“Necesitamos profesores para hacer una orquesta bien”

Por Javier Sarmiento
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Crisanto, música, misiones chiquitanas, Bolivia
Foto: M. Rivera

La Fundación Latinoamericana para el Desarrollo (FLADES) y dat0s se trasladaron a Santa Ana de Velasco, bella población del oriente que forma parte de las misiones chiquitanas, territorio dominado por una espiritualidad religiosa a punto de sonar en los árboles que derraman sombra y regalan una contemplación casi onírica que se desprende de las melodías de los instrumentos y el trinar de los pájaros que juegan como los instrumentalistas al acariciar las cuerdas de sus violines andantes. En la población, luego de recibir la bendición de su estado superior, pudimos introducirnos en este mundo de encanto. Hablamos con Crisanto Rocha Tomichá joven de 16 años, como podríamos haberlo hecho con otros tantos jóvenes y niños como él deseosos de imaginar que pronto como por la ventura de Dios se extinguirán las dudas y pronto aquí se levantará un mundo que los cobije y reencarne para dar rienda suelta a ese encanto que tiene un nombre: un mañana mejor.

Mi nombre es Crisanto Rocha Tomichá, tengo 16 años recién cumplidos en octubre, dice nuestro entrevistado de frente a la cámara antes de ensayar algunas vibraciones de las cuerdas de su violín.

¿De dónde eres? Soy de aquí, de Santa Ana de Velasco, un pueblo maravilloso.

 ¿Naciste acá? Si, nací acá.

¿Cómo ha sido tu vida? La verdad mi vida ha sido un poco dura de pequeño porque tuve una enfermedad muy grave en la pierna, tuvieron que cortarme 6 cm de la pierna derecha, y pues estuve un tiempo en silla de ruedas, con muletas, en tiempo de escuela cuando comencé a ir al kínder mi madre me llevaba en silla de ruedas, una que otra vez hemos encontrado víboras en el camino, ¡pa que! (ríe) susto para mi madre…! Y así comenzó mi vida, muy dura la verdad.

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¿Cómo le ganas a eso? Yo creo que con la ayuda de Dios llegué a superar esa enfermedad, porque estuvieron a punto de cortarme la pierna, ya estaba decidido que iban a cortarme la pierna, hasta que algún que otro padre y un monseñor de Santa Cruz ayudaron a mis padres económicamente para pagar la operación, y gracias a Dios no me cortaron la pierna.

¿Y la música, por qué te gusta? ¿de dónde te viene? La música, creo que viene en la genética, ¿puede ser? Viene de mis abuelos, mis dos abuelos eran músicos, y a mí me gusta igual, porque de pequeño era travieso, iba por un lado y, por otro lado, en ocasiones, sacaba algún instrumento de los abuelitos, me iba con la caja a mi casa, y los abuelitos buscaban y buscaban. En el violín, yo agarraba dos palos y simulaba un violín, como era muy andante, mi tío, que era profesor de violín acá en Santa Ana, me dijo que para no estar andando y haciendo travesuras por ahí, pase y empezamos a practicar; otro día volví y volví, así fui y a las dos semanas ya di mi primer concierto. Vio que tenía interés, y practicaba mañana, tarde y noche, me gustaba mucho la verdad. Así fui y ahora se más, quizá no soy profesional como quisiera ser, pero quiero llegar a serlo.

¿Qué sientes con la música? Hay diferentes sentimientos cuando toco violín, hay sentimientos tristes cuando toco temas tristes, tocas con sentimiento acordándote de una cosa u otra, y hay otros de alegría, donde estas tocando y sientes dentro la alegría, comienzas a reír por dentro, es muy bonito.

¿Qué se necesita para que la música pueda seguir? Lo primero que se necesitaría es la economía para los profesores, porque un mes los contratan, al otro mes no los contratan, y para que no muera algunos vienen por su cuenta, y eso está atrasando a la escuela de música. Había otro profesor que venía y ya no lo contrataron, eso es muy triste porque necesitamos avanzar. Y otra cosa son los instrumentos, que ya son muy antiguos y el sonido ya no es tan bueno, mi instrumento da todavía bien, pero me han dicho que con otros puedo tener muchísimo más sonido y calidad. También necesitamos profesores de distintos instrumentos para hacer una orquesta bien.

¿Tienen un lugar para ensayar? No, ahora no tenemos donde ensayar, nos prestamos el cabildo a veces, pero cuando hay reuniones, ni modo pues, tenemos que buscar donde ensayar, en ocasiones fuimos a mi casa, por motivos de espacio, no hay, no tenemos un lugar para la orquesta solamente.

La música une a todos, a la selva, a la gente, ¿tú crees que hace eso? Yo creo que sí, une todo eso, porque… ¿cómo te puedo decir? Es muy difícil explicarlo para mí, es algo que te llega acá (toca su corazón), un sentimiento de unión, no sé cómo decirlo la verdad, pero sí, yo creo que sí.

¿Cómo te imaginas el futuro, qué quisieras en el futuro para los niños? Quisiera que haya una orquesta bien grande que sea reconocida, no solo acá en el país, sino en otros países, eso quisiera, que sea reconocida, que participemos en algunos eventos allá afuera y mostrar el talento, porque si hay talento.

Crisanto, profesores de música, misiones chiquitanas, Bolivia

M. Rivera

¿Cómo te consideras como persona? Yo… pues no sé, como que no se estar tanto en mí, como que todo es ensayar y practicar, y la escuela… y no me he puesto a pensar mucho en como soy yo, como me definiría.

Sé que tu abuelo ha fallecido. A mi abuelo, que yo quisiera cumplir algo de lo que él me dijo, que no me quede aquí, que salga más allá, él hablaba conmigo y pues… (se le quiebra la voz), él hablaba conmigo y me decía que yo tenía talento, porque sus primeras canciones las aprendí solo escuchando, no había partituras, ni profesores tampoco, donde él empezaba a tocar, yo tenía que escuchar bien para poder igualar, yo tenía que escuchar y el tocaba sus temas, me decía este es tal tema, tocaba y yo escuchaba… trataba de imitar todo, me costó un poco aprender sus temas, aunque no todos, porque son muchos y a veces uno se olvida. Y pues… que ¡si voy a llegar más allá, quiero llegar más allá!

¿Qué le dirías a tu abuelo que quizás te está escuchando? Que lo extraño muchísimo, quisiera volver a tocar con él, que me hable sobre la cultura, porque aparte de la música, no solo era la música, sino que me hablaba del templo, que tal columna tanto… de sus libros… porque a él le gustaba leer. Él fue parte de la historia de Santa Ana, él ha dicho como era esta iglesia… ¡Sí! Él conocía todo lo de la iglesia, su historia, muchas cosas de la iglesia sabía, él me contaba a mí también, y… no termino de contarme, porque quedamos ahí, se enfermó, yo iba a su casa, lo visitaba y era para una historia… Justamente esta noche iba a ir para allá, pero a ver si para (ve la lluvia caer).

“Quisiera que haya una orquesta bien grande que sea reconocida, no solo acá en el país, sino en otros países, eso quisiera, que sea reconocida, que participemos en algunos eventos allá afuera y mostrar el talento, porque si hay talento”

 

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