos nos convenía venir, así que viajamos dos días y aquí estamos”, contó Ariel, enfatizando en que quería contemplar el show pecaminoso del grupo maquillado liderado por Paul Stanley, Kiss.

Las puertas se abrieron y la música comenzó a sonar pasadas las 13.30. Al frente del escenario se mostró el grupo Horcas, la legendaria banda argentina de heavy metal, que lleva pisando los escenarios desde 1988, con más de treinta años de trayectoria y más de doce álbumes de estudio en su haber, en cuya performance no podían faltar clásicos como “Sin salida”, “Punto final” o “Cazador”. El rock resurgía para todos.

Avantasia Concierto rock Buenos Aires ArgentinaFue una presentación de alrededor de 45 minutos para luego dar pie a los también metaleros, aunque sinfónicos, de Avantasia. La banda liderada por Tobias Sammet, desplegó un abanico de sus más pesadas canciones en esta su primera incursión por el continente “sudaca”. Los fans pudieron disfrutar de los épicos temas de “The Scarecrow” y “Twisted Mind”. Pasada esta segunda agrupación, el terreno ya estaba labrado para los pesadísimos de Hallowen. Este grupo considerado como los padres del power metal, fundado en Hamburgo, Alemania, en 1984, plasmó el regreso de su fundador Kai Hansen, con quien se tocaron los clásicos más coreados de la banda como “Murderer”, “Warrior” y “I Don’t Wanna Cry No More”.

 

Los alemanes pasaron y le llegó el turno, a eso de las 17.30, de una de las bandas más ovacionadas por su longevidad y tenacidad en la historia del rock mundial: Deep Purple, que con el nuevo guitarrista Simon McBride que reemplazó a Steve Morse, empezó su performance como casi siempre lo suele hacer interpretando el clásico “Highway Star”, a la que le siguieron otros himnos como “Lazy”, “Pictures of home”, “When a blind men cries”, entre otros, para el cierre inevitable de “Smoke on the Water”. “Nunca había visto a Deep Purple, que lo escuchaba mi padre. Es un sueño cumplido”, dijo emocionado el paceño de Diego. Y la fiesta aún continuaba.

La oscuridad bonaerense llegaba y el turno era de Scorpions, que desplegó un rosario de sus temas más coreados como “Holiday”, “Rock You Like a Hurricane”, “The Zoo” y el remate con “Still loving you”. A esta altura, los focos del escenario empezaron con su protagonismo lumínico y sirvieron de preámbulo para la que sería sin dudas la presentación más pirotécnica de la noche: los pantomimos cirqueros de Kiss, quienes habían declarado días antes que este tour 2023 sería, ésta vez sí, la última incursión del cuarteto en Sudamérica. La icónica banda estadounidense de hard rock ya había decidido poner fin a casi 50 años de trayectoria con la gira del 2022 “End of the Road World Tour”, pero se dieron el gusto de volver a tocar en esta ciudad para el Masters of Rock.

Al grito de “Buenas noches, Buenos Aires”, su cantante y guitarrista Paul Stanley, comandó una serie de clásicos de la banda; a la par el violero Tommy Thayer simulaba disparar contra unos platillos voladores con su guitarra, y tanto Gene Simmons como el batero Eric Singer sostenían con sus instrumentos toda esa aplanadora de música rock de la pesada. Sonaron temas como “Deuce”, “Rock & Roll All Nite”, “Detroit Rock City”, “Shout It Out Loud” y el bailable con el que cerraron la fiesta de “I Was Made For Loving You”. Terminado el espectáculo, las huestes de negro retornaron beatificados a su encuentro con la noche.

El rock no había muerto. El rock aún vive.