Los diferentes gobiernos del Sudeste Asiático niegan a estas mujeres el acceso a derechos básicos como la justicia, la sanidad o la libertad de movimiento
EFE | BANGKOK.- Más de 50 trabajadoras de la industria del sexo en el sudeste de Asia combaten a través de una muestra de arte en Bangkok la discriminación que sufre este colectivo por parte de la sociedad y las autoridades de sus respectivos países. La exposición, inaugurada en el Centro de Arte y Cultura la semana pasada, mezcla pinturas al óleo, esculturas de material reciclado, fotografías con mensajes escritos y autorretratos pintados sobre cristal.
“Los diferentes gobiernos de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) niegan a las trabajadoras del sexo el acceso a derechos básicos como la justicia, la sanidad o la libertad de movimiento”, reclama P’Noi, fundadora de la organización tailandesa Empower, dedicada a luchar por los derechos de este colectivo en Tailandia.
Esa fundación, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la ASEAN, patrocinó esta muestra artística que, presentada bajo el lema: “Sin embargo, ¡todavía bailamos!”, reivindica la ausencia de protección y la incertidumbre que afronta este grupo considerado marginal. “Al igual que los gobiernos, las trabajadoras del sexo también están preocupadas por qué pasará tras la integración económica de la ASEAN en 2015”, señala la activista tailandesa.
Dentro de dos años, la ASEAN creará su Comunidad Económica que facilitará el tránsito de bienes, servicios y trabajadores cualificados entre los países miembros: Birmania (Myanmar), Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam. “En estos países hay 1,8 millones de trabajadoras del sexo, cuatro veces la población de Brunei”, destaca Empower sobre el mercado de 620 millones de consumidores que forma la ASEAN.
“Cuando los políticos hablan del crecimiento de los ingresos en el sector turístico contabilizan el dinero proveniente del comercio del sexo, sin embargo, estas ‘autónomas’ son invisibles para las administraciones”, sostiene P’Noi.
Sin ninguna ayuda
El colectivo tailandés denunció que, a diferencia de otros sectores, ellas no tuvieron ayuda alguna de las autoridades por las masivas manifestaciones antigubernamentales que paralizaron el centro comercial de Bangkok en 2010 durante varios meses y las graves inundaciones que afectaron a medio país al año siguiente.
Las birmanas han acompañado su petición “igualdad para todos” con un grabado en carboncillo con los rostros de activistas por los derechos de la mujer, como Hillary Clinton y Angelina Jolie. Fotografías que denuncian la corrupción y otras que promueven el uso de preservativos son las creaciones de filipinas y malasias; mientras que las laosianas utilizan espejos para dibujar su “retrato” ante la sociedad.
La delegación de las prostitutas de Tailandia proponen al visitante colocarse en la cabeza una bolsa de cartón decorada con diversos motivos y sacarse una instantánea que pasará a integrar un mural en el museo. Los grupos de Vietnam y Timor Oriental optaron por crear sendas esculturas sobre la representación de la mujer y el hombre en este negocio.
“A pesar de las diferencias culturales y religiosas que puedan surgir en estos países, lo importante son las personas. Ellas son la base de la sociedad y todas merecen los mismos derechos”, apunta Marta Vallejo, del PNUD.
Esta agencia de la ONU también trabaja en otras iniciativas como una mesa donde se sientan a dialogar en busca de soluciones representantes de las prostitutas y gobiernos locales de manera conjunta. “Nuestra organización lleva años informando a trabajadoras del sexo en derechos y leyes para que puedan defenderse y para que también defiendan a sus compañeras. Es una manera efectiva de extender las redes y ampliar la protección de este colectivo”, sentencia la fundadora de Empower.
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