Mariano Baptista Gumucio: Señor Museo
“Lo he hecho porque ni los libros ni el periodismo gráfico, cada vez más reducido, ni la escuela pueden llegar a tanta gente, como lo hace un museo. Vargas Llosa, dijo recientemente que “un museo valía más que 10 escuelas”.
A usted sus amigos lo llaman “mago”…
Sí, es por una tradición familiar, pues a los Marianos de mi familia, los han llamado siempre así. Pero me ha gustado más el nombre que me puso la portera de la antigua Alcaldía de Viacha, que como no sabía bien mi apellido, me empezó a llamar Sr. Museo, cuando me colaboraba a montar los cuadros de Ingavi.
¿Qué ha logrado en este campo?
Varios salones y repositorios, algunos los he trabajado ad-honorem, y otros con pequeñas compensaciones. Los más importantes son los que hice en las antiguas prefecturas de Potosí y Oruro, que ahora los han heredado las gobernaciones, con pinturas de gran formato, de las iglesias y las ciudades respectivas, muchas de las cuales ya habían desaparecido o fueron robadas, quedando sólo sus imágenes.
Recientemente he entregado a la Alcaldía de Viacha, un enorme salón sobre la historia de Bolivia en el siglo XIX, pero concentrándola en la batalla de Ingavi, que es el hecho épico más destacado que ha vivido ese pueblo y por supuesto, fundamental para nuestra nacionalidad. El museo contará incluso con algunos objetos personales del Gral. José Ballivián y libros de la época.
Últimamente entregó un salón en Santa Cruz.
Evidentemente. Después de un trámite que duró dos años y medio logré, con el apoyo del Rector Reymi Ferreira, que se plasmara este proyecto, que consiste en poner con las propias palabras de Gabriel René Moreno y sus contemporáneos, su vida y pensamiento, a través de 84 láminas, la mayoría de 70×50 cms., plastificadas y enmarcadas, pero otras de mayor tamaño, hasta de 2 metros de base.
¿Solamente láminas?
No, también hay un rincón con un sillón y un escritorio de la época, un tintero y plumas de ganso, que presumiblemente pertenecieron a René Moreno y varios libros, así como 50 tarjetas de puño y letra, que él utilizaba para componer sus obras.
¿No usaba máquina de escribir?
No, porque la invención se popularizó hacía 1880 y como sucede ahora con las personas mayores, en relación a la computadora, René Moreno prefirió continuar con la tinta y la pluma hasta el final de sus días. Y hay que considerar que de esa manera, escribió las miles de tarjetas que conformaron sus libros y copió e interpretó, otros cientos y miles de periódicos, documentos y libros, para componer sus Bibliografías Peruana y Boliviana.
El visitante, en un corto tiempo, podrá saber que hizo René Moreno, por qué es considerado “príncipe de las letras bolivianas”, por qué al final de su vida fue canallescamente tratado por algunos sectores de, “traidor a la patria”, al haber sido renuente mensajero de Chile ante el presidente Daza en Tacna, sus viajes a Buenos Aires, Lima, Londres y París, ayudado por su amigo Aniceto Arce y el legado que le ha dejado a Bolivia y que hoy se halla en la Biblioteca Nacional de Sucre.
¿Tiene otros proyectos de museos?
Sí, un museo en La Paz, sobre Franz Tamayo y los escritores paceños, en Cobija sobre la historia del caucho y la guerra del Acre, otro en Trinidad, sobre las misiones jesuíticas, en Cochabamba sobre el siglo XIX de Bolivia y la influencia de Melgarejo, otro en Catavi, Llallagua sobre Simón I. Patiño y otro en Camargo sobre Carlos Medinaceli y la Chaskañawi.