Luiz Ruffato: La literatura en Brasil la escriben hombres blancos burgueses

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Foto: Cortesía Google

Hijo de una familia de inmigrantes italianos, el escritor Luiz Ruffato irrumpió con su polifacético retrato de las clases obreras urbanas en una literatura que considera escrita en su mayoría por “hombres burgueses, blancos y católicos”.

Univisión noticias/EFE.- “Mi madre era una lavandera analfabeta y mi padre un vendedor de palomitas semianalfabeto. Yo fui obrero textil, tornero mecánico, camarero, pero cuando llegué a la Universidad y empecé a leer descubrí que las clases obreras no estaban representadas en la literatura”, dice Ruffato en una entrevista con Efe en Buenos Aires.

Ruffato (Cataguases, 1961) decidió entonces volcar sobre el papel su mundo, sus amigos, su barrio, sus padres, pero recuerda que le asaltó una paradoja: “¿cómo escribir sobre el proletariado con una forma tan burguesa como la novela?”.

La respuesta fue “Ellos eran muchos caballos”, un libro al que asoman decenas de las voces que coexisten en las calles de Sao Paulo un día de mayo del año 2000.

Voces tan variadas como la de un perro callejero pateado en las costillas, una bebé merodeada por las ratas o un millonario traficante de armas celebrando el cumpleaños de su hijo, entre muchas otras.

“Ellos eran muchos caballos” (Eterna Cadencia), de reciente publicación en España, fue galardonado con el premio Machado de Assis, que otorga la Biblioteca Nacional de Brasil y permitió a Ruffato sentar las bases para “Infierno provisorio”, una reflexión sobre los cambios vividos en Brasil durante la última mitad del siglo XX.

“A través de historias aparentemente sueltas y sin una cronología evidente, reflexiono sobre el paso de una sociedad rural, con espacios amplios y tiempo sucesivo, a una sociedad posindustrial, de espacios pequeños y tiempos simultáneos”, describe.

El autor considera que, ya en este siglo, las políticas del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, “han cambiado radicalmente el país” y “han logrado algo histórico y revolucionario, sacar a 32 millones de personas de una situación de riesgo social, de hambre y miseria”.

Aún así, Ruffato indica que Brasil tiene aún como asignaturas pendientes mejorar la distribución de la riqueza y la educación primaria y secundaria.

“Un país, como Brasil, que no se preocupa por la educación de los niños no es un país democrático. La situación de la educación es una tragedia y creo que es uno de los orígenes, junto a las drogas, del problema de la violencia”, añade.

Para el escritor brasileño, en la última década la literatura brasileña se ha diversificado y se han sumado nuevos puntos de vista, entre ellos el de los jóvenes nacidos en las periferias de las grandes ciudades que permiten, por primera vez, conocer lo que sucede allí de primera mano.

Sin embargo, Ruffato opina que “el propio sistema absorbe estas miradas” y provoca que las editoriales creen sellos específicos o se presenten mesas de escritores marginales, por ejemplo.

“También pasa con la literatura feminista o gay. Se tiende a verlas como subliteraturas, para diferenciarlas de la Literatura que escriben los hombres blancos, católicos, de clase media, burgueses y así mantener los prejuicios”, remarca el creador de “Fui a Lisboa y me acordé de ti”, su última novela.

Ruffato, invitado este fin de semana al Diálogo de escritores latinoamericanos de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, destaca los escasos vínculos entre la literatura brasileña y la del resto del continente al que pertenece.

“Siempre hago la misma prueba, busco antologías de cuentos latinoamericanos y casi nunca encuentro cuentos brasileños”, lamenta.

La distancia no se limita a la literatura, según el escritor, quien percibe como “muy particular y dolorosa” la situación de Brasil en América Latina.

“Somos un país de lengua portuguesa en un universo de lengua española, estamos volcados físicamente hacia la costa occidental y, por tanto, de espaldas al continente y tenemos una gran influencia africana y de inmigrantes no ibéricos”, señala Ruffato como características propias que les separan de sus vecinos.

EFE